Análisis de Yoku's Island Express para PS4, Nintendo Switch, Xbox One y PC

Yoku's Island Express es uno de tantos juegos que, cuando se anuncian, bien por estética, bien por un trailer poco impresionante, pasan inadvertidos por el radar de muchos jugadores. Pero, tras haberlo jugado a fondo en Nintendo Switch, puedo decir que e primer juego de Villa Gorilla para mí ha sido una de las sorpresas más gratas en lo que va de año.

¿Y por qué es una sorpresa? Pues, porque aunque otros juegos antes han intentado fusionar la jugabilidad de un pinball con otros géneros como las aventura (como fue el caso de Momonga Pinball Adventure en PS4) o con el desarrollo típico de un Pokémon (en los divertidísimos Pokémon Pinball), raros son los casos en los que la fusión va tan lejos.

Yoku's Island Express nos cuenta la historia de un escarabajo pelotero que, nada más llegar a una remota isla, le encasquetan el trabajo de ser el cartero... para no mucho después, descubrir que en la isla están pasando cosas muy raras, como el misterioso ataque a una de las veneradas criaturas protectoras de la isla.

Descubrir quien se esconde tras el ataque, y reparar los daños será nuestro objetivo final, pero para conseguirlo, nos espera una aventura en la más pura línea metroidvania, en la que tendremos que conseguir nuevas habilidades (por ejemplo, conseguir un matasuegras para despertar a algunas criaturas dormidas y romper algunos objetos, así como aprender a bucear, absorber babosas explosivas para destruir rocas...), con las que podremos acceder a nuevas zonas del mapa.

Pero, entonces... ¿qué le hace original, distinto? Pues que, aunque manejamos al escarabajo como en cualquier aventura, por el mapeado veremos salpicados muchos "petacos" (o flippers) que, pulsando ZL y ZR (o los gatillos, en los mandos de las demás versiones), nos permitirán utilizar la pelota del escarabajo como si fuera una bola de pinball y así lanzarlas por las rampas, caminos y agujeros del escenario.

De hecho, muchas zonas del mapa han sido diseñadas como pequeñas mesas de pinball en sí mismas, con bumpers, rampas, dianas y zonas con las que interactuar... e incluso "tareas" o desafíos, como pasar la bola por una rampa X veces, o recoger unas pequeñas piedras moradas que desbloquean trampillas.

Incluso en estos tableros entra en juego el uso de las habilidades que hayamos conseguido, como utilizar las mencionadas babosas para reventar las piedras que bloquean algunos caminos. No hay puntos, ni récords, ni nada por el estilo que recuerde a un pinball. Como decimos, es ante todo una aventura, no un pinball. 

En lugar de puntos, lo más parecido es que al golpear los "bumpers" o al realizar ciertas acciones, aparecen objetos coleccionables como fruta (que es la "moneda" del juego para desbloquear algunas cosas, como algunos de los "petacos" que hay repartidos por el escenario y que están inactivos de primeras) o un ave que evita que la bola caiga por debajo de los petacos (lo que en un pinball supondría perder una vida).

De esta manera, el avance tradicional en este tipo de aventuras se ve salpicado a menudo, por estas mecánicas de pinball, que dan un agradecido soplo de aire fresco a este subgénero, y más aún cuando existe un completo sistema de galerías, transportes y "petacos" desbloqueables, que nos permiten recorrer la isla con relativa rapidez.

Y es que, a menudo tendremos que volver atrás sobre nuestros pasos para completar algunas de las muchas tareas opcionales, o no, que van surgiendo mientras avanzamos en la aventura. Porque, casi desde el principio de la aventura, Yoku's Island Express promueve que sea el jugador el que decida cómo quiere avanzar y qué quiere hacer.

Así, a los pocos minutos de comenzar, el juego nos plantea tres destinos a los que ir, y aunque nos recomienda uno, queda a merced del jugador qué hacer o por dónde tirar. No todo está abierto de primeras (necesitamos las mencionadas habilidades), pero si que da margen para que vayamos explorando el mapa.

Aparte, interactuar con los pintorescos habitantes de la isla va añadiendo nuevas tareas y búsquedas: encontrar tres piezas de una estatua, repartir el correo por 30 buzones distintos, entregar paquetes atrasados... Contamos con una mochila donde vamos guardando los objetos relacionados, y que podemos mejorar para que también albergue más fruta.

Así, la lista de tareas va creciendo, lo que a menudo nos obliga a visitar zonas del mapa por las que ya hemos pasado (el famoso "backtracking" de este tipo de aventuras) y descubrir algún pasadizo o zona de acceso que, o se nos había pasado, y que alguna nueva habilidad nos permite habilitar.

Por suerte, pulsando el botón "-" en Nintendo Switch, accedemos a un mapa con dos grados de zoom, que va recogiendo todas las tareas y lugares a los que debemos ir. Un ejemplo de otra de las características del juego: no te lleva de la mano, pero tampoco te pone la zancadilla. No te indica el camino, pero sí el destino.

Y es que, a pesar de su apariencia y de sus mecánicas, ante todo Yoku's Island Express es una aventura como pueda ser Metroid Samus Returns, con momentos en los que te puedes quedar atrancado buscando el camino o la forma de cómo llegar a un sitio o un objeto. 

No vamos a entrar mucho más en su desarrollo por no destripar nada más, salvo para indicar que incluso hay jefes finales, pero lo cierto es que la fusión de estos dos estilos funciona, convence y es realmente adictiva (a poco que te atraigan ambos estilos, metroidvanias y pinballs).

Todo, además, con un control que responde a las mil maravillas y que siempre se mantiene sencillo, permitiendo que cualquiera desde niños pequeños a mayores puedan disfrutar de la aventura sin excesivas complicaciones.

Además, Yoku's Island Express refuerza esas sensaciones con una parcela visual que, aparte de estar a la altura, cuenta con unos diseños tanto de escenarios como de criaturas con las que nos vamos cruzando, realmente cuidado y atractivo, que en ocasiones recuerdan a algunos cuentos "pop up" o de ilustraciones, muy coloridos y con un diseño simple pero efectivo.

Pueden parecer algo infantiles, o propios de un juego para los más pequeños... pero no es menos cierto que el buen gusto y el gran acabado que derrochan nos ha recordado a otras originales y creativas propuestas, como la de LittleBigPlanet. Tampoco hay que olvidar que en el modo portátil de Switch se mueve y se ve de lujo (y los textos se leen sin problemas).

Incluso la alegre y simpática música (que puede llegar a resultar cargante en algunos momentos), junto con un variado catálogo de efectos de sonido, ayuda a que nos metamos en el mundo de Yoku's Island Express, algo que también ayuda a rematar la cuidada traducción al castellano. Es un juego hecho con mimo y cariño, en todos los apartados, y se nota.

Quizá, sólo se le pueda reprochar que, un jugador mínimamente hábil con los pinballs lo despachará relativamente rápido, en torno a unas 7 y 9 horas, ya que la dificultad no es elevada... aunque completar todas las tareas opcionales, y desbloquear y descubrir todo lo que ofrece la isla lleva bastante más tiempo.

Porque... ¿hemos dicho ya que la bola del escarabajo se puede personalizar, aunque antes hay que encontrar los modelos y patrones? ¿Que en ocasiones nos ha recordado al genial Tombi por las disparatadas misiones que nos piden, como buscan distintos lugares donde unos hongos quieren crecer?

¿O que  hay otras "monedas" coleccionables, como raíces de mimbre, que nos permiten "cumplir" otro objetivo del juego, del que no os hemos dicho nada para evitar "spoilers"? Como decíamos al principio, Yoku's Island Express es una divertida caja de sorpresas, que puede pasar desapercibida si la gente no le da una oportunidad.

Pero en lo importante, la jugabilidad, podemos estar hablando de una de las experiencias más originales de cuantas se han lanzado en lo que va de año. Puede venir de un estudio joven, los suecos de Villa Gorilla, pero sin duda, hay que aplaudirles por su original trabajo, y el acertado resultado.