Crítica de la serie documental de Movistar+ El Palmar de Troya

Si eres del todo ajeno a la historia de El Palmar de Troyay a la enormidad de cultos paganos y escisiones de la Iglesia católica que abundan en nuestro país y en el mundo entero, es muy probable que la serie documental de Israel del Santo te impacte y mucho. Máxime cuando descubras que, lejos que haber terminado, sigue su curso imparable.

En realidad, podría ser el guión de una película completamente ficticia, porque incluye toda clase de eventos desde que todo comenzara en 1968 que resultan a cual más rocambolesco. Por aquel entonces, cuatro niñas de 12 y 13 años afirmaron que se les había aparecido la Virgen María en la finca de la Alcaparrosa, a un kilómetro de la aldea de El Palmar de Troya, en la provincia de Sevilla.

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Semanas después, varios vecinos afirmaron que habían sido testigos de otras apariciones y en el verano de ese mismo año se construyó un altar que sería la primera piedra de la Iglesia cristiana palmariana, una ostentosa basílica de 3.000 metros cuadrados erigida gracias a las generosas donaciones de los fieles en una finca de 15.000 metros cuadrados que compraron Clemente Domínguez y su socio Manuel Alonso, creadores de la Orden de los Carmelitas de la Santa Faz.

Ya en el 78, tras la muerte del papa Pablo VI y el concilio vaticano, esta facción se escindió de la Iglesia católica con la excusa de defender el purismo del culto renombrando a Clemente Gregorio XVII y autoproclamándose él como el "verdadero papa", "emperador del Universo" y garante de la doctrina y las estrictas normas de la orden bajo pena de excomunión.

Cuarenta años después, en junio de 2018, Ginés, el tercer papa de El Palmar de Troya, que había dejado su cargo sin previo aviso abandonando las instalaciones de la congregación por su propia voluntad, regresó a ellas junto a su esposa, con la que se había prodigado por programas de televisión y revistas del corazón, con la voluntad de recuperar valiosas joyas que allí se custodiaban. Este intento de robo con reyerta con armas blancas incluidas, se solventó en los juzgados, pero la serie recoge otros sonados escándalos, la sombra de abusos sexuales, anécdotas inverosímiles y todo tipo de acusaciones que han marcado los más de cincuenta años de esta congregación religiosa que funciona como una gran secta creando una realidad paralela para sus fieles y abduciéndolos de su entorno social.

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El Palmar de Troya - Galería de imágenes (4 imágenes)

Uno de los grandes aciertos de la serie documental de Movistar+ es que deja que sean los testimonios de los implicados los que guíen el relato: desde los que vivieron los primeros momentos de "histeria colectiva" ligados a la exaltación de la fe por parte de aquellos que se decían médiums y videntes hasta personas ligadas al culto como obispos, monjas y curas excomulgados pasando también por los relatos de otros retirados pero aún creyentes, periodistas, teólogos e incluso psicólogos clínicos que muestran el mundo de la Iglesia palmariana desde dentro y desde fuera.

Como decíamos más arriba, el grado de surrealismo es tal que, en algunos momentos, todo cobra un cariz casi cómico, de no ser por el hecho de que bajo esa aparente risión se esconde un drama brutal encerrado entre los muros de seis metros que cobijan aún a día de hoy la basílica y sus inmediaciones.

El gran valor de esta recopilación de relatos que sirven de espina dorsal a la narración es el de hacer que aflore el espíritu crítico de la audiencia sin dejar nunca de lado un enfoque tragicómico: no te subraya qué es lo que tienes que pensar, sino que deja que las cosas caigan por su propio peso... Y vaya si terminan cayendo.

Lo que de alguna forma se podría justificar (solo en parte) a finales de los años 60 por esa ingenuidad característica de años de represión y religión impuesta en el tardofranquismo unida al impulso económico de una zona tan deprimida y pobre, se convierte en una pesadilla sectaria en la cual el culto al líder, la anulación de la voluntad propia y un férreo estilo de vida controlado al milímetro son las notas dominantes de una congregación megalómana con tentáculos esparcidos por numerosos países: Alemania, Estados Unidos, Irlanda, Escocia, Argentina, Panamá...

A ellos se suman por una parte imágenes y audios de archivo escalofriantes así como recreaciones que tratan de ilustrar aquellos pasajes de los que no hay constancia de material documental, apariciones marianas incluidas.

El Palmar de Troya es un viaje a las entrañas de la España profunda, por una parte, y una constatación de las incongruencias y la hipocresía que rodeó la creación, la ampliación y el liderazgo de una congregación mediáticamente polémica desde sus mismos inicios con momentos tan estrambóticos como la canonización de Franco, Primo de Rivera, Escrivá de Balaguer, Cristóbal Colón, Calvo Sotelo o el Cardenal Cisneros; la escritura de la sagrada biblia palmariana en la que se reconoce la inspiración en una novela de ciencia-ficción con viajes interestelares aplicados a los textos; la perversión de los preceptos básicos que constaban en la ordenación de sacerdotes y monjas entre los que se recogían la castidad y la pobreza; la creación de una guardia papal cuasi militar o el acoso y aislamiento sufridos por quienes se han atrevido a apostatar y abandonar el culto y que han necesitado terapias para superar las crisis de ansiedad y los problemas para reinsertarse en la sociedad.

Sería para reír a carcajadas si no fuera todo cierto y no hubiera en juego vidas humanas aplastadas por un sistema abusivo y niños que no han conocido otra realidad que la que le han impuesto y que siguen atrapados, quizás sin siquiera saberlo.

A lo largo de los cuatro episodios de El Palmar de Troya titulados "Bendita tú eres", "Entre todas las mujeres", "Cuidaos de los falsos profetas" y "El lobo con piel de cordero", tenemos tiempo de estremecernos, sentir perplejidad e impotencia, reírnos con las explicaciones y justificaciones de antiguos líderes a sus acciones y también de ver cómo algunos testimonios nos rompen el corazón.

Es sin duda una de las propuestas más arriesgadas y conmovedoras de Movistar+ en las que, eso sí, hay algunos saltos temporales que nos privan, sin duda, de algunos pasajes desconcertantes que quedan sustraídos del relato, como su legalización por parte del Tribunal Supremo, las imágenes obtenidas con cámara oculta por Miguel Ángel Fernández y David Cantero y otras que a buen seguro nunca han llegado a ver la luz teniendo en cuenta la opacidad, el oscurantismo y el estricto control que ejerce la congregación sobre sus fieles. Alucinante.