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Reseña de Spider-Man: Toda una vida: Lectura con lágrimas en los ojos

Spider-Man: Toda una vida (Marvel)
El gran homenaje de Chip Zdarsky y Mark Bagley a Peter Parker en Spider-Man: Toda una vida es la carta de amor definitiva al gran personaje de Marvel Comics y nos recuerda, una vez más, que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

A lo largo de las últimas seis décadas hemos repetido hasta la saciedad que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Lo hemos hecho asociándolo a la figura del gran superhéroe de Marvel Comics, Spider-Man, pero no todos los autores han sido capaces de ofrecer un relato digno, a la altura del hombre detrás de la máscara arácnida. Peter Parker ha vivido tantos momentos inolvidables en este tiempo que no se pueden unificar en la típica lista de “10 momentos” que tanto abunda en Internet en nuestros días. Siempre habría algo que quedara suelto, algún cabo sin atar, una escena, un instante, un suspiro en la trayectoria del Trepamuros que se tendría que quedar fuera. Y ese es, más o menos, el resultado de Spider-Man: Toda una vida.

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Spider-Man: Toda una vida, escrito por Chip Zdarsky e ilustrado por Mark Bagley, es básicamente un resumen de la existencia del Hombre Araña en la Casa de las Ideas. Un starter pack arácnido que, a su vez, funciona como homenaje, la carta de amor definitiva al superhéroe por antonomasia del Universo Marvel. Y lo hace con un punto de partida muy interesante: ¿qué pasaría si, en lugar de permanecer inalterable ante el paso del tiempo, Peter Parker envejeciera como una persona normal? Así pues, con esa premisa por bandera, Zdarsky se pone el traje de la araña y nos relata un cómic bastante apresurado que, sin lugar a dudas, no dejará (ni por asomo) indiferente al fan de Spidey.

Parece que Chip Zdarsky es el guionista más en forma de la actual Casa de las Ideas. Su reciente aproximación a la colección arácnida le sirvió para llevarse un Premio Eisner y su presente etapa en Daredevil está siendo muy bien acogida, tanto por viejos como por nuevos lectores. Da la sensación de estar un estado de gracia difícil de igualar en dicha editorial, estando todavía lejos de otros nombres de la industria actual como Tom King, pero dando pasos de gigante a cada puntada sin hilo que da. Spider-Man: Toda una vida es, al mismo tiempo, un homenaje al inmenso legado que ha dejado el Trepamuros en estos últimos 60 años, pero también la consolidación definitiva de un escritor que apunta muchísimas maneras dentro del noveno arte.

Spider-Man: Toda una vida

A su lado cuenta con un viejo amigo del Trepamuros, Mark Bagley. El veterano dibujante no es un desconocido para el universo arácnido y aquí, en Spider-Man: Toda una vida, vuelve a demostrar que no ha perdido un ápice del carácter que tenía. Su retrato a través de los tiempos gracias a un relato (francamente) bien escrito nos sumerge, década tras década, en un universo que reconocemos inmediatamente todos aquellos que hemos leído al Hombre Araña hasta dejarnos los ojos pegados a las páginas. Viñeta tras viñeta, el trabajo de Bagley es una descarada declaración de intenciones: nunca “copiar” había sido tan rentable en términos de homenajear; pero, al mismo tiempo, nunca desvincularse del original había sido tan honorable como aquí. Y eso, en este cómic, queda claro desde la primera viñeta hasta la última.

Este cómic vuelve a recordarnos por qué Spider-Man es el mejor personaje de Marvel

Sí, es cierto, a este cómic se le pueden sacar algunas pegas. Spider-Man: Toda una vida tiene una narrativa muy apresurada, un ritmo frenético, implacable, que te deja exhausto en cada recodo que se ve obligado a girar, en cada curva que toma, en cada instante que revela otro instante que, a su vez, revela otro instante. Otro más. Y otro. Pero hay mucho que contar y cada número debe ser una década, empezando por la de los sesenta. En todas estas décadas, Peter Parker avanza en el tiempo, envejece, crece como lo hemos hecho nosotros (y él no, en la continuidad canónica). Cada piedra en el camino se convierte en una herida; cada herida, en una cicatriz, y cada cicatriz, en un hándicap físico que le merma como héroe y le hace más difícil su trabajo.

Peter Parker y Gwen Stacy (Spider-Man: Toda una vida)

Sí, es cierto, a este cómic de Marvel le podemos seguir sacando alguna pega. Spider-Man: Toda una vida se toma una cantidad de licencias excesiva con respecto a la historia original. El homenaje queda claro para todos los que nos conocemos al dedillo el devenir de los acontecimientos y somos verdaderamente conscientes de que, tanto Chip Zdarsky como Mark Bagley, se toman estas licencias por la necesaria escalada de acontecimientos que se suceden con rapidez en las viñetas. Pero se te queda ese pequeño (y fugaz) regusto amargo de “esto no tendría que ser así”, aunque pronto lo rechazas con un “pero es que lo entiendo y me está gustando mucho. Voy a seguir”.

Y es que, precisamente, la fortaleza de Spider-Man: Toda una vida es ser una carta de amor hacia el personaje. El Trepamuros, su legado, su trayectoria, su vida, sus triunfos, sus miserias, sus victorias, sus fracasos, sus pérdidas, sus tropiezos. Hemos caído y nos hemos levantado tantas veces con él que no nos importa volver a hacerlo. Y en los mismos lugares y con las mismas personas, a pesar de esos cambios mencionados. Lo hacemos porque lo queremos y porque lo sentimos de verdad. Porque Spider-Man se lo merece. Porque este cómic es un regalo para todos los que amamos al personaje. Porque necesitamos volver a vivir esos momentos una y otra vez para recordar por qué lo hacemos. Y porque, pasen los años que pasen, seguiremos gritándole al papel, y a la vida, tantas veces como haga falta, que un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

VALORACIÓN:

Un homenaje al legado del Trepamuros y una carta de amor a Spider-Man que encumbra a Chip Zdarsky y eleva a Mark Bagley. Este cómic es un regalo para todos los fans del personaje.

LO MEJOR:

La carta de amor al personaje. Imposible no leer esto con lágrimas en los ojos si te gusta Spider-Man.

LO PEOR:

El ritmo frenético y la falta de espacio. Todo se mete en un embudo para que nada falte... Aunque, al final, acaban faltando cosas.
Hobby

90

Excelente

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