Crítica del episodio 79 de Ataque a los Titanes (Shingeki no Kyojin), uno de los mejores momentos de toda la serie

Ayer volvía a ser "domingo de titanes", lo que significa que se estrenó un nuevo episodio de Ataque a los Titanes (Shingeki no Kyojin), la popular serie anime que cada vez está más cerca de su final. 

Concretamente ayer pudimos ver el episodio 79, el cuarto dentro de la segunda parte de la temporada final, titulado "Memorias del Futuro", cuya trama adapta el capítulo 121 del manga, uno de los más celebrados por los fans de la obra de Hajime Isayama.

Parecía imposible superar al anterior episodio, que mantenía un equilibrio perfecto entre acción e historia y estaba cargado de momentazos, pero el episodio 79 llega como un terremoto para derrumbar todo lo que creíamos saber sobre Ataque a los Titanes y, en especial, sobre Eren, protagonista de la historia.

Todos los acontecimientos sucedidos en estos últimos episodios (el ataque de Marley a la Isla de Paradis que alcanzaba el punto álgido con el grito de Zeke y el disparo de Gabi), están ahora mismo "congelados" mientras los hermanos Yaeger disfrutan de una reveladora conversación mientras pasean por los recuerdos de Grisha.

Como ya habréis imaginado, esto significa que se trata de un episodio de diálogos, sin apenas acción. Y resulta cuando menos curioso que en una serie cuyo principal reclamo son unos gigantescos mechas de carne, uno de los mejores capítulos no muestre ni una sola pelea. Pero así de buena es la historia de Ataque a los Titanes.

De hecho, no exageramos si decimos que este episodio cuenta con uno de los mejores momentos de la serie. Y eso, es una serie como Shingeki no Kyojin, que nos ha dejado momentazos temporada tras temporada, son palabras mayores.

Pero es la verdad: en este episodio tiene lugar una revelación que demuestra que Isayama tenía ciertos aspectos clave de la historia planeados desde el principio, y que ha estado jugando con nuestras cabezas desde el minuto uno del episodio uno. Es un momento que sirve para recontextualizar toda la serie y en especial las acciones de ciertos personajes, dándoles un nuevo y siniestro sentido.

Es un momento que exige conocer a la perfección cómo funcionan los poderes de los titanes, y en especial los del Titán Fundador, el Titán de Ataque y lo que sucede cuando el primero entra en contacto con alguien que posea sangre real. 

Se trata de una situación bastante compleja que nos obliga a pensar teniendo en cuenta los diferentes puntos de vista de los personajes, que contemplan los hechos desde dos momentos diferentes en el tiempo que se funden gracias al poder de los titanes. Es difícil de entender, pero cuando lo conseguimos... nuestra mente se convierte en papilla. Maldito seas, Isayama.

Ese es, quizás, el único problema del episodio: que incluso aunque sigáis de cerca la serie, la complejidad del giro de guion puede desorientar o ser difícil de comprender. Es la clase de capítulo que merece la pena volver a ver para entender y disfrutar aún más.

En cuanto a la animación, volvemos a tener el habitual estilo de Mappa, menos dinámico que el de WIP pero con un gusto fantástico por el detalle, especialmente en lo relativo a los primeros planos de los personajes, que en este episodio tienen especial importancia. 

También, como pasaba en capítulos anteriores, resulta muy curioso ver escenas de temporadas previas recreadas con el estilo de Mappa, con un trazado "sucio" y más fiel al estilo del mangaka.

Queremos destacar, eso sí, lo bien que han sabido recrear ciertos momentos clave del episodio, especialmente la angustia de cierto personaje, donde se puede apreciar una animación "rotoscopeada" (técnica que ya se pudo apreciar en varios episodios de la primera parte) que le otorga una mayor fuerza a la escena.

En definitiva: uno de los mejores capítulos del manga se convierte también en uno de los mejores episodios del anime gracias a la maestría con la que Mappa ha sabido adaptar "el momentazo". ¿Lo mejor de todo? La cosa no ha hecho más que empezar.