Hay segundas y terceras partes de videojuegos que esperas que vuelvan, pero que realmente no cuentas con ver. Podría decirse que Shenmue III es uno de esos juegos, pero también la segunda parte de Vampire: The Masquerade.
El juego de Troika, el estudio responsable del juego de 2004, es uno de los que podemos calificar como ‘’de culto’’. Unos meses después del lanzamiento del juego Troika se declaraba en quiebra, lo que nos borró de un plumazo el sueño de contar con una segunda parte de un título que vendió poco - poquísimo -, pero que no hizo más que cosechar buenas críticas de prensa y público.
Sin embargo, igual que con Shenmue (aquí tenéis nuestras últimas impresiones tras la demo de Gamescom 2019), Vampire The Masquerade volvió en todo su esplendor, aunque ya se había dejado ver, un E3. Fue el del pasado junio, y ya hemos podido ver una demo a puerta cerrada del juego.
A continuación, os contamos nuestras impresiones de Vampire: The Masquerade Bloodlines II tras una demo de 45 minutos en la que vimos dos formas de afrontar la situación.
La Seattle de los vampiros
Cambiamos el Los Ángeles del primer juego por un Seattle que no ha sido recreado 1:1. Habría sido mucho trabajo y tampoco es algo que muchos jugadores vayamos a notar. Por tanto, lo que han hecho es recrear la esencia de la ciudad, la ‘’vida'' nocturna de la misma y, sobre todo, plasmar algunos ambientes muy característicos. Esas zonas sí serán perfectamente reconocibles.
La estética tétrica es uno de los aciertos del juego, de nuevo, ya que nos sentimos como en una de las primeras películas de Blade (lo sé, referencia fácil), recorriendo unas calles con sistema de calefacción mediante vapor subterráneo y con unas luces muy tenues que contrastan genial con el tono azulado de la paleta de colores. Incluso el color de los clubes nocturnos de los vampiros es un acierto para meternos de lleno en la faena.
Ahora bien, ¿de qué va? En la ciudad hay dos clanes de vampiros que están enfrentados. Se trata de dos facciones en guerra que solo cuentan con algo en común: mantener engañados a los humanos haciendo creer que los vampiros no existen.
Es lo único en esta guerra en lo que ambos clanes están de acuerdo, y lo demás es una carnicería. Y, claro, nosotros estaremos en medio. No nos han dado muchos más detalles sobre la historia de Vampire: The Masquerade Bloodlines 2, pero sí nos contaron que es uno de los puntos fuertes del título, por lo que tendremos que estar muy atentos.
Múltiples posibilidades
Paradox, responsables del juego, tiene claro el camino a seguir. Van a respetar la esencia del juego original, pero con más recursos que les permitirán crear una mejor experiencia jugable. Al menos, eso es lo que pretenden.
¿Os queréis meter en un juego de rol tradicional? Aquí tenéis el starter pack de D&D
En vampire somos… bueno, somos un vampiro, y como tal tenemos una serie de habilidades especiales. Podremos combatir con armas tanto a distancia como cuerpo a cuerpo, pero también tendremos nuestras habilidades vampíricas para enfrentarnos tanto a los humanos como a otros semejantes que no sean demasiado amistosos.
Tenemos tres clases entre las que elegir, y dependiendo de cuál elijamos, podremos hacer unas acciones u otras. En el juego se llaman ‘'clanes'', y las habilidades que nos dan son las de convertirnos en murciélagos, la de camuflarnos con el humo o la de mover objetos con la mente.
Cada uno de los clanes nos da acceso a una serie de habilidades, y esa es la clave para afrontar el juego como queramos. Cuando se enseñan este tipo de juegos en los que una misma situación se puede resolver de diferentes maneras, se muestra una misma escena afrontada… bueno, de varias maneras diferentes.
En este caso, el protagonista debe encontrar a un escurridizo vampiro que no es demasiado agraciado, pero que cuenta con algo que el que nos ‘'contrata'' necesita. Para ello, debemos iniciar una persecución, donde vemos que hay un escenario que podemos resolver de diferentes maneras.
Si contamos con el poder de convertirnos en murciélagos, podemos sortear una puerta cerrada pasando por encima, ya que hay hueco de sobra. Si no tenemos esa habilidad, sino la de fundirnos con el humo, debemos dar un rodeo a través de las salidas de aire de la ciudad.
Llegados a cierto punto, nos encontramos con el objetivo y empezamos a hablar con él. Hay varias líneas de diálogo, y cada una desbloquea aún más dependiendo de cómo queramos conducir la conversación.
Podemos ser afectivo, diplomático, cordial, borde o, directamente, pasar a la acción. Si tenemos la suficiente habilidad como para afrontar el diálogo con la oportunidad de persuadir al objetivo, podemos pasar sin matar a nadie. Si por el contrario queremos pasar a la acción, podemos hacerlo gracias a un sistema de combate que, por qué no decirlo, no está nada mal.
Tenemos a nuestra disposición armas a distancia o contundentes cuerpo a cuerpo, y lo cierto es que, a falta de ponerle las manos encima, parece que se trata de un control algo pesado (para dar esa sensación de peso en las armas) y que responde bien. Claro, además de armas, somos un vampiro, por lo que podemos abalanzarnos como un animal sobre nuestra presa.
Hablando de ello, me gustó especialmente el sistema ‘’vampírico’’, por llamarlo de alguna manera. Como hemos dicho, se supone que los humanos, no todos, no saben que existimos debido al camuflaje que utilizamos cuando salimos a la calle.
Hay algunos que sí lo saben (y los podemos intimidar, directamente, con un ‘’oye, tío, soy un vampiro, dame la llave o te rajo la garganta’’), y como también debemos cazar de vez en cuando, más nos vale conocer el tipo de sangre que tiene cada uno.
Esto se hace mediante un código de colores e intensidad de los mismos para saber si el humano que vamos a drenar cuenta está furioso, es bravo, normalucho o si tiene alguna enfermedad/consume drogas. El estado de la sangre del humano influirá, si bebemos mucha del mismo estilo, en nuestras características físicas, y aunque suena muy bien, hay ganas de ver cómo afecta esto al juego.
Cyberpunk 2077 y The Masquerade, enhorabuena amantes del rol
Cyberpunk 2077 fue el gran juego de Gamescom, y casi del E3. El título de CD Projekt se está ganando un sitio entre los mejores juegos de 2020, y cuando vi la demo de Vampire, fue el juego que me vino a la mente.
Aunque en los pequeños detalles son muy diferentes (la obsesión de los polacos por esos pequeños detalles es demencial), también hay grandes semejanzas. Los dos proceden de un juego de rol de mesa, respetado y popular, nos permiten hacer las cosas como queramos y dan una gran importancia a la narrativa.
Hemos visto poco de los dos juegos, pero sin duda, son títulos que pueden conquistar a muchos usuarios, ya que en solo unos minutos, las virtudes de ambos afloran. Si sois amantes del rol, 2020 empieza a postularse como un gran año para el género.
Descubre más sobre Alejandro Alcolea Huertos, autor/a de este artículo.
Conoce cómo trabajamos en Hobbyconsolas.