Análisis de Skyrim VR en realidad virtual con PS VR

Pensábamos que ya habíamos jugado todas las versiones posibles de Skyrim, hasta que ha llegado Skyrim VR para PlayStation VR, una adaptación del espectacular juego de rol de Bethesda para dispositivos de realidad virtual. Si una de las quejas más habituales acerca de esta tecnología es que no había juegos "completos" (aparte de un excelente Resident Evil 7 Biohazard) ahora tenemos la oportunidad de sumergirnos en una aventura épica de más de treinta horas de duración... que no se ha recortado lo más mínimo en VR. De hecho, esta versión también incluye los tres DLC que se lanzaron en su momento: Dawnguard, Heathfire y Dragonborn. 

De inicio, podemos afirmar que se trata del juego más grande que existe en realidad virtual, y cuyo desarrollo es el mismo que hemos disfrutado hace muy poco en la versión de Skyrim para Nintendo Switch. Por eso no tiene sentido que nos detengamos de nuevo -por cuarta vez desde que apareció el original en 2011- en su desarrollo y argumento. En pocas palabras, la historia del dovahkiin (sangre de dragón), de los capas de la tormenta y el Imperio, los barbas grises y Alduin...  sigue enganchando como el primer día (incluso si ya lo habéis jugado en una versión anterior).

Dentro de Skyrim

¿Por qué? Pues porque en cuento nos ponemos el casco y echamos un vistazo a nuestro alrededor (incluso cuando nos ponemos de rodillas frente al verdugo, al comienzo del juego) es inevitable quedar impresionados por la inmersión en este mundo. Si ya habéis probado otros juegos en VR, multiplicad su efecto por el "flipe" de estar en un mundo "conocido". Aunque también es cierto que no se ve con la misma nitidez que la versión del año pasado, que alcanzaba resolución 4K nativa en PC y PS4 PRO.    

¿Cómo se ha adaptado a PSVR? Por un lado, tenemos todo lo relativo al headset. En este sentido, Bethesda ha hecho un gran trabajo, ya que casi todo es configurable: el campo de visión, la velocidad y sensibilidad de los movimientos, y algunos efectos como que los bordes se oscurezcan cuando corremos en una dirección. Se ha tratado de evitar el mareo de los jugadores lo máximo posible, pero no lo consigue siempre. Al menos en nuestro caso, los combates en áreas cerradas (como las cuevas o los túmulos) en que hay mucho movimiento nos han resultado un poco confusos. 

Cuando la cámara se mueve demasiado, en las secuencias grabadas, agradecemos que haya breves fundidos a negro para evitar el malestar. Es un truco que ya habíamos visto en Resident Evil 7 y que funciona bien, aunque nos saca un poco de la situación. Como nos ha ocurrido con la mayoría de los juegos en VR, después de sesiones largas, Skyrim VR resulta un poco agotador.

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Controles virtuales

El control con Dual Shock sólo tiene pequeños ajustes respecto al juego original, en el giro de la cámara (por ángulos en lugar de hacerlo de forma continuada) y también se puede modificar para que se ajuste a las preferencias del jugador (incluso la mano dominante). En general funciona bien, pero la experiencia es mejor con los sensores de movimiento de PS Move. Podemos desplazarnos de modo continuo o mediante "teletransporte" con un cursor, mientras utilizamos la espada con la mano derecha y el escudo con la izquierda, de forma muy intuitiva. Aunque las armas a dos manos no funcionan tan bien. 

La navegación por el mapa y el uso de los menús requiere un poco de aprendizaje, pero en cuanto dominamos el mapeado de botones, la verdad es que funciona bien, y nos permite disfrutar de este gigantesco RPG "sin recortes". En general, la adaptación de juego tradicional a realidad virtual es muy buena, aunque se podían haber simplificado algunos elementos de navegación.

¿Es un Skyrim "completo"? Desde luego, y aprovecha muy bien la capacidad de inmersión de PSVR. Pero para disfrutarlo al máximo, nuestro consejo es que bajéis el nivel de dificultad -para que los combates no sean demasiado caóticos- y lo juguéis despacio, disfrutando de los paseos por la provincia más famosa de Tamriel. Si, como nosotros, quedasteis impresionados por el original de 2011, revivirlo "en persona" os va a dejar helados, como el aliento de Alduin.