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Crítica de Anatomía de un escándalo – El último culebrón que triunfa en Netflix

Anatomía de un escándalo (Netflix)

Netflix ha estrenado Anatomía de un escándalo, la última serie de televisión británica que impera en la plataforma streaming combinando el dramón propio de los culebrones con un tema de candente actualidad.

Cuando era pequeño, odiaba mi nombre. Siempre lo he odiado, aunque he terminado acostumbrándome. Para mí, un nombre, el título de un libro, una película o una serie de televisión, no puede estar seleccionado al azar. No puede ser elegido a la ligera. Tiene que formar parte del proceso creativo, dotar de vida al producto en sí.

Creo que un nombre puede definir tu vida. No puedo imaginarme a Napoleón Bonaparte siendo otra cosa que emperador; Andy Warhol, pintor; Cien años de soledad, una de las mejores novelas de todos los tiempos; Martin Scorsese, director, y El apartamento (1960), la mejor película que ha parido la Historia del Cine.

Hay pocas series de televisión recientes que tengan un título tan idóneo y conciso —incluso sincero consigo mismo— que Anatomía de un escándalo. Esta nueva serie de Netflix es exactamente eso: la exposición y el desmenuzamiento de un escándalo público con un impacto mediático insondable.

Creada por S.J. Clarkson, cineasta que está detrás de series de la talla de Sucession, The Defenders, Vinyl, Jessica Jones o Bates Motel, Anatomía de un escándalo en Netflix cuenta con un reparto de escándalo liderado por Sienna Miller, Rupert Friend, Michelle Dockery, Naomi Scott y Ben Radcliffe.

Y, a pesar de tener todos los ingredientes para ser una propuesta soberbia y un producto verdaderamente interesante, Anatomía de un escándalo no pasa de culebrón con tintes de actualidad. Una serie que ya está triunfando en el catálogo de Netflix, pero cuyo resultado final dista mucho de lo mejor que posee la plataforma streaming.

Pero, antes de hablar más profundamente sobre ella, ¿de qué va esta nueva serie de televisión? Bien. Estamos delante de uno de esos productos que combina el drama, la política y el romance con el thriller judicial. Sin embargo, aquí hay una mezcolanza de todos ellos, no un género concreto del que se nutra la serie.

Anatomía de un escándalo está protagonizada, verdaderamente, por Sienna Miller. Ella da vida a la mujer de un ministro británico (Rupert Friend) que ha tenido una relación extramatrimonial. Hasta ahí, todo más o menos normal: cuernos, exposición pública, falsas promesas, dolor, tristeza, llanto, más falsas promesas y algo de perdón.

Sin embargo, la cosa da un giro de ciento ochenta grados la amante del político lo acusa de… violación. ¡Voilà! ¡Ahí tenemos la historia! ¡Ahí tenemos el drama político de Netflix que todos estábamos esperando!

Anatomía de un escándalo no se queda ahí. Y es que el político en cuestión, y su amigo, el Primer Ministro británico, no han tenido precisamente una trayectoria que digamos… respetable. Alguien abre el cajón del pasado y comienzan a salir testimonios que salpican a la élite inglesa, responsable del gobierno.

Desafortunadamente, quizás he vendido la serie con más enjundia que lo hace el propio producto. Lo cierto es que hay muy poco de diversión en esta serie. Es más, nos produce cierto desasosiego que la serie de Netflix haya preferido convertirse en un museo de perversiones y una crítica débil a la élite política en lugar de un testimonio femenino sobre el dolor y la verdad.

El poder que traslada el personaje de Sienna Miller es arrollador. Su lucha consigo misma, con su marido, con la prensa, con todos aquellos que tratan de desmenuzar su vida y su historia a costa de ella misma, es tremenda. Sin embargo, S.J. Clarkson pone el foco en el escándalo que da nombre al título en lugar de las víctimas que deja por el camino.

Anatomía de un escándalo (Netflix)

Anatomía de un escándalo es una serie con una bella factura técnica —propia de la plataforma streaming, ya estamos acostumbrados— y grandes interpretaciones. Sin embargo, los personajes, que poseen un carácter individual enorme, son congestionados por el interés del creador en atomizarlo todo en torno a los «mass media» y su implicación en un escándalo de esta envergadura.

No es que me parezca mal que lo haga —parece que estoy atacándolo sólo porque soy periodista y es todo lo contrario—, es que sencillamente sostengo que no era lo que necesitaba la historia. Tengo la sensación de que no ha sabido comprender la verdadera historia que tenía entre manos y sus personajes han sido víctimas de ello.

Donde al principio había un potencial inherente, al final acaba siendo algo plano, poco atractivo y ligeramente empático. Los protagonistas están tan lejos de nosotros que no podemos acercarnos, ni siquiera poniendo todo de nuestra parte. Y lo tenían muy fácil.

Sin embargo, Anatomía de un escándalo es un éxito en Netflix porque tiene un ingrediente perfecto para «maratonear». Esta serie es un culebrón. Ya está. Dura poco, tiene buenos actores, luce bien y todo lo que pasa es lo suficientemente dramón como para cruzar las piernas, comer helado e ir comentando con el de al lado.

A mí, desde luego, me ha pasado. He identificado rápidamente cuáles eran sus pros y sus contras, he decidido abrazar el culebrón telenovelesco que daba cada giro, cada escena y cada personaje, y he disfrutado de Anatomía de un escándalo en Netflix lo suficiente para recomendarla si no tienes nada pendiente por ahí.

Ésta no será la serie del año —se va a quedar muy lejos, teniendo en cuenta que se ha estrenado una joya llamada Tokyo Vice y una curiosidad titulada Outer Range—, pero al menos te hará echar el finde con un juicio en el que la verdad está cada vez más lejos de ella misma. ¡Ah! Y tiene un nombre perfecto.

VALORACIÓN:

Anatomía de un escándalo, la nueva serie de Netflix, sostiene al espectador con un culebrón de manual en el que el drama telenovelesco con tintes de actualidad ensombrece y deforma a unos personajes que tenían mucho más potencial. Más escandalosa que anatómica, las cosas como son.

LO MEJOR:

Es un culebrón, una telenovela, un dramón de manual. Vamos, que vas a querer seguir viendo episodios por puro cotilleo.

LO PEOR:

Ha preferido poner el foco en el "escándalo" en lugar de en el personaje femenino, su dolor y su verdad. Aleja a los personajes del espectador.
Hobby

60

Aceptable

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Etiquetas: Netflix