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Cómo mejorar la temperatura de tu SSD

SSD FireCuda

Como otros componentes, los discos de almacenamiento también pueden tener  problemas de temperatura. Es algo que los SSD han heredado y, en especial, los M.2 NVMe, que pueden ver su rendimiento afectado por el calor que generan. Aquí te damos algunos trucos y consejos para reducir su temperatura.

A los que habitual visitáis páginas de hardware para conocer consejos sobre cómo cuidar vuestro equipo y sacarle el mayor rendimiento posible, estaréis hartos de leer que los problemas de temperatura son uno de los grandes males de la informática. 

La CPU y la GPU suelen llevarse la mayor atención, pero a veces un disco SSD M.2 NVMe también puede sufrirlo, si no cumple con una serie de requisitos.

El thermal throttling puede llegar a ser un grave problema, y a veces es bastante difícil de solucionar. Esa pérdida de velocidad puede generar una mala experiencia para el usuario, algo que en el caso de los SSD puede ser más sencillo de solucionar de lo que puedas pensar.

En este pequeño tutorial vamos a ver sus posibles causas y soluciones, así como haceros alguna recomendación ya que hay muchas marcas que se dedican a ello.

Principales puntos que debéis conocer para mejorar la temperatura de vuestro disco duro SSD:

¿Por qué se puede calentar un SSD?

Con el paso de los años y la mejora de la tecnología, hay algunos efectos de los que no se puede escapar. Al crear discos SSD con una mayor tasa de transferencia y un mayor ancho de banda, también se generan componentes con un mayor gasto energético, lo que acaba derivando en un aumento de la temperatura, algo que no ocurría con los HDD, los antiguos discos duros.

Si bien es cierto que también la tecnología avanza en mejorar y hacer todo más eficaz, es complicado encontrar el equilibrio y muchas veces, ya sea por ahorro de costes o por dejadez,queda en manos de los usuarios arreglar ciertos asuntos.

 

Los problemas de temperatura es uno de los más comunes en la informática desde hace muchos años, y es algo de lo que no escapa ni tan siquiera las nuevas tecnologías.

Los discos SSD no se pueden escapar a estos casos y al poder mover enormes cantidades de información como ocurre con los SSD M.2 NVMe, podemos llegar a encontrar problemas de temperaturas demasiado altas, las cuales acabarán afectando a su rendimiento.

Unidad SSD NVMe M.2 instalada en una torre de ordenador

Unsplash

Aquí van a entrar en juego otros factores, como es el flujo del aire de la caja, la temperatura a la que tengamos componentes tan críticos como la CPU y la GPU, el polvo acumulado... Vamos a dar por supuesto que tenéis claro cómo tener vuestro PC limpio, así que nos olvidamos de esta parte y nos centramos en los SSD puramente.

¿Cómo puedo saber la temperatura de mi equipo y sus componentes?

Conocer las temperaturas de nuestros componentes es tan sencillo como descargar e instalar un programa. Tenemos muchas opciones que realizan un buen trabajo, aunque nuestra recomendación es que lo hagáis con HWMonitor, un programa muy sencillo, completo y gratuito.

De esta manera vamos a poder controlar todos los componentes, desde sus temperaturas hasta sus cargas. Con esto lo que conseguimos es tener un mayor control sobre nuestro PC, pudiendo ver así también el impacto que tengan los cambios y limpiezas que hagamos en él.

Por ejemplo, si realizamos un cambio de pasta térmica, limpieza de polvo y una puesta a punto, de nuestra torre, podremos comprobar qué hemos ganado.

Para ello, tan solo tendrás que medir estos valores antes de realizar la limpieza y cambio de pasta, y comparar los valores de temperatura antiguos con los nuevos y ver todo lo que hemos conseguido. 

¿Todos los discos SSD se calientan igual?¿Cuál es la temperatura ideal?

Tal y como dijimos antes, no todos las marcas tienen el mismo proceso de fabricación, no utilizan los mismos materiales ni manejan el mismo presupuesto. Y puede que incluso ni traigan de serie un disipador.

Es por esto que no todos los discos SSD se calientan de la misma manera. De hecho, hasta es posible que no tengamos problemas de temperatura con muchos de ellos.

Siempre hablando desde un punto de vista de reposo o baja carga, la temperatura ideal de un SSD es de entre 30 y 50 grados. Esto se ve muy influido por la temperatura ambiente, su colocación en la caja, el flujo de aire de esta...  

Al fin, un SSD NVMe M.2 de WD y 1 TB baja de los 100 euros

La temperatura de media es bastante alta, ya que es posible que comencemos a ver problemas a partir de los 60 grados.

Si, en plena carga, alcanza más de 60 grados, dependerá del fabricante, pero es posible que comencemos a ver problemas de rendimiento.

¿Cómo puedo refrigerar mi SSD?

Una vez tenemos todos nuestros componentes controlados y nos hemos asegurado de que, efectivamente, tenemos problemas de temperatura, es hora de ver las posibles soluciones. 

Si una limpieza general y una puesta a punto no soluciona el problema, solo podremos recurrir a una cosa: disipadores o escudos térmicos.

Seguramente, si sois de mirar habitualmente componentes, sus precios y demás, habéis podido ver que alguna placa base incorpora escudos térmicos para los SSD. No todas lo hacen y tampoco solo lo hacen las más caras, aquí ya es una cuestión de gusto y necesidades.

Si queremos cambiar la placa base por una que incluya un disipador es una buena opción, ya que suelen funcionar muy bien y son fáciles de instalar al venir la placa y su conector M.2 preparado para ello. 

Sin embargo, si no queremos gastarnos mucho dinero, comprar un adaptador con un escudo térmico es una solución muy práctica.

SSD Corsair MP400

Amazon / Corsair

Estos escudos están pensados para absorber el calor y, mediante aletas de aluminio, disipar el calor en el aire de la caja. 

Los podemos encontrar con un mini ventilador incorporado o disipadores pasivos con solo aletas de aluminio. Aquí ya depende de cada uno y del presupuesto que queráis manejar, pero por norma general con uno pasivo es más que suficiente.

Nuestra recomendación en disipadores o escudos térmicos

Como ocurre en casi todo, hay una enorme cantidad de marcas con distintos precios, materiales de construcción... esto hace muy sencillo perderse y no saber muy bien en qué invertir nuestro dinero.

Por eso queremos dejároslo fácil y os vamos a dar tres recomendaciones con tres precios distintos para que vosotros mismos podáis decidir cuál comprar. Estos tres disipadores son marcas contrastadas y, escojáis el que escojáis, acertaréis.

EK Water Blocks EK-M.2 NVMe Heatsink

EK Water Blocks EK-M.2 NVMe Heatsink

Este disipador pasivo es una de las opciones más baratas, pero que no os deje engañar: EK Water Blocks es una marca que lleva mucho tiempo en esto y sabe perfectamente lo que se hace. 

Al ser pasivo no va a tener un ventilador dedicado, aunque ya os vamos adelantando que ninguno de los recomendados lo tiene.

Este disipador es bastante fino y nos dará una buena mejora en las temperaturas, de fácil instalación. Podéis encontrar el EK-M.2 NVMe Heatsink a un precio de 11,99€.

Be Quiet! MC1 Pro M.2 SSD

Be Quiet MC1 Pro

Aumentamos un poco el presupuesto y también el ancho, ofreciendo una mayor capacidad de disipación que el modelo anterior.

Este disipador es sumamente sencillo de instalar y al aumentar un poco más su ancho nos ofrece una mayor transferencia de temperatura. Eso sí, su precio es algo mayor. 

Podemos encontrar el Be Quiet! MC1 Pro M.2 SSD a un precio de 20,77€. Si queremos optar por Be Quiet!, una marca muy buena, también tenemos una versión más fina a un precio más bajo.

Sabrent Heatsink

Sabrent Heatsink

Por último, aunque para nada peor, Tenemos Sabrent, una marca que nos ofrece un rendimiento superior. Está claro que eso va a influir sí o sí en el precio, pero merece y mucho la pena.

Este modelo está fabricado a partir de aluminio y tubos de cobre, material este último que es uno de los mejores conductores de calor que hay en informática.

Podemos encontrar el Sabrent Heatsink por un precio de 24,99€. Aquí también vamos a poder encontrar varios modelos, aunque este es nuestro favorito.

Con esto, ya conocéis todo lo necesario para reducir la temperatura de vuestro SSD, así como nuestras recomendaciones en cuanto a marcas y disipadores o escudos térmicos. Si vuestra placa base no tiene uno integrado, o queréis mejorarlo y cambiarlo por uno mejor, os hemos enseñado todo lo que necesitáis saber.

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