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Crítica de El chico y la garza, con Miyazaki siempre fiel a su sello de autor

El chico y la garza

Crítica de la película de animación El chico y la garza (Kimitachi wa dô ikiru ka), el nuevo trabajo del gran maestro Hayao Miyazaki en el seno de Ghibli Studio. Estreno el 27 de octubre.

Aunque en su momento se anunció como el último trabajo del maestro Miyazaki, está claro que su amor por la animación tradicional le impide retirarse por completo. De hecho, antes de que llegue a los cines comerciales de nuestro país El chico y la garza, ya ha confirmado que seguirá en activo. Así que sus 82 años no van a ser un obstáculo para que sigamos disfrutando de su pasión.

Tras su estreno en Japón en 14 de julio, la película se ha presentado en España en el marco de los festivales de cine de San Sebastián y Sitges, donde los primeros espectadores y la prensa especializada hemos podido disfrutar de esta propuesta de 122 minutos en la que está el ADN al 100% de este autor, tan particular.

Eso implica que tiene lo mejor y lo peor de sus tics. Es hermosa a rabiar, colorista y cuenta con unos fondos paisajísticos artísticos divinos, además de ofrecer una historia en la que los lazos familiares y las metáforas visuales cobran una gran relevancia, pero también tiene momentos en los que el ritmo se relaja y se pierde un poco entre impases surrealistas.

¿De qué trata la película?

El chico y la garza es un proyecto de larga duración en el que Miyazaki empezó a trabajar en 2016 basándose en el trabajo de Genzaburô Yoshino, ¿Cómo vives?, publicado en 1937. La idea era estrenar en 2020, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Tokyo, pero finalmente se alargó hasta este momento. 

La historia nos narra las aventuras de un joven llamado Mahito, que tras perder a su madre, se ve obligado a comenzar una nueva vida junto a su padre, su tía y otros familiares en un nuevo entorno.

Pronto descubrirá algunas peculiaridades de sus ancestros, especialmente de su abuelo, un empedernido lector que desapareció de un día para otro dejando un portal mágico a sus espaldas sobre el que Mahito se dispone a indagar.

Tras atraversarlo descubrirá la fina línea que separa el mundo de los vivos y de los muertos y experimentará toda una serie de vivencias que cambiarán su forma de ver la vida.

 

El chico y la garza, es como no puede ser de otra forma, todo un viaje espiritual en el que se recogen muchas fuentes de inspiración distintas: tiene un toque semiautobiográfico, un apasionante trasfondo social que nos habla de choques culturales y de dramas familiares propiciados por la desgracia y tiene un componente esencial de reconstrucción de la propia vida del protagonista.

Hay elementos inherentes a las películas de Ghibli que están presentes desde el primer momento: el diseño de los personajes, el gusto por los detalles y el realismo en la forma de plasmar sus movimientos, dedicándole el tiempo necesario a cada gesto... Y del mismo modo la importancia de los paisajes y los escenarios, que forman parte en sí de la historia aportándole belleza y magia.

Así que podemos decir que el regreso de Miyazaki después del estreno de El viento se levanta en 2013 es una celebración de su manera de entender el cine yendo de los momentos más intimistas y conmovedores a los más surrealistas y alocados.

El chico y la garza no llega a ser tan abrumadora como La tumba de las luciérnagas, El viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro o La princsa Mononoke, pero es un caramelo para los fans de este cine, único en su especie, que rezuma amor por la animación tradicional y cala hasta los huesos cuando abraza el viaje del héroe.

Otro de sus puntos fuertes es el desarrollo de los personajes femeninos principales, a los que se le presta una especial atención tanto en el pasado como en el presente y el futuro del protagonista. Es casi redentor hacer justicia así a esos largos matriarcados que han sostenido a la sociedad japonesa durante generaciones.

Y, para postre, tenemos a los warawaras, de los que es fácil enamorarse al primer vistazo. Todo un festín para los sentidos que hay que degustar en pantalla grande.

VALORACIÓN:

Aunque no vaya a posicionarse como una de las películas favoritas de los espectadores fieles a Ghibli, El chico y la garza les va a poner en bandeja una aventura en la que se van a encontrar todo lo que esperan con una historia potente de fondo y un desarrollo tan loco como hermoso.

LO MEJOR:

¡Los warawaras! La película ofrece todos los leit motiv del cine de Miyazaki: es un viaje hermoso, desconcertante y surrealista.

LO PEOR:

Es una película algo irregular, con puntuales salidas de tono que empañan ligeramente el resultado final.
Hobby

77

Bueno

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