Crítica de Underwater, terror submarino con Kristen Stewart

Si habéis visto alguno de los trabajos previos de William Eubank, Love o The Signal (La señal), ya sabréis que es un creador con un firme compromiso con el cine de ciencia-ficción y que le interesan los conflictos de sus personajes.

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En esta ocasión nos trae un thriller submarino en Underwater, una película que arranca con una secuencia de créditos en la que tira de misterio mientras nos cuenta cómo los seres humanos han abierto una enorme explotación minera a más de 11.000 metros de profundidad para realizar diversos experimentos. Los planos de las instalaciones y los recortes de periódico se suceden lanzando algunas ideas acerca del complejo lugar y de los límites éticos que se han podido llegar a cruzar por parte de las empresas implicadas. También de los hallazgos, entre los que se encuentran criaturas desconocidas hasta la fecha.

Y a continuación, llega el desastre. Norah es parte del equipo mecánico que opera en la estación, que de forma repentina se desestabiliza y pierde su capacidad estanca. Desde ese momento, se iniciará una fuga a toda velocidad a lo largo de la cual irá encontrándose a distintos supervivientes con los que conformará un ecléctico equipo. Su finalidad: salvar la vida. La forma de hacerlo, casi suicida: utilizando unos trajes especiales que les permitan llegar a una base abandonada desde la que esperan poder ser evacuados o recibir algún tipo de ayuda.

Underwater tiene una deuda grande tanto con el mundo del videojuego (os traerá a la mente la estética de BioShock y la estructura de cualquier juego de plataformas) como con el cine survival horror teniendo en mente como máximo exponente Alien, película en la que se mira de forma constante ya sea en la recreación de los sets de interior o en la creación de una protagonista femenina sobre la que recae el 95% del metraje inspirada en Ripley (aunque sin su contundencia física, desde luego). 

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Underwater - Galería de imágenes I (4 imágenes)

Lo bueno de la película es que deja de lado los clásicos preliminares para saltar a la acción de forma inmediata (con guiños a clásicos de la acción como La jungla de cristal o del cine catastrofista como Armageddon) y que no esconde tampoco durante demasiado tiempo sus intenciones de mostrar monstruos marinos haciéndolo de forma gradual en una escalada bien definida. Donde encuentra más dificultades es a la hora de desarrollar las historias de los personajes, precisamente por no haberse tomado el tiempo de presentarlos, y cuando tiene que "justificar" que sobreviva la protagonista. En este sentido, la narrativa es poco imaginativa y se opta por utilizar los mismos trucos de forma recurrente.

Resulta especialmente molesto el personaje al que da vida TJ Miller, pretendiendo ser gracioso en todo momento, pero estando más bien fuera de lugar con el tono general de la película, mucho más serio y grave.

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Underwater - Galería de imágenes II (4 imágenes)

En todo caso, a todas luces, Underwater puede considerarse como un thriller espacial, solo que introduciendo como giro que en lugar de tener una miríada de estrellas y el vacío como amenaza constante, el escenario letal en el que escasea el oxígeno lo pone el agua y se agrava las criaturas que habitan en ella y van segando una vida tras otra. Y aquí ya los parecidos son muy obvios: el diseño pasa de ser muy similar al de los xenomorfos hasta giro final lovecraftiano y ya marcadamente apocalíptico ideado como castigo a la ambición del ser humano.

No hay tiempo para aburrirse viendo la película, que mantiene la tensión de forma constante, si bien es posible que los amantes del género se sientan un pelín defraudados por la forma en la que el CGI se come la credibilidad de los planos en aguas abiertas y por lo que le cuesta al comienzo encontrar el equilibrio entre la chanza, el homenaje y la historia que realmente quiere contar. También hay algunas secuencias algo confusas en las que el exceso de partículas en suspensión nos hace dudar de la ubicación de los personajes.

En cualquier caso, es una película que merece la pena no perder del radar, porque como es consustancial a las películas de Eubank, tiene algunos momentos poéticos, casi podríamos decir que incluso hermosos, que elevan la apuesta más allá del simple relato de supervivencia "con bichos". Como además va al grano y su duración no es excesiva, se consume sin esfuerzo.