El Regreso del Caballero Oscuro: La última cruzada - Review
Con motivo del lanzamiento de El Regreso del Caballero Oscuro: La Raza Superior, más conocido como Dark Knight Returns 3, Frank Miller avisó que se lanzaría entre medias un one-shot especial, una precuela del primer episodio de la serie original de El Regreso del Caballero Oscuro.
Esta serie, según supimos entonces y así nos lo ha confirmado el lanzamiento de este en España, se desarrollaría 10 años antes de los hechos relatados en Dark Knight Returns, contando la muerte de Jason Todd y los eventos que pusieron en marcha la "jubilación forzosa" de Bruce Wayne como Batman. De esta manera, la historia se encuadraría entre el inconcluso All-Star Batman y Robin y la citada obra original.
Este número que responde al título El Regreso del Caballero Oscuro: La última cruzada según aseguran sus créditos es obra de Frank Miller y Brian Azzarello, con ilustraciones de John Romita Jr. Ahora bien, a pesar de estos grandes nombres, aún tenemos la duda de si ha sido un trabajo provechoso, un despropósito o una explotación innecesaria de la obra a la que se debe.
Un capítulo prescindible
Tal cual os lo decimos. Salvo que seáis de los que tragáis cualquier cosa que lleve el nombre de Batman y de Miller en la portada, sin mayor criterio que este, ya os podéis pensar muy seriamente la importancia de este cómic. De hecho, resulta peregrino pensar que la historia sea completamente de Miller y posiblemente se deba más a la labor intelectual de Azzarello frente a esta historia que al padre de la criatura. Ni su tono ni su representación están consonancia con los de All-Star Batman y Robin y Dark Knight Returns, los capítulos entre los que se sitúa cronológicamente.
El Batman de El Regreso del Caballero Oscuro: La última cruzada pretende ser visto como un Batman cascado y cansado, anticipando su inminente jubilación. Trata de usar el lenguaje beligerante del Batman de Miller y también conectar de manera distante con la psicología de este. Pero no lo consigue, sirviendo en su lugar nos pone encima de la mesa una versión descafeinada y bastante amable de aquel Caballero Oscuro tan sonado y políticamente incorrecto que resucitó a Batman de su letargo en los 80.
Da la sensación de que se quiere ahondar en el aspecto humano de este Batman que, precisamente, destaca por lo inhumano que es. Un Batman sin escrúpulos, que no tiene ningún problema en calzarse una armadura con cincuenta años e irse a zurrar con Superman nada menos. O al que no le tiembla la mano cuando ve ejecutado a golpe de maza a Lex Luthor frente a sus ojos. Y ya no hablemos de aquel que secuestraba a Robin y mientras hace saltar por los aires varios coches de policía se presentaba diciendo aquello de "Soy el puto Batman".
De hecho, lo único que al final parece ser efectivamente un reflejo del Batman de Miller es la violencia y crudeza de sus enfrentamientos con sus villanos y la virulencia del Joker, maníaco y sofisticado, manipulador y psicótico. Pero, claro, el propio metadiscurso de la historia viene a intentar se apologético, explicando que ese Batman tan chungo del que os hablamos era "joven" y que se ha suavizado ahora, en sus últimas horas, como si era una metáfora que estableciera una analogía entre Batman y Frank Miller. Este recurso, desgraciadamente, solo lo cogerán los que estén puestos en cómic y sepan por donde ha ido la obra.
Otro detalle que enfarranga el cómic es la elección del dibujante: John Romita Jr. A pesar de que tenemos que reconocer su idoneidad para títulos como Kick-Ass, en los que su estilo perezoso, rápido y sucio se presta para este tipo de historias, la selección de Romita Jr. como responsable de ilustrar el cómic puede estar precisamente detrás de las carencias de tono de la obra.
Romita Jr., en su estilo, carece de la crudeza psicológica necesaria para el Batman de Miller. Si bien el tipo ha demostrado que la casquería es lo suyo, adolece de pulso a la hora de retratar al Batman de ojos vidriosos que se toma su lucha contra el crimen como en una guerra. En su lugar, sus cuadros dulcifican la trama, posiblemente reinterpretando el guión original mucho más crudo. Esto hace que no sintamos realmente que estamos en una historia de DKR, sino en un Batman estándar, muy alejado de los febriles y descarnados postulados de Frank Miller.
Además, aunque el dibujante trata de imitar la disposición de viñetas propias de la serie DKR (únicamente no respetada en All-Star Batman y Robin por aquello del que dibujaba era Jim Lee y gracias a su posición en DC puede hacer lo que quiera), su estética no se corresponde en nada a la del Batman de Miller. Tanto es así que su uso de sombreado, estropea el acabado final de algunos retratos. En especial, el del Joker, que no recuerda apenas a la versión del personaje de esta serie y cuyo retrato carnoso y de cara redonda parece un calco de otras obras de Romita antes que un diseño original del villano.
Aunque, eso sí, la muerte de Jason Todd se ejecuta como un homenaje descarado a Muerte en la Familia, trama en la que originalmente se mataba al personaje. No ocurre exactamente igual, pero la composición utilizada dentro de las viñetas es claramente un tributo a esta obra. En este punto hemos de señalar el buen tino del ilustrador.
Resumiendo El Regreso del Caballero Oscuro: La última cruzada es el eslabón más débil de la cadena de historias de DKR. No es mal cómic de Batman, ojo. Está bien escrito, y las ilustraciones (a pesar de las limitaciones de Romita) son correctas, sobre todo gracias al color y a las tintas de Peter Steigerwald. Pero aún así, no es ni de lejos una historia acorde con la trama de la serie del Dark Knight.
Ahora bien, si queréis darle una oportunidad, El Regreso del Caballero Oscuro: La última cruzada se puede conseguir en librerías de cómic, grandes almacenes y comercios on-line a un precio de 8,95 euros.
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