Crítica de Borning: Asfalto en llamas, la alocada saga de coches noruega en Netflix
Venga, vamos a crujirnos los dedos y a estirar todo el cuerpo porque lo que nos espera necesita de nosotros más que buena predisposición: ¡Borning: Asfalto en llamas ya está disponible en Netflix España! La saga de conducción, acción y comedia noruega ha publicado su tercera entrega en Netflix, tan absurda y caótica como de costumbre.
Hallvar Braein vuelve a los mandos de la tercera entrega de Borning para contarnos un nuevo capítulo en la vida de Roy (Anders Baasmo Christiansen): justo antes de casarse con Romy (Ruby O. Fee), en la fiesta de despedida una antigua amiga de la novia y el alcohol le juegan una mala pasada. En una ceremonia absurda entre amigos en la que el primero en llegar a la cima en una carretera de montaña se casará con la novia, la nueva rival se cuela en la carrera y se lleva a la novia, obligando a Roy a jugarse su mano en una carrera: tendrá que enfrentarse a su Porsche en el icónico circuito de Nürburgring en Alemania, y para ello tendrá que contar con la ayuda de sus amigos, de un par de nuevos conocidos y, cómo no, de su Mustang del 67.
Si estáis buscando algo de sentido narrativo en las anteriores líneas de sinopsis, olvidadlo. Nada en el nuevo estreno de Netflix responde a la cordura. Tendremos persecuciones en coche y en autobús, saltos imposibles desde puentes infinitos, coches funerarios tuneados e incluso guiños a los dibujos más disparatados de Tex Avery.
Quedarse a medio camino no es una opción
Imaginad la saga de A todo gas protagonizada por personajes noruegos entrados en años y con unos cuantos millones menos de presupuesto; juntadla con el absurdo, con algunos trucos de CGI horribles y una absoluta despreocupación por la lógica narrativa — más, si cabe — y ya sabréis de qué va esta carrera. Seguro que la descripción ha hecho la boca agua a más de un amante de la serie B, y no es para menos.
Borning: Asfalto en llamas es la tercera película de una saga noruega de comedia y acción que funciona en su país de origen, pero que tiene pocas posibilidades más allá de la frontera... e incluso dentro de ella. No se trata sólo de no tener muchas expectativas, sino que cualquier tipo de ellas ya es una carga para que podamos disfrutar de lo que propone. Y no vamos a negar que los disparates del guion no hayan provocado alguna carcajada de perplejidad en nosotros, para qué nos vamos a engañar.
La evolución de la trama parece un proyecto de ideas surgidas en un sueño tumultuoso. Sin orden ni concierto, se suceden hitos de acción y comedia a los que llegamos de forma súbita, no hay construcción narrativa que valga. Aparecen y se van. Secuencias que no aportan absolutamente nada a la historia ni tienen significado, pero que están ahí porque a alguien le pareció buena idea en un desvelo de medianoche. La dirección consigue que no nos tiremos de los pelos antes de tiempo y le da cierto empaque al batiburrillo de acciones de los personajes que, como diría algún expresidente, "hacen cosas".
No se trata de que el absurdo no pueda tomar el control, sino de que éste no tenga razón de ser. El conjunto de personajes protagonistas del grupo puede tener cierta gracia rascando en los diálogos de Otto Jespersen, pero el global de la película está desaprovechado en cualquiera de los sentidos. Armar una película alrededor del concepto de que una mujer desconocida aparezca en tu vida y te diga: "Hey, conduce más rápido que yo en uno de los circuitos más famosos del planeta y te devuelvo a tu novia", no es hacer comedia.
No hay nada tan peligroso como quedarse a medio camino de algo, y en Borning 3 lo estamos entre la acción explosiva de A todo gasy la comedia absurda de Big Ass Spider!. El resultado nos deja con esta trama que, en palabras de la generación Z, es un absoluto cringe.
Una película de acción puede ser un absoluto descontrol narrativo y cumplir con la cuota de entretenimiento que esperan los espectadores, como hemos disfrutado en títulos como 6 en la sombra o con la propia saga de Vin Diesel. La nueva película de Borning tiene coches que da gusto verlos, un reparto que puede cumplir y una plataforma gigantesca con la que arañar espectadores, pero elige el camino de en medio para ofrecernos un despropósito que no hay por dónde cogerlo. Juntad a un grupo de amigos un sábado noche con un poco de alegría y puede que encontréis algo de diversión y entretenimiento en ella, pero no esperéis que nadie os devuelva el tiempo perdido.
VALORACIÓN:
Borning: Asfalto en llamas se queda a medio camino entre lo absurdo y la acción explosiva, mostrando algunas escenas de CGI esperpénticas en una trama simplona que no tiene nada que ofrecer.LO MEJOR:
El norte de Europa tiene paisajes preciosos en los que perderse.LO PEOR:
La indefinición, la absoluta falta de interés por la narración lógica y su despreocupación por hacer comedia.45
MaloDescubre más sobre Rafa Dominguez, autor/a de este artículo.
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