Crítica de El caso Asunta, la demoledora serie de Netflix que pone los pelos de punta

La plataforma de streaming Netflix es un referente en lo que concierne a true crime y se está convirtiendo también en punta de lanza para reconstruir crímenes atroces de nuestro entorno inmediato pero saltando del género documental a la ficción.

Lo hizo con éxito en El cuerpo en llamas, que se basaba en el llamado "crimen de la guardia urbana" y ahora nos desplaza a Galicia con El caso Asunta.

Ramón Campos ya se ocupó de asesinato de Asunta Basterra en el breve documental La operación Nenúfar, cómodamente posicionado ya en el top 10 de las series más vistas en España, se ve que concitando el interés de la audiencia (o por recomendación del algoritmo) antes de que este viernes aterrice El caso Asunta.

Por definición se trata de obras audiovisuales muy diferentes: el documental buscaba señalar los fallos en la instrucción, las incoherencias en los relatos de los testigos y los acusados y por tanto, apuntar las inevitables incertidumbres en un caso además muy mediático y repleto de filtraciones a la prensa.

La serie, ya desde la ficción, tiene el deber de rellenar los huecos, de fabular para entrar en la intimidad de los personajes y, más que nada, hacer creíble un comportamiento atroz.

El cuento de hadas torcido

El caso Asunta arranca en el momento crucial en el que Rosario Porto y Alfonso Basterra ocupan los titulares de la prensa local: es la primera pareja gallega que adopta a una niña de origen chino y, en ese momento, se muestran felices y sonrientes, satisfechos con su decisión.

Es un estado de relajación en el que solo volveremos a ver a la familia en un flashback que termina con la inquietante sonrisa de la madre. ¿Cómo acaban estas dos personas, bien acomodadas en la sociedad y gozando de un status envidiable terminando con la vida de su hija y haciendo un pacto de silencio para evitar inculparse?

Saltamos al momento en el que el cuerpo de la niña de doce años, Asunta Fang Yong, es encontrado en una cuneta a las afueras de Santiago de Compostela, poco después de que denuncien su desaparición.

Pero las sospechas de la policía recaen pronto sobre ellos: se contradicen, aportan nueva información sobre la marcha y parecen ocultar pruebas.incongruencias, las contradicciones y los cambios de versión en sus declaraciones

La noticia, que no tarda en saltar a los medios de comunicación, conmociona a la sociedad mientras el juez de instrucción se muestra especialmente enconado en señalarlos como culpables. Sin embargo, las pruebas son escurridizas y nuevas revelaciones emponzoñan el juicio, cuya resolución se pone en manos de un jurado popular.

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Primeras imágenes de El caso Asunta (8 imágenes)

Es evidente que, debido a lo inusual de este asesinato, el seguimiento mediático fue espectacular, algo que recoge muy bien la serie El caso Asunta. Y es en este punto donde se crece: hemos visto ciertas imágenes hasta la saciedad y se reproducen con precisión de relojero.

Lo de Candela Peña no es ni medio normal: su parecido físico con Rosario Porto es nulo, pero se mete en la piel de una mujer aquejada de depresión, constantemente medicada y hasta ida con inflexiones en su voz que reverberan en nuestra memoria. Se transforma dando fe, una vez más, de la pedazo de actriz que es.

El resto del reparto también está a la altura con Tristán Ulloa, Javier Gutiérrez, Carlos Blanco, María León, Raúl Arévalo, Francesc Orella y Alicia Borrachero conformando un gran equipo.

A lo largo de sus seis episodios, de unos 50 minutos de duración recoge todos los giros de la investigación: desde la infidelidad de Rosario hasta el blog de Asunta, pasando por las extrañas fotos de la niña encontradas en el segundo móvil del padre, la contaminación de la camiseta de la niña con semen o el ataque de “el hombre de negro”, además de la repetida sedación con Lorazepam. 

Y, dado que la serie no puede llegar a señalar exactamente qué sucedió en el momento concreto de la muerte de la niña, recurre a un ingenioso recurso: mostrar dos versiones distintas e igual de plausibles, recompuestas por la policía. Es algo que vimos en The Staircase y aquí también funciona muy bien.

El caso Asunta pone los pelos de punta: es una serie muy dura que va a poner a prueba a los espectadores: sus creadores han ido con todo en esta ocasión y se valen de los personajes secundarios para hablar de las muchas facetas de las relaciones paterno-filiales. Desde el cuidado de los mayores, hasta la consecución de un esperado embarazo o el esfuerzo de sacar adelante a los nietos.

Se nota que han entendido bien que nunca es fácil sacar adelante a una familia y al abordar todo ese espectro enriquecen un el relato y dejan claro su excepcionalidad.