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Análisis de Vane para PS4 y PC, juego de ex-miembros del Team ICO

Análisis de Vane para PS4 y PC
Análisis de Vane, una aventura para PS4 y PC que ha sido desarrollada por Friend & Foe, un pequeño estudio compuesto por antiguos miembros del Team ICO. Ya sea a pie o volando, Vane nos intenta cautivar con su onírica presentación visual, ¿pero logra estar a la altura de las expectativas?

En en el año 2014, cinco desarrolladores con experiencia en el ámbito AAA (en sus currículums hay juegos de la talla de Killzone, Battlefield 3 o The Last Guardian) cansados de trabajar para las grandes compañías decidieron unirse para formar su propio estudio, al que bautizaron como Friend & Foe.

Vane - PlayStation Experience 2016- 2017 Reveal Trailer - PS4

Y fue en 2014 cuando presentaron al mundo el primer fruto de su unión: Vane, un pequeño juego de aventuras, puzles y exploración para PS4 y PC. Por desgracia, hacer videojuegos no es nada fácil y por el camino se encontraron con no pocas complicaciones que han alargado el desarrollo más de lo inicialmente previsto.

Hasta el pasado 15 de enero, momento en que el primer juego de Friend & Foe llegó al mercado. Y en nuestro análisis de Vane para PS4 y PC, os contamos qué pensamos de este viaje de altos vuelos.

Vane

Pájaros en la cabeza

En cuanto nos ponemos a los mandos de Vane, es evidente que estamos ante un juego realizado por antiguos miembros del Team ICO: el control del personaje es clavado al de ICO, Shadow of the Colossus o The Last Guardian, y tenemos un botón para saltar y otro para "llamar". Y la cámara... La cámara también es "muy Team ICO": se mueve de forma lenta y pesada, se coloca automáticamente en la posición por defecto y resulta más un incordio que una ayuda, especialmente en las fases de vuelo.

Porque la particularidad, y probablemente el aspecto más interesante de Vane, es que el personaje protagonista puede convertirse en pájaro y surcar los cielos con libertad. De hecho la aventura empieza dejándonos volar sin rumbo, sorprendiendo con la extensión de su mundo desértico y la libertad que se nos brinda. No se nos indica adónde debemos dirigirnos o qué motivos nos han llevado hasta ahí; no hay texto en pantalla ni ningún tipo de indicador que nos indique el siguiente objetivo.

Vane

Es una sensación tan extraña como maravillosa que se repite a lo largo del juego, en unas ocasiones con más acierto que otras. En el caso de estos primeros minutos iniciales funciona de maravilla, porque a pesar del desconcierto inicial, Vane cuanta con distintos puntos pensados para llamar nuestra atención, pero sin resultar demasiado evidentes, de forma que nos dirigimos a ellos de forma instintiva, sin pensarlo; en este caso se trata de una charca a la sombra de una colina.

A lo largo de la aventura encontramos varias situaciones similares, aunque los resultados no siempre son tan satisfactorios. Y es que esa incertidumbre de estar siguiendo algo sin saber que lo seguimos provoca en nosotros una confusión que no siempre es agradable, y que se puede traducir en puzles un tanto obtusos... Pero es de aplaudir que hayan logrado algo semejante, pues no es nada fácil. Hay una secuencia que gira en torno a empujar una esfera de gran tamaño que es el ejemplo más brillante de todo esto.

Vane

Y es que Vane empieza siendo un intento de ICO, poco a poco se va transformando en algo muy distinto, mucho más oscuro y con personalidad propia. Se trata de un juego completamente lineal, pero que está dividido por lo que podríamos considerar fases, fácilmente identificables porque cada una presenta una suerte de mecánica o situación diferente. Lo malo de esto es que la interesante propuesta inicial de explorar un mundo gigantesco, a pie o transformándonos en pájaro en cualquier momento, se diluye a las pocas horas... Y Vane no es un juego largo, precisamente; si no os atascáis en exceso, tres horas serán suficientes para llegar al final (aunque sus trofeos parecen insinuar cierta rejugabilidad).

La duración no seria un problema si no fuese porque resulta excesivamente confuso a la hora de contar su historia. No nos importa que se utilicen elementos metafóricos para narrar, pero en el caso de Vane hemos terminado el juego sin tener ni idea cuál era el punto al que estaban intentando llegar sus creadores. Y eso, al final, hace mella en las sensaciones que nos quedan al soltar el mando. Tampoco ayuda que la banda sonora sea poco memorable, abundando los acordes electrónicos que no terminan de casar con la propuesta.

Vane

Por suerte Vane tiene un último apartado en el que destaca, y muy por encima de los demás: el visual. Es... difícil describirlo con palabras. Como el desarrollo de la aventura, inicialmente está dentro de lo "normal" (desiertos, ruinas de civilizaciones antiguas, etc.), haciendo uso de la técnica low-poly para lograr algunos efectos verdaderamente atractivos, como las nubes de polvo geométricas que el personaje deja al correr sobre la arena.

Pero al avanzar empezamos a toparnos con todo tipo de virguerías visuales: inicialmente parecen glitches gráficos, pero pronto nos damos cuenta de que estemos contemplando explosiones vectoriales y escenarios que se construyen y deconstruyen a medida que los recorremos. Como decíamos, es difícil de explicar con palabras. Si os atraen las experiencias que apuestan por un diseño visual imposible, casi alucinógeno,, merece la pena experimentar Vane de primera mano.

VALORACIÓN:

Vane intenta volar tan alto como las mejores obras del Team ICO, y aunque a veces, entre las costuras, se pueden observar destellos de esa magia tan especial, no logra estar a la altura. Visualmente es todo un viaje y su propuesta tiene un gran potencial, pero al final todo queda oscurecido por sus fallos.

LO MEJOR:

La dirección artística y los efectos visuales. Algunas ideas de diseño. Una propuesta muy interesante...

LO PEOR:

... Que se queda a medio gas. La cámara es un estorbo constante. Se acaba en un suspiro y es tan metafórico que sabe a poco.

Versión comentada: PS4

Hobby

60

Aceptable

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