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Nuestras recreativas favoritas (IX)

David Alonso Hernández

Nuestras recreativas favoritas (IX)
Hay títulos que nunca deberían caer en el olvido... ¡y por eso seguimos recordando los mejores juegos de recreativa de la historia! Id pillando cambio en monedas, que empezamos.

Arrancamos la novena entrega de nuestras recreativas favoritas (¿ya van nueve?) con las mismas ganas, o más, de seguir recordando las recreativas más míticas de la historia.

Por este especial 'retro' ya han pasado algunos de los mejores juegos arcade de la historia, pero tranquilos, que todavía quedan muchos, muchos juegos en los que seguro os dejasteis cantidades ingentes de monedas y que os encantará recordar.

Dedicado a los más veteranos del lugar, esta semana empezamos con el mitiquísimo Dragon´s Lair, cuya recreativa dejó flipados a más de uno tras su estreno en 1983... ¡eso son más de 20 años!

Nuestras recreativas favoritas (IX)

Además de a Dirk el Osado, en esta nueva entrega de nuestras recreativas favoritas también recordamos a personajes tan grandes como RoboCop o a los dragones Bub y Bob, los geniales protagonistas de Bubble Bobble o Puzzle Bobble.

El fútbol de Tecmo World Cup 90 y la acción con tintes RPG del grandísimo Gauntlet completan nuestras 5 recreativas de hoy, que son tan buenas que ninguna de ellas debería faltar en cualquier colección arcade 'retro' que se precie, así que mejor pasamos a hablar de todas ellas.

Ah si, que casi se me olvida; Insert Coin, ¿no?

Dragon’s Lair

Dragon´s Lair fue el título que popularizó, en 1983, el sistema LaserDisc en el mundo de los videojuegos. Este nuevo formato permitía a los desarrolladores incluir elaboradas secuencias de vídeo en sus juegos, lo que supuso toda una revolución en aquella época y dejó boquiabiertos a miles de jugadores en todo el mundo, que quedaron asombrados con el concepto de película interactiva.

Precisamente, el verdadero éxito de Dragon’s Lair residió en su sorprendente apartado artístico, que fue creado por el animador, dibujante y director de Disney, Don Bluth, y que –gracias a las posibilidades de LaserDisc- ponía en pantalla unas muy similares a una película de animación.

La historia, bastante típica, nos relataba la aventura de Dirk el Osado, un caballero un tanto torpe que debía rescatar a la ligerita de ropa princesa Daphne (se cuenta que sus creadores se inspiraron en las chicas de la revista Playboy de la época) de las fauces de Singe, un dragón que se había atrincherado en la estancia más recóndita del castillo del mago Mordroc.

Para llegar hasta la princesa, Dirk debía atravesar una serie de estancias que encerraban diferentes peligros, y en las que el único objetivo del jugador era pulsar el botón o dirección de la palanca adecuada en el momento preciso. Vamos, una continúa sucesión de ‘Quick Time Events’.

Para explicarlo de forma sencilla, digamos que el LaserDisc del juego tenía grabadas una serie de secuencias que se iban intercalando según nuestras decisiones en cada una de ellas, creando así una genial sensación de película interactiva, pero –no nos engañemos- limitando también bastante nuestra libertad. Completar el juego, si sabíamos todos los movimientos, llevaba unos 12 minutos, pese a que incluía unos 40 capítulos con unas 200 decisiones en total.

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Para aumentar aún más esta sensación cinematográfica, Bluth y su estudio aprovecharon la amplia capacidad de almacenamiento de LaserDisc para digitalizar las voces de Dirk y del resto de personajes, aunque -como curiosidad- cabe destacar que el reducido presupuesto con el contaban les obligó a prescindir de un equipo completo de dobladores profesionales, lo que hizo que, por ejemplo, la voz de la princesa Daphne fuse interpretada por Vera Pacheco, una empleada del departamento de limpieza de Cinematronics en aquel momento.

Pese a estas limitaciones y, sobre todo, a las de su mecánica, Dragon’s Lair se convirtió en un éxito absoluto en los salones recreativos, lo que propició un ingente número de “adaptaciones” (muy limitadas técnicamente) del juego a todo tipo de plataformas como Amstrad CPC, ZX Spectrum o Commodore 64, y que se han mantenido hasta nuestros días, con versiones ya mucho más fieles al original, en dispositivos como iPhone o iPad.

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Tecmo World Cup 90

El fútbol siempre ha sido un excepcional reclamo para crear videojuegos, tanto en máquinas recreativas como en sistemas domésticos, con títulos tan míticos como Match Day, de ZX Spectrum, o el arcade Tehkan World Cup, que en 1986 acabó con la paga semanal de muchos de nosotros.

En el reportaje de hoy vamos a recordar a Tecmo World Cup 90, aunque si os apetece profundizar un poco más en vuestra infancia futbolera, os recomiendo que no os perdáis el reportaje de los mejores videojuegos de fútbol de la historia que se marcó Dani Acal, y que recopila de forma excepcional a los títulos más representativos del género. ¡Tiene más trofeos que las vitrinas del Santiago Bernabéu!

Volviendo a lo nuestro, para hablar de Tecmo World Cup 90 debemos retroceder hasta 1990, año en el que Tecmo, que hasta el año 1986 se llamó Tehkan, lanzó una nueva recreativa de fútbol cuya principal novedad era su espectacular vista lateral, y que se alejaba de la perspectiva cenital de su exitoso Tehkan World Cup.

La versión inicial de esta recreativa contaba con 8 selecciones nacionales (Japón, Brasil, USA, Alemania, Inglaterra, URSS, Argentina e Italia), aunque en revisiones europeas posteriores de la recreativa se sustituyó a Francia por Estados Unidos y a España por Japón. Mucho mejor, ¿no os parece?

Por su parte, también existió otra versión no oficial del juego, llamada Euro League, que en lugar de combinados nacionales nos permitía elegir entre 8 clubs europeos (FC Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, PSV, Bayer de Munich, AC Milán, Inter de Milán y Nápoles). Todavía mejor, ¿no creéis?

Nuestras recreativas favoritas (IX)

De todas formas, nos topáramos con la versión que nos topáramos, el desarrollo de los partidos y de la competición siempre era idéntico; teníamos por delante 7 rondas de dificultad creciente y en las que teníamos 2 minutos (aunque la duración podía ser ajustada por el responsable del mueble) para marcar más goles que nuestro rival, lo que nos obligaba a ir a por todas desde el pitido inicial. Y eso incluía no cortarnos con las ‘toñas’, ya que el árbitro debía ser de la Premier League y solía mirar para otro lado en casi todas las entradas, por duras que fueran.

Aún con esta rudeza permitida, el ritmo de los partidos era más pausado que otros juegos de la época y con tan sólo dos botones (tiro y pase largo) era posible trenzar jugadas bastante elaboradas, y que nos permitían meter espectaculares ‘chicharros’ desde casi cualquier ángulo… sobre todo si nos sabíamos sus numerosos “trucos”, muchos de los cuales funcionaban en todas las rondas, y que –bien ejecutados- prácticamente nos aseguraban el gol. Y es que, ¿quién podía resistirse a disparar raso desde el punto de la media luna del área rival si sabíamos que el portero casi nunca iba a llegar?

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Robocop 2

Aunque RoboCop está de plena actualidad gracias al reciente estreno de su nueva película en cines, el policía mitad hombre, mitad robot lleva impartiendo justicia desde 1987, año en el que Alex J. Murphy se convirtió en la máquina más efectiva a la hora de resolver crímenes en las calles de Detroit.

La primera película de RoboCop tuvo su correspondiente videojuego para recreativa y dispositivos domésticos, pero hoy os vamos a hablar del arcade de RoboCop 2, que desarrolló Data East en 1991 y que se convirtió en una de los juegos más populares de aquel año en los salones recreativos.

Como buen shoot‘em up de scroll lateral, la acción era la verdadera protagonista del juego, y nuestra misión como RoboCop era limpiar de enemigos todos los escenarios, que estaban repletos de criminales armados.

El desarrollo de las fases era el clásico del género y RoboCop era capaz de despachar a todo lo que se movía disparando con su pistola, realizando ataques cuerpo a cuerpo o dándolo todo con otras armas de fuego, bastante potentes, que recogía en ciertos momentos.

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Pero lo mejor de todo es que, en algunos momentos del juego, el desarrollo de la acción cambiaba totalmente y nos tocaba disparar a todo lo que se movía desde una perspectiva en tercera persona situada tras la espalda de RoboCop, momento en el que podíamos movernos en un escenario estático mientras apuntábamos a los enemigos, que aparecían en diferentes planos, con un punto de mira.

Pero esto no era todo, y la recreativa también incluía fases en las que debíamos darle gusto al gatillo desde una vista en primera persona mientras íbamos a bordo de un vehículo a toda velocidad, centrándonos  en esos momentos en acertar a todos los vehículos enemigos y a los objetos que nos tiraban para tratar de frenar nuestro avance.

Esta amplia variedad de situaciones, unida al carisma del universo del agente Alex J. Murphy y a un apartado técnico muy cuidado, conseguían que sólo una moneda nos separara de sentirnos como el inmenso RoboCop.

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Puzzle Bobble

Los intrépidos dragones Bub y Bob, protagonistas del genial Bubble Bobble, cambiaron de tercio en 1994 y, con la ayuda de Taito en Japón y de SNK en occidente, nos volvieron a dejaron pegados a la pantalla con Puzzle Bobble, también conocido como Bust-a-Move, un divertidísimo arcade que ponía a prueba nuestra habilidad a la hora de combinar burbujas de colores.

La mecánica de este título, que todos conocéis de sobra, nos proponía limpiar cada nivel de pompas antes de que éstas su acumularan y llegaran hasta la parte inferior de la pantalla, instándonos a ser tan rápidos como hábiles manejando el puntero mediante el que controlábamos la dirección de nuestros lanzamientos.

Al principio de cada nivel nos encontrábamos con una formación de pompas de diferentes colores, por lo que el objetivo era disparar pompas, cuyo color cambiaba de forma aleatoria cada vez, para conseguir combinar 3 iguales o más, y conseguir así que explotaran.


La estrategia y la puntería eran fundamentales para superar las fases de dificultad creciente, y mención especial merecía el modo para dos jugadores, en el que nuestras combinaciones de pompas repercutían en la pantalla del rival (llenándola de más de estas burbujas), haciendo que los piques fuesen antológicos.

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Gauntlet

Retrocedemos ahora hasta 1985 para hablar de Gauntlet, una recreativa de Atari que nos proponía recorrer una serie de mazmorras en un mundo de fantasía y que contaba con la genial posibilidad de disputar partidas de hasta 4 jugadores de forma simultánea en el mismo mueble.

Cada uno de los jugadores debía escoger entre 4 personajes bien diferenciados, y que contaban con características y habilidades diferentes: Thor, el guerrero, destacaba por su fuerza bruta, Thyra, la valkyria, disponía de la mejor armadura, el mago Merlin ejecutaba los hechizos más potentes y Questor, el elfo, era muy veloz a la hora de desplazarse.

Con cualquiera de estos héroes (o con todos a la vez si jugábamos en compañía), nuestro objetivo era -desde una vista elevada- encontrar la salida de unos laberínticos niveles mientras acabábamos con todos los enemigos, recogíamos cofres que aumentaban nuestra puntuación y hallábamos todas las llaves, que nos permitían abrir puertas cerradas que impedían nuestro avance.

Los enemigos, siempre muy numerosos, seguían la misma estela de fantasía del juego y nos enfrentábamos a fantasmas, hechiceros, demonios... muchos de ellos sólo nos atacaban cuerpo a cuerpo, y se hacían fuertes atacando en grupo, pero -sobre todo en niveles avanzados- también nos lanzaban ataques a larga distancia que mermaban rápidamente nuestros puntos de salud.

Nuestras recreativas favoritas (IX)

Por suerte, en ciertas partes de las mazmorras encontrábamos comida que nos proporcionaba algo de vida y pócimas con diferentes efectos, como por ejemplo acabar con todos los enemigos de la pantalla a la vez.

Publicitado por Atari como un revolucionario juego de rol para hasta 4 jugadores simultáneos, Gauntlet era tremendamente divertido cuando jugábamos en compañía de otros 3 amigos (aunque la verdad es tocaba apretarse un poco en el mueble) y su éxito propició un número de adaptaciones sistemas 'caseros', como por ejemplo ZX Spectrum, NES o Mega Drive, consola a la que llegó con el nombre de Gauntlet 4. 

Nuestras recreativas favoritas (IX)

Con las mazmorras de Gauntlet y sus variopintos héroes nos despedimos por esta semana, no sin antes recordaros que podéis seguir disfrutando de los mejores juegos arcade con las anteriores entregas de nuestras recreativas favoritas. ¡Hasta la semana que viene!

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