Crítica de Sin tiempo para morir: un colofón sensacional para el Bond más humano y poliédrico

Nada puede prepararos para Sin tiempo para morir: protegeos de los spoilers para disfrutar de esta película al máximo y cerrar así el arco de quince años y cinco películas a lo largo de las cuales hemos disfrutado del gran Daniel Craig en el rol de James Bond.

Y para que vaya por delante: su esfuerzo ha sido impecable a la hora de construir una iteración única, nueva y muy satisfactoria de un personaje inmortal.

Solo hay una forma de comenzar la crítica de una cinta como ésta: expresando agradecimiento por el trabajo bien hecho y conste que Sin tiempo para morirse ha enfrentado, probablemente, a uno de los procesos de producción más duros de una película de 007, con abundantes problemas durante el rodaje, además de una pandemia de por medio.

Ahora que por fin llega a las pantallas el próximo 1 de octubre, no dudéis en disfrutarla por todo lo alto, con la mejor calidad de imagen y sonido posible, porque es un verdadero festín a nivel visual y sonoro.

Vamos a empezar hablando precisamente de la banda sonora de Hans Zimmer, que tiene a bien introducir remezclas de temas míticos compuestos por John Barry además de dejar sembradas otras pistas musicales que nos remiten a personajes emblemáticos de esta última etapa de Bond entre las que no podría faltar Vesper.

Pero hay que alabar especialmente su trabajo porque en esta ocasión abraza un estilo casi clásico, alejado de sus habituales efectismos que nos desplaza, como casi todo en la película, al pasado. Lo tiñe todo de una nostalgia muy especial y evocadora, pero tiene también personalidad propia.

El tema de Billie Eilish, siendo estupendo, queda muy lejos de partituras por las que ha pasado medio siglo, que se dice pronto, sin que hayan envejecido un solo segundo y cuyos acordes son capaces de concentrar tamaña carga de sentido.

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Sobre los personajes, hay mucha tela que cortar... Una de las grandes sorpresas de Sin tiempo para morir es el hecho de que desarrolla la faceta más humana de Bond, que es algo que comenzamos a ver desde Casino Royale pero que aquí eclosiona de una forma inesperada contando con el romance como principal vehículo.

El tándem con Léa Seydoux y la química entre ambos intérpretes es por tanto esencial para conseguir desarrollar esa dimensión tan emocionante y arrolladora.

A todas luces estamos ante una continuación directa de Spectre, aunque se desarrolle una nueva y conclusiva historia. Esto implica la presencia del Blofeld de Christoph Waltz y el cierre de algunos cabos sueltos antes de que la trama eche a volar por libre. Pero lo interesante es que es una cinta fiel a lo que se espera de ella y coherente con todo el arco argumental de este quinteto de películas.

Quienes esperéis al Bond duro, inquebrantable y hasta fantasmón, vais a encontrar lo que buscáis: a la película no le falta acción, contando con persecuciones, explosiones, coreografías de lucha cuerpo a cuerpo y con armas a diestro y siniestro sin que se echen en falta los cochazos vintage con gadgets ocultos, los cachivaches de Q y las armas biológicas transformadas en amenaza mundial.

También tenemos a un digno malvado interpretado por Rami Malek que hace un buen trabajo defendiendo su rol, aunque tenga una presencia limitada. Consigue erigirse en fantasma del pasado y a la vez en un oponente retorcido, aunque también parezca algo sobredimensionado.

El guión acusa a veces la extensión del metraje con algunos bajones de ritmo que, en cualquier caso, terminan llevándonos de clímax en clímax.

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Sin tiempo para morir - Galería de imágenes II (4 imágenes)

Lo que más expectación ha venido generando, que es el esperado reemplazo de Bond, es un tema que queda completamente en el aire, a pesar del juego de espejos que se hace con la nueva agente doble cero interpretada por Lashana Lynch. Personaje, por cierto, algo antipático que causó cierta aversión de forma prejuiciosa pero que, de facto, no termina de funcionar.

Por el contrario, la presencia de Ana de Armas sí que supone una bocanada de aire fresco: su aparición es digna de aplauso no solo por la solvencia de la actriz sino también por el dinamismo, descaro y diversión que proporciona su personaje a un metraje, por lo demás, mucho más denso y dramático en general y con un tramo final arrasador.

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Sin tiempo para morir - Galería de imágenes I (3 imágenes)

Sin tiempo para morir va a ser una película que va a despertar una fuerte reacción en el público porque te lleva donde nunca antes te ha llevado la saga a nivel emocional y supone un cambio espectacular que remueve los cimientos sobre los que se ha edificado una de las franquicias más prolíficas de la Historia del Cine. 

Es más, la película número 25 de Bond entrará con letras de oro entre las que supusieron un tsunami cuyas consecuencias, en este momento, son impredecibles. Vedla, gozadla y tened en cuenta que puede que no sea perfecta, ni siquiera la mejor de este arco, pero sí única, atrevida e inenarrable: como vivir tres vidas en dos horas y cuarenta minutos.

No es una cuestión de belleza, ni de fortaleza física, ni de elegancia, ni de edad, ni siquiera de bravuconería: lo que Craig le ha aportado a Bond es un carisma y una profundidad inmensa. Nos ha permitido ver como nunca antes al hombre que hay debajo del traje.