Dragon Ball Z - Crítica del capítulo 203 en el que el Gran Saiyaman tuvo que derrotar al "doble" de Nappa

¿Te mola el relleno de Dragon Ball? Si la respuesta es negativa, prepárate para el episodio 203 de Dragon Ball Z, una auténtica pesadilla de Toei Animation.

Y no necesariamente por ser relleno, ya que hay capítulos dentro de ese ámbito que son bestiales, sino porque el episodio es malo a rabiar. Aparte de errores, la calidad gráfica es paupérrima y abusa de la temática de entregas anteriores.

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Para ponerte en situación, estamos inmersos en los inicios de la Saga de Majin Buu, el último arco de Dragon Ball Z. Pese a ser una etapa muy importante, no estuvo exenta de despropósitos como el de hoy.

En estos compases de la serie, Gohan estaba iniciando una nueva vida en el instituto, compaginando las clases con la defensa del crimen urbano, bajo la identidad del Great Saiyaman. ¿Te va sonando?

El caso es que este episodio arranca con algo realmente lamentable, una carrera voladora entre el Great Saiyaman y el avión que pilota Videl, poniendo en riesgo a la población. ¡Esto va en contra de sus acciones heroicas!

Finalmente, el Great Saiyaman entabla una pequeña conversación con Videl, que desconoce quién se esconde debajo del traje. Para librarse de ella, el saiyan acaba levantando el avión de la joven para dejarlo posado en un tejado, y de esta manera, huir de su persecución.

Una vez en clase, Videl recibe una llamada de emergencia. ¡El alcalde de Satán City ha sido tomado como rehén! ¿Y quién es el cabecilla de dicha operación?

¡Nada más y nada menos que un "doble" de Nappa! En Toei Animation no se quebraron mucho la cabeza ni para dibujar a este villano. Otro despropósito más, y ya van...

Lo cierto es que este villano quiere que aparezca Mr. Satán en escena para darle una buena paliza delante de todo el mundo. Obviamente, el campeón del mundo se niega a aparecer, refugiándose en una de las habitaciones de su mansión...

De esta manera, a Videl no le queda otra que intervenir. Si bien parece que lleva las de ganar, algún que otro susto se lleva, así que...

¡El Great Saiyaman, Gohan, termina haciendo acto de presencia para rebajar un poco la tensión! Como si nada, deja impresionados a los delincuentes... 

Estamos ante una dinámica que se antoja repetitiva en los últimos episodios, resultando aquí bastante soporífera. Y mención aparte para el dibujo y los sombreados, pues son verdaderamente catastróficos (que no os engañen mis capturas, he intentado poner algunas de las más bonitas, no vaya a ser que el texto se ponga a llorar con las ilustraciones).

Y finalmente, Videl acaba con el esperpento de estos delincuentes acabando con el doble de Nappa. Os dejamos abajo la imagen donde lo deja para el arrastre, una escena que vimos en algún que otro producto promocional de los años 90.

Tras esto, el capítulo nos muestra a un Gohan feliz, escuchando los piropos de sus compañeras de clase. Un día más en la vida, paradójicamente monótona, de este joven adolescente. 

1- Justo al comienzo del episodio observamos que algo no marcha bien con el capítulo. ¿Veis la casa de más abajo? ¿Sabéis quién es el propietario?

Pues sí, es la casa de Goku. Nunca antes la habíamos visto así en la serie. ¡No son ni sus colores habituales! Menos mal que vemos a Gohan salir por la puerta, despidiéndose de su madre, que si no cualquiera lo adivina...

2- Como curiosidad, también vemos a Gohan con una ropa totalmente diferente. En este caso, lo vemos con una camiseta de manga corta, de color amarillo, sobre una camiseta blanca de manga larga.

Su ropaje habitual en esta etapa de la serie era un chaleco de color negro sobre una camiseta blanca de manga larga. Pero bueno, está bien que el muchacho se cambie de ropa de vez en cuando, que esto a veces se parece a Los Simpson.

¡Y por fin llegamos al final de este sopor de capítulo! ¿Recordabas este episodio de Dragon Ball Z tan malo? Afortunadamente, la saga se pondrá interesante próximamente, pero tendremos que degustar alguno más así.

Nosotros nos despedimos ya hasta mañana, jornada en la que os sorprenderemos con más entregas Z. ¡Kai, Kai!