Crítica de Batman: Gotham a luz de gas - El Murciélago contra Jack el Destripador

A finales de la década de los 80, con la inminente llegada del Batman de Tim Burton a los cines, a un tipo se le ocurrió preguntarse qué pasaría si metieses a Batman y toda su mitología en la época victoriana y no en la realidad. Ese tío era Brian Augustyn, editor por aquel entonces de la serie de Flash tras la caída de Barry Allen en Crisis en Tierras Infinitas. La idea de Brian Augustyn era aprovechar la cabecera de Detective Comics, derivada directamente de la principal de Batman, para narrar una muy breve historia en la que el Caballero Oscuro se viera sumergido de lleno en un mundo que no es el que estamos acostumbrados a ver en sus viñetas y que Gotham se convirtiera en una suerte de Londres victoriana en la que debería pelear con el mayor mito de aquella época: Jack el Destripador. De ahí nació Batman: Gotham a luz de gas.

Compra Gotham a luz de gas en su nueva edición

La idea gustó tanto a los hombres que llevaban la editorial (Dennis O'Neil, Dick Giordano, Mike Carlin) que descartaron incluirla en las páginas de Detective Comics para darle un trato más particular y especializado, una historia breve que abriría las puertas a un nuevo sello llamado Elseworlds y que permitiría contar muchas de las historias que han marcado la vida de los lectores en los años posteriores. Con Brian Augustyn funcionando como guionista, faltaba un dibujante a la altura de las circunstancias. Y, ¿quién mejor para construir una Gotham victoriana que Mike Mignola? Probablemente, nadie. Sin embargo, Mignola no se mostró precisamente ilusionado con la idea de trabajar en Batman: Gotham a luz de gas. Sin embargo, cuando leyó por encima la idea de su compañero de armas y vio todo el potencial que tenía, no tardó en cambiar de opinión y su emoción llegó hasta tal punto que empezó a enviar borradores y bocetos ilustrados mucho antes de conocer todo el proyecto al completo.

El triunfo de Batman: Gotham a luz de gas significó la apertura de puertas de un sello que nos ha dado obras maestras del noveno arte como Kingdom Come, entre muchas otras. La más famosa entre el público probablemente sea Superman: Hijo Rojo, pero hay muchos otros ejemplos. El de Brian Augustyn y Mike Mignola fue el primero. Ese aire de pioneros, de frescura, unido la estética steampunk surgida de mezclar Gotham con la época victoriana, además del hecho de juntar a dos leyendas de la cultura popular occidental como el Hombre Murciélago y Jack el Destripador, hicieron de este cómic un clásico instantáneo. Su secuela, El amo del futuro, que también está incluida en la nueva y magnífica edición de ECC Ediciones en nuestro país, no sigue esa línea del primero, pierde el factor sorpresa, cambia a Mike Mignola por Eduardo Barreto y se decanta más por la influencia julioverniana que por el steampunk.

Una lectura fascinante que el dibujo sostiene con verdadera fluidez

Si algo tiene Batman: Gotham a luz de gas es que su lectura es verdaderamente fascinante. Da igual el tiempo que haya pasado y los cómics que hayas leído, el crossover del Hombre Murciélago con Jack el Destripador y de la Ciudad Gótica con la Londres victoriana es una coctelera de un potencian inabarcable y sigue sorprendiendo a estas alturas. Y eso que el guion de Brian Augustyn no es nada del otro mundo y obliga prácticamente a Mike Mignola a ser el protagonista de la obra. El dibujante hace que todo fluya con ritmo, otorgándole no sólo la potestad de hacer que un mundo nuevo y rompedor (pero viejo conocido) viva en las viñetas, sino también pidiéndole que sea el narrador de la historia. Un trabajo titánico que Mignola parece cumplir sin esfuerzo.

En definitiva, este cómic es un concepto totalmente rompedor en su época que cambió una pequeña parcela de la industria del noveno arte. Su lectura es cautivadora por la mezcla de conceptos, resultando en una suerte de steampunk no buscado que provocó que Batman: Gotham a luz de gas tuviera más seguidores de los esperados. Sin embargo, no es, ni mucho menos, un cómic perfecto. Las expectativas ante algo tan histórico como el primer Elseworlds de DC Comics pueden romper a más de un lector, por lo que desde Hobby Consolas os recomendamos que entréis a ella por primera vez con la seguridad de que, como mínimo, el mundo que recrea Mike Mignola y que creíais conocer es el mayor atractivo narrativo de todo el cómic. El resto, quizás, sea, valga la redundancia, luz de gas.