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Muro ilusorio más adelante

Elden Ring

De cómo una historia sobre un acto de amabilidad desinteresada inspiró una de las mecánicas multijugador más originales de los últimos años.

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Nieva. Y aunque él lo sabía antes de salir de casa y subirse al coche, en ningún momento sospechó que se trataba de una de las nevadas más intensas de todo el invierno. 

Cuando quiso darse cuenta se había quedado atascado; las ruedas giraban en el sitio profiriendo un sonido que recordaba a un chillido sombrío. Pero por más que gritasen, el vehículo no se movería.

Salió del coche sin tener muy claro qué hacer: ¿llamar a alguien? Imposible, la ventisca bloqueaba la señal. ¿Empujar? No, desde luego que no. ¿Cadenas? Puede, pero... ¿Estaban en el maletero o se habían quedado en casa? Sentía cómo se le entumecían los dedos mientras se quedaba sin ideas.

Y entonces lo vio. 

Algo o alguien se acercaba; a través de la incesante cortina de nieve parecía un espíritu nebuloso. Entrecerró los ojos tratando de averiguar de qué se trataba, sin suerte. La forma del espíritu se fue definiendo a medida que se acercaba hasta convertirse en un hombre de mediana edad.

- ¿Te echo una mano?

Como atraídos desde otros mundos por la presencia del extraño, otras dos personas aparecieron dispuestas a ayudar. Entre los cuatro, y sin apenas mediar palabra, lograron empujar el coche y sacarlo de la nieve.

Cumplido su objetivo, los extraños atravesaron de nuevo la cortina de nieve, volviendo a convertirse en espíritus cuya forma fue perdiendo definición hasta desparecer por completo. 

Y él se quedó solo. No llegó a escuchar sus nombres y sabía a ciencia cierta que jamás los volvería a ver; dentro de un tiempo, seguramente ni siquiera recordaría sus voces o sus rostros. 

Pero también sabía que nunca los olvidaría.

***

Seguro que ya conocíais la anécdota que inspiró a Hidetaka Miyazaki, presidente de FromSoftware y padre de todo lo Souls, para crear el sistema cooperativo de sus juegos. En lugar de implementar un modo multijugador al uso, estos títulos nos invitan a solicitar la ayuda de desconocidos. Desconocidos que, tras cumplir su cometido (ayudarnos a derrotar al jefe de la zona), vuelven a sus mundos.

Con el lanzamiento de Elden Ring y su desorbitada popularidad, la esencia de estos sistemas multijugador se ha diluido. Ahí tenemos los mensajes, por ejemplo, que han pasando de ser algo realmente único y útil... a una herramienta de shitposting (lo cual no deja de ser también sorprendente, pero ese es un tema para otra ocasión).

Por suerte, durante las últimas semanas ha tenido lugar un acontecimiento que nos ha recordado por qué el multijugador de los Souls (y de Bloodborne y de Elden Ring) está inspirado en un gesto de humanidad.

Incluso aunque no hayáis jugado a Elden Ring, incluso aunque detestéis todo lo que tenga que ver con el último gran juego de FromSoftware, conocéis su nombre: Malenia

elden ring malenia

Y tiene su fama bien merecida, pues se trata del jefe más complicado (y por suerte, opcional) de la aventura. No ha tardado en escalar posiciones en los rankings de "jefes más difíciles de los juegos de From".

Muchos han sido los jugadores que han desistido exhaustos, tras pasar horas y horas enfrentándose a esta valquiria y su grácil danza de espadazos. Malenia es un muro aparentemente infranqueable, un bloqueo imposible que sirve para recordarnos una valiosa lección: no estamos solos. No pasa nada por pedir ayuda cuando algo no va bien.

Y ha sido este conjunto de mecánicas jugables y valiosas lecciones lo que ha inspirado la leyenda de Let Me Solo Her. Tras sufrir en sus propias carnes la furia de Malenia, un jugador decidió practicar el combate hasta dominarlo a la perfección... Hasta el punto de poder enfrentarse a ella vistiendo únicamente un tarro en la cabeza.

Pero en lugar de recrearse con su hazaña, este jugador decidió aprovechar todo lo que había aprendido para ayudar a otros. Bajo el nombre "Let Me Solo Her" (permite que me encargue de ella en solitario), colocó su marca de invocación frente a la entrada de la arena para que cualquiera pudiera solicitar su ayuda. Y el resto es historia.

Let Me Solo Her

Desde fuera, seguramente parece uno de esos memes tan reutilizados que hace tiempo que dejó de tener gracia. Y aunque en parte sí, lo es, también es la clase de historia que sólo es posible gracias a una mecánica de juego única. Y, paradójicamente, es un reflejo perfecto de la anécdota que inspiró esta mecánica: un desconocido ayudando desinteresadamente a los necesitados.

Personalmente, y aunque valoro mucho el multijugador de los Souls por todas las ideas interesantes que pone sobre la mesa, nunca le he prestado demasiada atención. Rara vez invoco o dejo que me invoquen, y no suelo probar suerte con el PvP (soy un paquete y me mandan de vuelta a mi mundo de dos golpes).

Pero tras ver cómo la comunidad aplaudía la gesta de Let Me Solo Her, tras sentirme parte de esa ola de gratitud que un jugador anónimo había generado con sus actos, decidí seguir su ejemplo: fui hasta la arena de Malenia y me dejé invocar por otros jugadores para ayudarles

Pero no tengo su habilidad, claro, y desgraciadamente todos los intentos de ayuda han terminado en fracaso, conmigo o con el "host" cayendo ante la valquiria. Todos... excepto uno

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En una ocasión, otro cooperador y yo ayudamos a un jugador a vencer a Malenia. Y fue... increíble. Asombroso. La sensación que me recorrió el cuerpo cuando la barra de salud del jefe llegó a cero y los tres empezamos a hacer gestos de victoria no se puede describir con palabras.

Existe una regla no escrita entre los veteranos de los Souls que dice que hay que derrotar a los jefes sin invocar, porque así se obtiene una gran satisfacción. Tiene gracia que haya sido precisamente al ser invocado cuando más satisfacción he sentido al derrotar a un jefe de Elden Ring.

Miyazaki nunca olvidará a los desconocidos que le ayudaron en la nieve, pero ahora sé que los desconocidos tampoco le olvidarán a él.

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