Resumen y crítica de La casa del dragón 1x07 "Driftmark" ("Marcaderiva")

La casa del dragón sigue desarrollando el drama en torno a la casa Targaryen y su paulatino proceso de autodestrucción. ¡Y se eleva el tono de la confrontación entre los Negros y los Verdes.

La serie precuela de Juego de tronos tiene por delante tres episodios de estreno antes de llegar a la conclusión de la primera temporada y, además de contar con el favor del público, está consiguiendo semana a semana escalar con un in crescendo en la tensión narrativa que no hace más que incrementarse.

El episodio 1x07 de La casa del dragón ha sido escrito por Kevin Liu y dirigido por Miguel Sapochnick y es, hasta ahora, uno de los más bestias que hemos visto al desarrollar la historia de violencia entre los Velaryon y los Targaryen... incluso entre los miembros más jóvenes de sus respectivas casas. Abrochaos los cinturones. 

Resumen de La casa del dragón 1x07

El episodio 1x07 de La casa del dragón arranca con el entierro de Laena Velaryon, lanzando su ataúd al mar y mostrando a Otto Hightower como la nueva mano del rey tras en incendio de Harrenhal y la pérdida de Lyonel Strong.

Rhaenyra Targaryen le pide a su hijo que tenga una palabra amable con los hijos de Daemon y Laena que han perdido a su madre, pero entre ellos se ha ido gestando una gran animadversión.

Aemond y Aegon hablan sobre su hermana Helaena. El segundo está convencido de que se acabará casando con ella aunque la considera un bicho raro.

Larys Strong, por su parte, tiene completamente acorralada a Alicent, que sabe que “le debe un favor”. Criston la apoya. Rhaenys consuela a los niños mientras Rhaneyra y Daemon intercambian miradas cómplices.

Laenor llora la muerte de su hermana y Viserys va a hablar con Daemon. Le dice que sus hijas son un vivo retrato de su madre, algo que recuerda bien y que es a la vez un consuelo y una agonía. Los dioses pueden ser crueles. Daemon le dice que han sido especialmente crueles con él.

Viserys Targaryen le propone regresar a Desembarco del Rey pero él considera Pentos su hogar y el de sus hijos. Quiere darle un puesto en la corte pero él rehúsa y le dice que no necesita nada. Otto le da el pésame mientras se retira. Viserys también se despide.

Corlys y Rhaenys discuten a cuenta del futuro de la corona. Ella tiene claro que sus nietos no son de su sangre pero él dice que la historia no los conocerá por su sangre sino por su nombre.

Rhaenyra le confiesa a Daemon que sabe que su matrimonio es una farsa pero que ha tratado de mantener las apariencias e incluso de cumplir los deberes maritales aunque no fuera plato de buen gusto… acabó encontrando lo que necesitaba en otro lugar. 

Ella le dice que se sintió abandonada por él y él le espeta que era una niña. Le pregunta si amaba a su esposa y asegura que era lo suficientemente feliz. Es una conversación amarga, pero queda claro que sigue habiendo chispa entre ellos y que ella ya no es una niña. Se besan y se acuestan.

Entre tanto, Aemond va hasta los dragones y consigue subirse en el lomo de Vhagar. La criatura lo zarandea y está a punto de caer en varias ocasiones, pero al final consigue dominarlo. El vuelo es accidentado, pero se podría decir que exitoso.

Cuando regresa, reclama ser su jinete pero las hijas de Laena se enfadan muchísimo puesto que era el dragón de su madre y se lía una tremenda pelea entre ellos sobre todo cuando Lucerys se mete y es acusado por Aemond de ser un bastardo Strong. Él se defiende rajándole la cara y dejándolo tuerto de un ojo. A partir de este momento será conocido como Aemond el tuerto.

Viserys monta en cólera con la guardia real por permitir que suceda algo así. Alicent abofetea a Aegon por estar borracho y no cuidar de los niños y cuando Rhaenyra regresa, se pone de manifiesto que en el centro del altercado está la idea de que se ha puesto en tela de juicio su línea sucesoria al trono y que debe considerarse alta traición.

Alicent, además de sentirse insultada, expone que su hijo ha perdido un ojo. Para colmo, Laenor no está y se percibe que el paseo nocturno de Rhaenyra no ha sido solo para tomar el aire (estaba yaciendo con su tío).

Viserys interroga a Aemond para que delate a quien ha estado diciéndole ese tipo de cosas. Señala a Aegon que a su vez le dice que lo tiene delante de las narices: solo tiene que mirar a los niños para darse cuenta de que no son Targaryen.

Viserys quiere que se den cuenta de que son familia y de que tienen que pedir disculpas por el reino. Alicent se encara a él y le dice que no es suficiente, que Aemond ha sido marcado para siempre y que hay una deuda que pagar: que quiere lo mismo de vuelta en compensación.

Viserys le dice que no permita que su temperamento guíe su juicio y Alicent le ordena a Criston que le traiga el ojo de un Velaryon. Viserys zanja la cuestión y recuerda que cualquiera que cuestione la descendencia de Rhaenyra, perderá la lengua.

Alicent coge la daga de Viserys y se lanza sobre Rhaenyra recriminándole que no haya cumplido con sus deberes. Rhaenyra le dice que ahora todos la ven como es verdaderamente. Alicent hiere a Rhaenyra con la daga. Aemond dice que le parece un intercambio justo: ha perdido el ojo, pero ha conseguido su dragón.

Otto va a ver a su hija, que es consciente de que perdió la compostura y ha caído en desgracia. Pero su padre la sorprende: le dice que nunca había visto esa faceta suya y que en cierta forma está orgulloso porque ahora ve que en el sucio juego que les ha tocado jugar, tiene la determinación para ganar.

Le pide que se perdone a sí misma y que haga penitencia ante su marido, ya se preocuparán en el futuro de prevalecer. A Rhaenyra le cosen la herida del brazo y le dicen que le quedará una cicatriz. Al niño le han roto la nariz. Laenor aparece por fin y se disculpa por no haber estado presente. Siente remordimientos por no haber podido salvar a su hermana ni defenderla a ella.

Rhaenyra le dice que Aemond llamó a sus hijos bastardos, su pacto secreto se tambalea. Él le dice que su matrimonio ha fallado y que aunque quiere a sus hijos muchísimo no está a la altura. Sabe que se merece un marido.

Viserys y Alicent parten de regreso a Desembarco del rey con una grave crisis: él no quiere ni oírla hablar. Ya en el barco, Larys Strong vuelve a la carga con Alicent diciéndole que se ha pervertido la justicia. Le insinúa que él puede nivelar la balanza si lo desea. Ella rehúsa pero agradece el apoyo en momentos difíciles y que apreciará sus habilidades y su discreción.

Rhaenyra le dice a Daemon que lo necesita para defenderse de los Verdes. Le pide que sea su marido y príncipe consorte para que su acceso del trono no sea fácil de cambiar. Según sus palabras los Velaryon pertenecen al mar pero ellos al fuego y siempre estuvieron hechos para arder juntos. Daemon le dice que no pueden casarse salvo que Laenor muerda y ella dice que lo sabe.

Es una invitación a que quite de en medio a su aún marido, algo para lo que aparentemente contrata a alguien. Laenor y ese hombre se baten en duelo y su cadáver es quemado en el fuego del castillo de Marcaderiva: recuperan un cadáver para desesperación de Rhaenys y Corlys, que pierden así al hijo que les quedaba... O no, porque todo es una treta.

Rhaenyra y Daemon se casan por el rito de la sangre. Laenor sigue vivo, ya que ha formado parte de la farsa para poder escapar y vivir su vida. Se embarca con la cabeza rapada en medio de la noche para hacer lo que deseaba: regresar al mar.

Cuando Alicent reclamó la ley del Talión y se lió muy parda

Al pegar el estirón los personajes principales, parece que la propia serie de La casa del dragón ha crecido en todos los sentidos: hay aún efectos digitales que resultan demasiado visibles, pero los conflictos que se han ido gestando a fuego lento, explotan con una gran violencia en un episodio marcado por la pelea entre los niños... y luego entre los adultos.

En pocas palabras: todos pierden los papeles y lo hacen ante un rey que sigue sin saber imponerse. Daemon le dijo a Viserys que era un monarca débil y no le faltaba razón.

Uno de los momentos álgidos de este episodio 1x07 ha sido el vuelo de Aemond a lomos de Vhagar, el dragón más grande y antiguo de la casa Targaryen. El joven se atreve a reclamar el dragón durante el funeral de Laena Velaryon y encima a poner en duda quién es el padre de los hijos de Rhaenyra, lo que sirve a la vez de chispa para que estalle el enfrentamiento contra Jacaerys y Lucerys.

Atentos, porque además de todo lo que implica lo sucedido para los personajes principales, hay otros que siguen en un segundo plano ganando un paulatino protagonismo, como el inquietante Larys Strong.

En resumidas cuentas, es uno de los mejores episodios que hemos visto hasta ahora, superando por mucho a los anteriores en lo que se refiere a tensión dramática y credibilidad. Y la sorpresa del final es un alarde de jugar con audacia las cartas por parte del guionista.