Dolmen, Análisis del hijo que nunca tuvieron Dark Souls y Alien

Massive Work Studio se ha cargado sobre los hombros una tarea enorme. El estudio brasileño, en colaboración con Prime Matter, se estrena en PC y consolas con un juego de rol de estilo "souls" ambientado en el espacio profundo. 

Como vamos a ver en este análisis de Dolmen, todos los elementos propios del género están ahí: el sistema de "hogueras", la interconexión entre diferentes partes del escenario y unos combates durísimos,  pero bañados con una historia y un estilo artístico que recuerda a obras como Alien u Horizonte Final.

El resultado es interesante, y se convierte en una alternativa para aquellos que quieran alejarse un poco de la fantasía Grimdark que hemos visto en los Dark Souls y en una legión de imitadores. Pero, ¿funciona este desarrollo en el espacio profundo?

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Para saber si Dolmen merece la pena, lo primero es hablar de su historia. De nuevo nos encontramos en una situación de la que sabemos muy poco, y que tendremos que ir recomponiendo con diálogos, documentos y comunicaciones, como si se tratase de un puzle. 

El punto de partida es nuestra llegada a la colonia minera Revion Prime. Una explotación "fantasma", cuyos trabajadores han sido aniquilados. ¿Y por qué? Porque en Revion abunda el dolmen, una sustancia muy valiosa, y con poderes únicos. 

Rol de manual

Como corresponde a un action RPG "de manual", comenzamos el juego seleccionando nuestra clase (recluta, híbrido, francotirador o tanque) y editando el nombre del personaje y el color de nuestra armadura. La verdad es que en este sentido, las posibilidades son bastante pobres.

 ¿Estamos listos? Pues llega el momento de lanzamos a una exploración que sigue los parámetros del género a pies juntillas. 

Con esto nos referimos a que los enfrentamientos con cualquier enemigo pueden acabar con nosotros, a que tenemos que recoger una serie de materiales con que construir y mejorar nuestro equipo, leer todos los documentos que encontremos y recoger los nanites que dejan los enemigos caídos. 

Los nanites son el equivalente de las almas en Dark Souls, y nos permiten subir de nivel cuando nos teleportamos a la nave -que hace las veces de nexo-. Para teleportarnos contamos con un sistema de "hogueras" que en el caso de Dolmen son balizas.

Nuestra nave, en órbita alrededor de Revion Prime, también cuenta con una estación para construir mejor equipo, con los materiales que hemos mencionado antes, clasificados por su tipo de rareza. Como veis, se trata de un planteamiento  poco original... al menos hasta que llegamos a la fase de combate. 

Los enfrentamientos en Dolmen son desafiantes y están bien planteados. Contamos con tres barras que indican nuestro estado: salud, vigor (es decir, la resistencia que se agota al parar los ataques, golpear y esquivar) y la energía, que se consume con los ataques de armas a distancia. 

De hecho, el uso de fusiles, pistolas y escopetas está más potenciado que en otros juegos similares, y nos permite resolver una parte importante de los combates. 

La particularidad del juego es que nos permite usar la energía como "combustible" de los ataques cuerpo a cuerpo si nuestra "build" no está preparada para los ataques a distancia. Dependiendo del núcleo que hayamos activado -hielo, fuego o ácido- estos ataques causan estados alterados a los enemigos.

Por lo demás, se recuperan las paradas perfectas con el escudo para aturdir a los enemigos, o los jefes finales que cuentan con ataques imparables, y que tenemos que esquivar con un "timing" perfecto. 

Dolmen no arriesga tampoco en este apartado, pero la ejecución es bastante buena. A veces, con una curva de dificultad un poco injusta con los "bosses", que cuentan con varios ataques imparables que matan de un golpe.

Por último, el sistema de mejora y de creación de equipo también "cumple", y nos ofrece la posibilidad de conseguir tecnología en tres árboles: el humano, el reviano y el  taladrador. Las mejores armas del juego se obtienen con piezas que dejan caer los jefes. 

Sin embargo, en estos casos necesitamos repetir los combates varias veces. ¿Cómo? Pues usando los fragmentos de dolmen que dejan caer algunos enemigos. Así podemos acudir a nuestra nave y regenerar a cualquier jefe que hayamos derrotado para volver a luchar contra él y conseguir más recompensas. 

Y si nos resulta especialmente difícil, podemos solicitar la ayuda de un compañero (en modo multijugador online) en las terminales que hay antes de cada enemigo final o en la propia nave.

Carencias en el apartado técnico y artístico

Si en el apartado del gameplay teníamos la sensación de haber visto todo lo que ofrece Dolmen en otros juegos anteriores, lo mismo podemos decir en lo que respecta a su apartado artístico. Probemos a hacer un experimento para que veáis a qué nos referimos. 

Pensemos en los tópicos del género. ¿Zonas de carga con contenedores vacíos? ¿Laboratorios salpicados de cadáveres? ¿El nido de una reina alienígena? ¿Una zona pantanosa que quita vida por efluvios tóxicos? Todo está en Dolmen, recreado con poca originalidad. 

En general, sólo algunas zonas como el río subterráneo o la biosfera del viejo laboratorio se salen un poco de lo convencional, en un mapa interconectado que también sigue las pautas de la saga de Miyazaki.

Es una lástima, pero el motor Unreal Engine tampoco se ha aprovechado, aún en las versiones "next gen". Los modelos son bastante flojos, salvando alguno de los enemigos finales, y los efectos -cuando los hay- tampoco destacan. 

Quizá lo más grave es que el control requiere cierto "entrenamiento" para realizar paradas y esquivas, porque la respuesta no es del todo inmediata. 

Y para colmo, el sistema de menús también es bastante "desafortunado". Además de resultar muy sobrios, el cambio de equipo o la construcción de armas y piezas de armadura no ofrecen toda la información que nos gustaría. 

Una ambientación diferente

Dolmen está lejos de ser un juego redondo, ya habéis visto que no se atreve a innovar en el desarrollo, y arrastra algunas carencias técnicas. Y sin embargo, es un juego entretenido y con una curva de dificultad muy dura, que atraerá a los veteranos del género. 

Sin embargo, el desarrollo de Massive Work demuestra que este tipo de RPG puede funcionar bien con una ambientación futurista (algo que ya habían explorado los dos The Surge y, en cierto modo Star Wars Jedi Fallen Order). 

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Poco a poco su historia nos ha ido resultando más interesante, hemos entrado en sus sistema de creación de armas y equipo y sobre todo, sus jefes finales nos han "picado". Al final, Dolmen nos deja un buen sabor de boca. 

Nos hubiera gustado que fuera un juego más arriesgado, y que se hubiese cuidado el aspecto técnico, pero con todo, es una buena alternativa para quienes quieran probar un universo nuevo sin salirse del desarrollo de los "souls" clásicos.