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Análisis de Dragon Ball GT: 100 años después

Análisis de Dragon Ball GT: 100 años después
ARGUMENTO: 100 años después de los acontecimientos de Dragon Ball GT, Pan es la única guerrera Z que queda con vida. Su nieto, Goku Jr., es un chico cobardón que no confía en su propio potencial. Gracias a los consejos de su abuela y a la búsqueda de la Bola de Dragón de 4 estrellas, verá de lo que es capaz. 1997 - DIRIGIDA POR Osamu Kasai - GUIÓN DE Takao Koyama.

Con el final de Dragon Ball GT, parecía que el universo de Dragon Ball llegaba, ahora sí, a su fin. Sin embargo, los chicos de Toei Animation aún querían poner otro broche a la obra de Akira Toriyama. El último capítulo de la serie viajaba 100 años hacia el futuro, cuando Goku Jr., el joven tataranieto del héroe, seguía sus pasos transformándose en súper saiyano y peleando con el descendiente de Vegeta. La idea debió de hacer gracia, así que seguidamente se publicó esta 100 años después, en la que se contaba cómo Goku Jr. pasó de ser un cobardica a descubrir que la verdadera fuerza está en sacar el valor para enfrentarse a cualquier reto y ayudar a los demás.

Así, esta historia es bastante diferente a las peleas apocalípticas del final de GT y apuesta por una aventura sencilla, en la que un niño se enfrenta a una "simple" excursión al monte Paozu para recuperar la Bola de Dragón de su antepasado.

Análisis de Dragon Ball GT: 100 años después

Buscando la esencia de Dragon Ball

La película arranca con una situación bastante dramática. Pan es la única que queda con vida de los guerreros Z, pero ya es una ancianita al borde la muerte. Su nieto Goku Jr. la ve agonizar en el hospital y, entre lágrimas, se promete a sí mismo que dejará de ser un loser para honrar el mensaje de la abuela: él es tan fuerte como su antepasado Goku, pero para demostrarlo ha de sacar el valor de su interior.

En su camino a la montaña, Goku Jr. es acompañado por Puck, un abusón de su colegio que se ve interesado por su búsqueda del valor. La relación entre ambos personajes es enternecedora (Puck es el grandullón con valor y Goku es el cobardica con potencial), pero no deja de estar bastante forzado que el segundo se metiera cruelmente con el primero cada día y de la noche a la mañana lo considere un gran amigo. En cualquier caso, esta relación a lo Cuenta conmigo da un enfoque entrañable a la película.

A partir de ese punto, la historia comienza a mostrar ligeros tintes de aventura que realmente retroceden a los primerísimos compases de Dragon Ball: gigantescos ladrones de carretera, monstruos que parecen temibles pero en el fondo son muy cómicos... Todos ellos, con un diseño muy "toriyamesco" que se agradece, como podéis ver en la imagen de abajo:

Análisis de Dragon Ball GT: 100 años después

El resto de la historia mantiene ese ritmo que, aunque no deja de oler a relleno, es suficiente para entretener al espectador que busque una historia sencillita. Cuando la trama se acerca a su momento final, es cuando la senda del film se diluye. Ojo, spoilers: Goku Jr. está siendo ayudado por un osezno y su madre cuando un gigantesco monstruo los ataca. Todos están contra las cuerdas, el héroe esta a punto de perecer... Pero saca la fuerza para transformarse por primera vez en súper saiyano y dar una paliza de cuidado a su rival. Esto, que claramente buscaba el clímax narrativo de la aventura, me parece un error: el mensaje que ello destila no es "si eres valiente podrás derrotar a cualquier rival", sino más bien "si tienes la transformación adecuada, podrás derrotar a cualquier rival". ¡Si yo me pudiera transformar en súper saiyano, también sería supervaliente, claro!

Habría sido mucho más elegante que Goku Jr. hubiera podido ganar sin necesidad de transformarse, sino buscando dentro de sí el valor y la habilidad para ganar, pues esa se supone que era la moraleja de la historia. Pero claro, de alguna forma había que hilar la película con el final de Dragon Ball GT...

Los últimos minutos muestrn (spoilers de nuevo) cómo Jr. llega al monte Paozu e intenta usar en vano la Bola de Dragón para pedir el deseo de que su abuela se mejore. Ante su frustración, el "verdadero" Goku se le aparece, le habla de la búsqueda del valor y que, gracias a su esfuerzo, su abuela está mejor y su amigo Puck, que se había caído por un precipicio tiempo atrás, está de una pieza.

Análisis de Dragon Ball GT: 100 años después

Aunque esa aparición "espiritual" de Goku posee cierto encanto (el final de GT concedía al prota un carácter trascendente y semi místico junto a Shenron, algo que personalmente siempre me pareció una patochada), no deja de aportar un mensaje algo extraño y autocomplaciente: como él ha sido valiente, Puck no murió al caer por el barranco. ¿Cuál es la relación? ¿Insinúan que Goku lo salvó para premiar su valentía o fue simplemente la providencia? En definitiva, aunque tres cuartas partes de la historia presentan un carácter más homogéneo e incluso valiente (reducir toda la esencia de Dragon Ball a la búsqueda del valor y de hacerse más fuerte), el final hipoteca bastante ese mensaje para poder cuadrar una conclusión obsequiosa. Si a eso sumamos que, técnicamente, la película es bastante convencional, el resultado basta, pero no convence. Por cierto, ¿cien años después ya no aparece ningún super ultra mega villano? Va a ser cierto ese mensaje de Bulma de que era el propio Goku quien atraía los problemas.


Recuerda, puedes ver las críticas del resto de películas de Goku en nuestro especial Dragon Ball.

VALORACIÓN:

Película bastante intrascendente que intenta revivir parte del espíritu original de la saga, aunque no consigue emular su impacto.

LO MEJOR:

Goku Jr. tiene un puntito entrañable.

LO PEOR:

El guión, aunque bienintencionado, es un poco simplón.
Hobby

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