Crítica de Ancien y el mundo mágico, de Kenji Kamiyama

La sección Animat' del 50 Festival de Cine de Sitges acogió el estreno de Ancien y el mundo mágico también conocida por su traducción anglosajona Ancien and The Magic Tablet o su título nipón original Hirune-hime: Shiranai watashi no monogatari.

La expectación era máxima teniendo en cuenta que la película está dirigida por Kenji Kamiyama, el guionista de Blood: el último vampiro y el escritor y director de Ghost in the Shell: Stand Alone Complex.

Ancien y el mundo mágico nos sitúa cronológicamente en el futuro. Estamos en el año 2020, y sólo faltan tres días para la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio. Kokone es una joven estudiante que, además de ayudar a su padre viudo con las tareas de la casa, tiene que esforzarse por mantenerse despierta cada día en clase.

En sus sueños siempre se convierte en la joven princesa Ancien del reino mágico de Corazonia, defendido por los fantásticos Motoroides de los ataques del terrible Coloso. Pero muy pronto la línea que separa el sueño de la realidad empezará a difuminarse y más aún cuando su padre es secuestrado por unos hombres misteriosos y Kokone tiene que embarcarse en una aventura para descubrir el verdadero pasado de su familia.

Lo primero que hay que señalar es que las líneas temporales y los planos de realidad son tremendamente difusos. Ancien y el mundo mágico no es una película que apunte al público infantil sino más bien al juvenil preadolescente. Necesitas estar un poco curtido en el mundo del manganime para comprender ciertas transiciones y encontrarle el sentido al relato.

Ver galería

Ancien y el mundo mágico - Galería de imágenes de la película I (6 imágenes)

Por otra parte, el mensaje tiene una carga de profundidad que va más allá del colorín. La película es hermosa, no tenéis más que echarle un vistazo a las galerías de imágenes con las que acompañamos este texto, pero también muy larga y quizás excesivamente ambiciosa a la hora de abarcar la información.

Pone sobre la mesa cuestiones como la forma en la que la tradición choca de frente con el desarrollo de la tecnología pero también temas sociales de calado como la decadencia paulatina de la industria japonesa, la lucha de clases o la constricción de la fantasía que va de los adultos a los niños.

Las mejores películas de animación de 2016

Ancien y el mundo mágico propone por tanto un viaje que merece la pena, pero con el handicap de que tiene un ritmo muy irregular. Hay pasajes muy densos y otros en los que la arquitectura (y las imágenes creadas por ordenador sobre todo en los planos largos) cobran tal protagonismo que hacen que te deslices por la pendiente del aburrimiento. Lo cierto es que si aguantas el tirón, todo cobra sentido, pero hay que reconocer que la narrativa no lo pone fácil.

Ver galería

Ancien y el mundo mágico - Galería de imágenes de la película II (5 imágenes)

Respecto al diseño de personajes, es probable que algunos os traigan a la mente a Baymax de Big Hero 6. La misma ternura de aquella película se traslada aquí con otros ingredientes. Quizás se repite demasiado el mantra de "si unimos los corazones podremos volar", pero el caso es que junto con la delicada banda sonora de Yoko Shimomura (Final Fantasy, Kingdom Hearts, etc.) en la que el piano es el gran protagonista, te acaba emocionando.

También el sentido del humor encuentra su lugar, sobre todo en lo que al sentido de la aventura se refiere que mezclado con el toque fantástico resulta estimulante. Lástima que no se haya afinado más en el desarrollo de la película para quedarse con lo esencial: siendo un poco más sucinta sería más abarcable para el gran público y más efectiva a la hora de dirigirse al espectador. Con todo, yo no la dejaría pasar si bien se la recomendaría solo para quienes ya estén familiarizados con este lenguaje.