Crítica de Demonic: Neill Blomkamp y su decepcionante salto al terror

Neill Blomkamp ha regresado del ostracismo cinematográfico con Demonic, su nueva película de terror que se ha estrenado en los cines este 10 de diciembre de 2021.

El director de la aclamada Distrito 9ha regresado al largometraje desde su último lanzamiento, Chappie, en 2015. Y su regreso era prometedor, dejando atrás la ciencia ficción como género principal para atreverse con un terror que parecía ajustarse como anillo al dedo para su estilo. Insistimos, parecía.

Demonic hace exactamente lo que esperas de Blomkamp a nivel técnico: una apuesta férrea por las nuevas tecnologías. Carly (Carly Pope) es una joven a la que contactan desde el hospital para participar en un programa experimental que la introducirá en la mente de un segundo sujeto: su madre.

Una madre que fue encarcelada por varios asesinatos múltiples en el pasado y que, tras perder la cabeza, ha entrado en coma. En su viaje por la mente de su madre se encontrará con fantasmas del pasado y un demonio que duerme en su interior.

Estando en Hobby Consolas, la primera reacción tanto a la sinopsis como al metraje es evidente: nos sentiremos en medio de una partida de Los Sims. Y en ese terreno el único capaz de sentir terror es el propio Sim al que obliguemos a quemar la casa.

Recordemos que Blomkamp había dedicado estos últimos años a producir pequeños cortometrajes que pudieran convertirse en una futura película. Lo que le funcionó en su momento con los orígenes de Distrito 9, vaya. Viendo el resultado, el largo también queda demasiado largo para Demonic.

La única baza a la que puede agarrarse es su sempiterno intento por dar un paso más en lo que a la tecnología se refiere. Introducir la realidad virtual en el terror, con dudoso acierto, pero con esa pizca de originalidad que habría escapado de la quema en un cortometraje.

Lo que han intentado, a su manera, películas del "Webcam Horror" como Host, o la inevitable mención en esta reseña de La Celda, con Jennifer López. Cualquier intento de adentrarse en la psique de un sujeto tendrá nuestra atención.

Navegar por la mente de un asesino parece una buena premisa para una película de terror, más si cabe cuando tenemos a un viejo conocido de la ciencia ficción para darle su seña de identidad en su primer acercamiento a un nuevo género.

Pues Demonic no funciona. Ni en el terror, ni en su propuesta sobrenatural, ni con sus interpretaciones, ni con su narrativa. Sólo la banda sonora de Ola Strandh (Tom Clancy's The Division 2) consigue acertar. Es un lanzamiento de dardos a una diana que se ha caído antes de empezar.

Nos encontramos con una historia que tarda un milenio en arrancar, dando vueltas para construir un contexto que nada tiene que ver con el desarrollo final. Así nos sentiremos en el primer tercio de la película, preguntándonos si hemos entrado en la sala de una película de drama indie iraní.

Cuando empieza a entrar en el terreno del terror, no sólo recorrerá los principales clichés del género, sino que lo hace con una absoluta falta de conocimiento psicológico. El resultado son un par de escenas que veremos con la misma cara de poker que tenemos desde que nos sentamos en la butaca, aderezadas por diálogos forzados que ya suenan demasiado rimbombantes en el papel.

Para construir esa atmósfera de terror, Blomkamp decide aprovechar su idea de la realidad virtual. Una realidad virtual que veremos en una cámara que calca, una vez más, a Los Sims, y que incluso pierde el tiempo en introducir glitches en las texturas para dar mayor realismo a la simulación. Un pseudoalarde técnico fenomenal para sacarte de la película.

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Empezáis a respirar ese embriagador olor a serie B, ¿verdad? Ese que convierte su bajo presupuesto, como es el caso, en una narración demasiado grandilocuente para lo que tiene capacidad de proponer. Y no hemos entrado a destripar el girito narrativo final de la película, que incluso se queda a medio camino del "all in" para hablarnos de exorcismos del siglo XXI.

La profundidad de la historia se queda permanentemente en la superficie y nunca llegará a desarrollar a sus personajes ni a la corporación Therapol artífice del programa, que precisamente podría convertirse en una fuente narrativa a la que agarrarse cuando el resto falla.

Y es que, una vez más, estamos hablando de Neill Blomkamp. El mismo que ha recibido nominaciones en los Premios Oscar y que ha dirigido titulos como Elysium. Un director que hoy estrena con una obra que parece salir de las manos de un novato al que piden su primer proyecto de carrera.

Demonic es una película de terror que comienza recorriendo lugares harto conocidos, con un ritmo que lleva el aburrimiento hasta la extenuación y una historia de bajo presupuesto que ni siquiera consigue convertir el absurdo en su escudo.

Blomkamp se ha tomado demasiado en serio su propia trama. Promete mucho más de lo que da, dejando a sus personajes al borde del precipicio sin que lleguen a importarnos lo más mínimo. Un acercamiento al terror demasiado olvidable para un director que mantiene su estatus de "one hit wonder".