Crítica de Chucky 3x01: la serie vuelve más iconoclasta y salvaje que nunca tomando por asalto la Casa Blanca

No sabemos cómo terminará el conteo de víctimas en esta tercera temporada de Chucky. La segunda se saldó con un especial de Navidad que incluía un villancico tétrico en el que repasábamos las muchas, variadas, imaginativas y sangrientas muertes de una tanda de episodios delirantemente brutal.

Buenas noticias: Don Mancini sigue sabiendo reinventarse una y otra vez haciendo que este nuevo viaje arranque con un sabor especial. Cuando quiere infundir miedo, lo consigue; cuando gira a la comedia negra, es desternillante y, aunque lo gore se hace esperar y arranca comedida, se perfila una temporada 3 que tiene ganas de arrasar con la corrección política haciendo un buen uso de la ironía.

Lo decimos en sentido literal: Chucky tiene un nuevo y confortable hogar que le resultará muy familiar a la audiencia porque es, nada más y nada menos, que la Casa Blanca. En una de sus habituales "coñas meta" tenemos al actor Devon Sawa interpretando un nuevo personaje en la serie: da vida al presidente de los Estados Unidos. 

Él ya encarnó a Luke y Logan Wheeler en la primera temporada y al padre Bryce en la segunda. Ahora se mete en los zapatos de un tipo que ha ganado en las urnas de forma independiente, prescindiendo del apoyo de los grandes partidos y aupándose al poder con la promesa de transparencia absoluta en su gestión y el gran horizonte de unir a la nación bajo el paraguas de grandes valores.

Su hijo pequeño, Henry, tiene un muñeco Good Guys (en principio, el último que queda) llamado Joseph por el que siente un apego muy especial y cuyo corazón oye latir por las noches... porque por supuesto ¡está muy vivo! ¡Y tiene ganas de vengarse de Jake, Devon y Lexi! Así que contacta con ellos para empezar a jugar al gato y al ratón.

Los dos primeros siguen adelante con su relación sentimental, a punto de subir de nivel, mientras que ella está obsesionada con recuperar a su hermana que se fue voluntariamente con Jennifer Tilly y Glenda y está aprendiendo vudú. 

Chucky también tiene planes para su familia y comienza a hostigar a Tilly para ponerla sobre aviso de que sigue pensando en matarla y que no podrá impedirle castigar a sus hijos por desobedientes. 

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Viento en popa, a toda vela

En Chucky 3 se aprecia un incremento de la calidad de los valores de producción importante. La sátira social sigue siendo el corazón de la serie, pero éste no es un producto audiovisual descuidado ni poco ambicioso: la puesta en escena, los decorados y los efectos especiales están mimados al detalle.

Todos los recursos están puestos además al servicio de la diversión: queremos ver muertes truculentas, vísceras, sangre y descontrol además de ver arder el orden, claro. Con un solo episodio visto es imposible valorar la evolución de la serie, pero deja sembradas muchas pistas de lo que está por venir por el lado del discurso ideológico. 

Los personajes que se presentan como moralmente perfectos y quieren ser un ejemplo de virtud se van a enfrentar al muro de la maldad más absoluta. Nos han prometido que la temporada 3 de Chucky será la más oscura y aterradora hasta la fecha y, vistos los raíles por los que discurren estas primeras líneas argumentales, nos lo creemos. ¡Nos quedan por delante semanas de cachondeo!

La emisión arranca en SyFy el 2 de noviembre y avanzará a episodio por semana hasta completar los ocho que la componen el 21 de diciembre. Al icónico personaje que abandera esta franquicia de culto le quedan muchas vidas si las cosas se siguen haciendo así de bien.

Nosotros, por nuestra parte, hemos gozado de lo lindo viendo Murder at 1600, que es el título de este primer episodio, en pantalla grande para celebrar el Chucky Day el 25 de octubre. Pero es que no hay más que leer los nombres de los próximos para frotarse las manos: Let the Right One In, Jennifer’s Body y Halloween III: Season of the Witch. ¡Felices pesadillas de cara a Halloween!