La primera vez que jugué con una consola de Sega fue a finales de 1986, en casa de mis abuelos. Mi tío había comprado una consola Master System (pero entonces se le llamaba simplemente Sega) de aspecto futurista, con el juego Ghost House, Hang On y el laberinto incluido en la memoria interna. Para que os hagáis una idea, me parecía un juego terrorífico.
Tengo un montón de "primeras veces" relacionadas con la compañía japonesa. La primera vez que me gasté la friolera de 100 pesetas (que serían 60 céntimos de hoy) en jugar a la edición Deluxe de After Burner, con un mueble que se movía... casi como la cabina del F-14 Tomcat de Maverick (el personaje de Tom Cruise en Top Gun). También fue mi primera portátil; una edición americana de Sega Game Gear que me trajeron de USA -la edición americana se diferencia porque la pantalla es completamente plana, mientras que la europea tenía un efecto abultado- y que aún conservo con los condensadores en buen estado.
En los salones recreativos mis amigos hacían cola para jugar Out Run, pero yo era más de Golden Axe (con Gilius Thunderhead y el truco de saltar y golpear con el hacha en caída), y mi etapa con Sega Megadrive fue todavía mejor. Ya os adelanto que hubo de todo. Los juegos que me volaron la cabeza fueron Sonic 2, Flashback, Quackshot, Castle of Illusion, Mercs o Streets of Rage II... me llevé una decepción con Kid Chameleon y el que más me frustró fue Fantasía, que tengo guardado en el rinconcito de mi corazón de "juegos que no me he pasado".
Sega Dreamcast fue la primera consola que se lanzó cuando ya trabajaba en Hobbyconsolas, y en la redacción "quemamos" juegos como Virtua Tennis, Quake III Arena, Chu Chu Rocket... hasta hice el análisis y la guía de Shenmue. Por eso Sega tiene un lugar especial para mí... y por eso entiendo que todos sus fans (y no son pocos) se vuelvan locos con cada anuncio.
Los 20 mejores juegos de Sega Dreamcast
Este año celebramos el 60 aniversario de la compañía de David Rosen, que comenzó como Service Games dedicada a las máquinas mecánicas. Y su historia, que podéis leer en los libros Console Wars (Blake J. Harris) o Service Games (Sam Pettus), es apasionante.
Sonic es un éxito en los cines, Sega Mega Drive Mini es una de las mejores consolas retro que se puede encontrar en el mercado y me acabo de jugar -con mi hijo- el excelente Streets of Rage 4, con música de Yuzo Koshiro. En pleno 2020 tenemos vídeos protagonizados por Shiro, el heredero de Segata Sanshiro, y la posibilidad de cambiar nuestro avatar en redes sociales por iconos de la compañía. Sega nunca se ha marchado para los fans.
Puede que los anuncios de una Game Gear Micro (más coleccionable que una consola para jugar) y del sistema de juego Fog Gaming para máquinas recreativas no hayan sido el megatón que muchos esperábamos -yo mismo apostaba por una Dreamcast mini- pero entiendo el impacto emocional que tiene para los segueros, y confío en que sólo sea el comienzo de un año lleno de nuevos anuncios y sorpresas de la compañía.
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