Dime de qué presumes y te diré de qué careces
Que Elon Musk haya comprado Twitter con la excusa de la libertad de expresión, me suena tan peregrino como invadir Ucrania por desnazificarla o promocionar una ciudad porque puedes salir a tomar unas cañas después de currar…
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Fíjate, me da miedo que lo mismo Twitter deje de ser ese lugar idílico en el que todo el mundo expresa su opinión con respeto, y debate las ideas de los demás con educación y buenas maneras…
Me da pena pensar que lo mismo, con tanta libertad de expresión, Twitter podría convertirse en un lugar donde proliferen los troles y las noticias falsas (aunque sean delirantes), donde te insulten por dar los buenos días, se fomente el odio y hasta donde se incite al acoso (y mira que han intentado frenarlo)…
Sería lamentable. Pero, claro, es que ahora todo está tan, tan controlado, que es imposible que las mentes más brillantes aporten algo de luz a los grandes misterios de la humanidad, como el gobierno en las sombras de los reptilianos o el genocidio encubierto que son las vacunas…
Justo lo que le falta a Twitter para ser la red social perfecta es añadirle un poquito más de libertad de expresión y un poquito menos de moderación. Que luego incitas a las masas a atacar las instituciones de un país democrático y te cierran la cuenta. Ya ves tú.
Aunque, si me preguntáis a mí, yo creo que el bueno de Elon no tiene ningún interés en proteger la libertad de expresión de los pobres mortales, más bien creo que tiene otras intenciones ocultas. Como casi siempre que se enarbola una bandera con excesiva vehemencia.
Y esas intenciones no deben ser muy cristalinas cuando te tienes que esconder detrás de un derecho tan inalienable como la libertad, sea del tipo que sea. No confundir libertad con hacer lo que te salga de los bajos, especialmente si eso implica atropellar la libertad de los demás.
Los medios de comunicación, ya sean tradicionales o sociales, deberían ser los garantes de la libertad de expresión, pero, de manera no tan curiosa, terminan siempre en las manos de grandes tecnológicas.
La información ya no tiene el poder que tenía antes. Porque información hay a patadas, por todas partes. Hay tanta, que no somos capaces de digerirla.
Y sí, se está demostrando que una mentira repetidas las suficientes veces se convierte en verdad. Hay veces que parece que existen ucronías... o, casi mejor dicho, mundos paralelos...
Ahora el verdadero poder es la influencia y si tienes en tus manos herramientas tan influyentes como las redes sociales puedes cambiar la percepción de las cosas. Las redes sociales son capaces de movilizar masas y crear corrientes de opinión que llegan a desbordarse y provocar riadas. ¿Es de extrañar que Putin quiera controlarlas?
Incluso sin argumentos sólidos detrás. Un poquito de manipulación por ahí, una verdad a medias por allá, sacar de contexto un dato, una foto o un chiste… Y ya la hemos liado.
Elon Musk es una persona muy inteligente y con una visión de futuro que parece que se escapa a la compresión del resto del mundo. A la mía, seguro.
Quién sabe, quizá realmente quiere limpiar Twitter, igual que quiere limpiar el aire fabricando coches eléctricos (Tesla es la compañía automovilística más valiosa) o fomentando el uso de energía solar (con SolarCity Corporation). Y, si todo falla, salvar a la humanidad llevándola a Marte con sus avances en SpaceX.
Lo mismo tiene complejo de Mesías, de salvador del mundo y por eso tiene tantos seguidores como detractores… Unos lo elevan a los cielos y otros lo crucifican. Es imposible saber lo que pasa por la cabeza de Elon Musk y, aunque reconozco que me da un poco miedito pensar en lo que puede hacer con Twitter, luego me doy cuenta de que es difícil que sea peor.
Lo que realmente me reconcome de todo esto es que los medios de comunicación, sean tradicionales o no, terminen en manos de grandes corporaciones y que se dejen manipular por ellas. Que, al final, todo el poder, también el informativo, resida en manos de unos pocos. Porque nos quedamos a expensas de lo que esos pocos quieran conseguir y hacia donde nos quieran llevar.
Elon Musk no tiene una compañía de videojuegos (aunque sabemos que le gusta mucho jugar), pero ¿y si la tuviera? ¿Se llenaría Twitter de sus desarrollos y lanzamientos? ¿Habría hueco para los de los demás?
¿Cuántos juegos te has comprado o te has dejado de comprar por lo que has leído o visto en Twitter? ¿Cuánto de tu amor u odio por una marca, una saga, una compañía depende de tu experiencia y cuánto de lo que has leído en una red social, en cualquiera?
Extrapólalo al resto de aspectos de tu vida y dime si crees que es buena idea que las grandes corporaciones, que las personas y empresas más poderosas del mundo controlen también los medios de comunicación.
Y como esto se me está quedando ya un poco largo, otro día hablamos de lo mismo, pero aplicado a videojuegos, que no sé si es buena idea acumular tanto... Ale, te dejo para que consultes tus redes sociales, pero intenta no convertirlas en una cámara de eco...
Descubre más sobre Sonia Herranz, autor/a de este artículo.
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