Crítica de El dragón de los deseos, la nueva película de animación producida por Sony Pictures Animation (Spider-Man: Un nuevo universo, Los Mitchell contra las máquinas) que ya se encuentra disponible en el catálogo de Netflix.
Si se te concediera la oportunidad de pedir tres deseos, ¿qué es lo que pedirías? Seguro que a muchos se les pasan por la cabeza las mismas ideas: ser rico, tener superpoderes, ser inmortal y no envejecer... Sin embargo, el protagonista de El dragón de los deseos, la nueva película de animación producida por Sony Pictures Animation (Spider-Man Un nuevo universo, Los Mitchell contra las máquinas) lo tiene bien claro: quiere recuperar a su mejor amiga de la infancia.
Ya sabemos lo que estás pensando: "¿Una película de dibujos sobre un dragón que concede tres deseos al muchacho de turno? ¡Esto ya lo he visto!". Sí, es verdad que el tema está un poco trillado y es inevitable intentar compararla con películas tan populares como Aladdin, pero El dragón de los deseos consigue diferenciarse muy bien del resto de películas del género.
La trama de la cinta arranca con Din, un joven muy soñador que de niño conoce a Lina, una chica tan soñadora como él y que enseguida se convierten en amigos inseparables, prometiéndose que siempre estarán juntos pase lo que pase. Sin embargo, al poco Lina se tiene que mudar y el pobre Din se queda completamente solo.
Pasan los años y el pequeño Din ahora es un joven universitario que continúa viviendo en el humilde barrio obrero donde se crio con su madre. Pero hace novillos en la universidad para trabajar como repartidor de comida y ganarse un sueldo que le permita costearse un buen traje y acceder a la fiesta de cumpleaños de su amiga Lina, a la que no ha vuelto a ver desde niño y que ahora se ha convertido en una famosa modelo, viviendo en un ambiente social muy diferente.
Netflix
Todo cambiará para Din cuando un anciano señor al que aparentemente le falta un tornillo le regala una extraña tetera. En un momento dado en el que el joven se encuentra abatido por no poder cumplir la promesa de estar con su mejor amiga, aparece de la tetera LongZhu, un dragón mágico que se dedica a conceder deseos a sus amos hasta contentar a diez personas. Justo Din es el amo número 10 de la tetera por lo que, una vez realice los deseos, LongZhu podrá ser libre y ascender al cielo.
Pero, como ya hemos mencionado al comienzo de nuestra crítica de El dragón de los deseos, Din es un muchacho muy diferente al resto y no busca las trivialidades de turno, pues lo que más anhela es cumplir su promesa y recuperar a su mejor amiga. Ahí es donde reside uno de los principales encantos de la película, ya que se aleja de los típicos clichés de pretender impresionar y conquistar a la chica de turno y se enfoca en el hecho de que un chico y una chica también pueden ser grandes amigos sin que haya romanticismo de por medio.
Así, Din tratará de colarse en la exclusiva fiesta de cumpleaños de Lina para reencontrarse con ella mediante la ayuda de LongZhu, quien está sorprendido con todo lo que ofrece el Shanghái moderno. Sin embargo, Lina no le reconoce al principio lo que, junto con diversos acontecimientos inesperados, hace que sin quererlo Din finja ser otra persona para acercarse a ella y tratar de encontrar el momento perfecto para contarle toda la verdad. Por si fuera poco, hay un grupo de matones que andan buscando la tetera y tratará de conseguirla por todos los medios, aunque tengan que eliminar al muchacho para ello.
El resultado de este cóctel argumental es una divertida aventura llena de humor y acción. El debut de Chris Appelhans en la dirección (quien anteriormente trabajó en los departamentos de arte de películas como Los mundos de Coraline, Fantastic Mr. Fox y Angry Birds) resulta más que satisfactorio, regalándonos unos planos soberbios en los que se reflejan muy bien los puntos principales de la película: la diferencia de clases, la amistad, el contraste de la niñez y la adultez...
Por otro lado, esta película de animación de Netflix cuenta con unas escenas de acción muy bien llevadas, teniendo unas peleas y persecuciones tan emocionantes como alocadas y divertidas (la escena del desfile de dragones es una maravilla). Eso sí, tampoco faltan secuencias de lo más emotivas que harán que más de uno necesite unos pañuelos. Avisados estáis.
No obstante, aunque trata de salirse de los clichés, hay ciertos puntos de la trama de El dragón de los deseos que resultan bastante predecibles, por lo se pierde mucho del factor sorpresa (aunque sí que hay un par de puntos que llegan a impactar). Pero son detalles nimios en comparación con todo lo que ofrece la cinta, siendo una de las mejores películas infantiles para ver con niños que no aburrirán a los adultos. Si queréis algo ameno y divertido de ver en Netflix ahora que se aproximan las vacaciones de verano, sin duda El dragón de los deseos es vuestra película.
VALORACIÓN:
El dragón de los deseos es una muy divertida y amena película de animación que, aunque parezca que sea más de lo mismo, sabe tener identidad propia y alejarse de los clichés del género. Muy recomendable.LO MEJOR:
La calidad de la animación. Sus alocadas y emocionantes secuencias de acción. Que se salga de los tópicos de este tipo de películas.LO PEOR:
Hay ciertos momentos de la trama que resultan de lo más predecibles.85
Muy bueno
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