Crítica de Fireheart: cine infantil de animación de los creadores de Ballerina

En medio de una ola de calor que está arrasando con media Europa, Movistar Plus+ viene con una nueva propuesta para su plataforma de contenidos: Fireheart, la nueva película de animación del estudio de Ballerina.

La propuesta franco-canadiense quiere hacerse hueco en la categoría de cine familiar en el que tantos padres buscarán cobijo en estos meses de vacaciones para los más pequeños. Y un poquito de sombra tampoco viene mal.

El argumento de Fireheart no podría venir más al caso: Georgie Nolan es una joven cuyo propósito en la vida es convertirse en la primera mujer bombero de la historia, salvar vidas y ser el héroe del pueblo tal y como su propio padre es para ella.

Un objetivo atrevido, pero mucho más difícil si conocemos el contexto en el que se desarrolla la trama: la Nueva York de los años 20. Con todas las trabas que las mujeres podían encontrar en su desarrollo personal y profesional, por supuesto.

Con el paso de los años, el sueño de Georgia se ve truncado por una sociedad que, a priori, no le permitiría hacer realidad su sueño.

Será la aparición de un peligroso pirómano en clave de villano de Marvel — y una banda sonora que nos recordará a la de Vengadores hasta que duela — la que propiciará su prueba de fuego.

Georgia se convertirá en John, un joven fortachón y tan inocente como su identidad original que terminará haciendo migas con Shawn, su propio padre. Con el arquetípico equipo de raritos, el exbombero y su hija se enfrentarán a su enemigo y a su propio pasado.

Inocencia y solidez de laboratorio de animación

Fireheart no tiene nada de malo. Es todo lo naif que podríamos esperar, bienintencionada y absolutamente cuidadosa en no meterse en más jardines de los adecuados. Una película infantil prácticamente medida a cuentagotas.

Su historia busca trasgredir mediante el empoderamiento de la mujer, pero con La Princesa Mononoke(1997) o Mulán(1998) en una recámara que ya tiene más de 20 años, tampoco demuestra un gran alarde de modernidad.

Pero está bien. Su mensaje es positivo y la narración busca la más pura efectividad, ofreciéndonos una heroína que permitirá que los más pequeños pasen un buen rato y puedan pasar a otra cosa cuando se terminen la merienda.

En el apartado técnico, Fireheart sigue en la misma línea: un diseño sólido con una construcción de escenarios particularmente llamativa gracias a su color. Por buscarle un pero: sus paisajes urbanos recuerdan más a los 60 que a los 20-30, muy en la línea de la inocencia forzada de todos sus personajes.

Diversión sólo para los más pequeños

Si lo que buscamos es cine en familia, de ese que puedan disfrutar a partes iguales y por motivos diferenciados tanto jóvenes como adultos... Fireheart no es esa película.

A pesar de su espíritu bienintencionado, su falta de riesgo es una condena para los que ya se han echado al hombro unas cuantas producciones del género. Y ya sabéis lo que dicen: sin riesgo no hay gloria.

Es una película amena, pero poco recordable. Es un ejemplo para los roles de género, pero sólo chapotea sobre la superficie. Tiene personajes entrañables, pero cumplen la función más arquetípica posible.

Es un poco de todo, pero mucho de nada. "Está bien", con todo lo bueno y lo malo que la afirmación pueda suponer.

Además, la vertiente fantástica sobre la que construye al villano de la película promete mucho más de lo que ofrece su resolución, dejándonos con múltiples elipsis que nos impiden comprender el origen de sus poderes y sus capacidades reales.

Una película de tarde perfecta para el verano

Ahora sentémonos en el sillón después de la comida de un 14 de agosto y Fireheart comenzará a subir puestos en el ranking de opciones para ver todos juntos.

Si te gusta el cine de animación y buscas algo con una identidad visual sin precedentes, no puedes dejar pasar este estreno de Netflix

Es una película con puntos cómicos divertidos, con un espíritu afable y una estética lo suficientemente cautivadora como para que podamos disfrutar de una propuesta que, aunque no arriesga, consigue acertar en lo que se propone.