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Crítica de Mulán, la versión live-action que llega a Disney+ el 4 de septiembre

Mulán
Crítica de Mulán, la versión live-action dirigida por Niki Caro y protagonizada por la actriz china Yifei Liu que llega a Disney+ el 4 de septiembre.

Mulán, el nuevo live-action de la factoría Disney, llega a España vía Disney+ el 4 de septiembre y lo hace por medio de un acceso premium que tiene un coste de 21,99 euros. Algo similar sucederá en otros países de Europa como Reino Unido, Francia, Alemania o Italia así como al otro lado del charco en Argentina o Chile, además de en Estados Unidos, Canadá o Australia, donde el coste ascenderá a los 30 dólares.

Una semana más tarde, el 11 de septiembre, llegará a la taquilla china, donde espera arrasar y podrá verse en el formato de proyección ideal: IMAX.

Los más pacientes, aquellos que se decidan a esperar, podrán disfrutar de la película sin coste adicional con su suscripción estándar a Disney+ en España a partir del 4 de diciembre de 2020. El acceso premium tendrá por tanto una duración de 3 meses.

Tras las premieres de Los Ángeles y Londres del 9 y 12 de marzo, la película de acción real de Mulán cosechó muchos comentarios positivos, pero el "apagón" derivado de la crisis sanitaria del coronavirus impidió que se estrenara en el circuito comercial habitual: las salas de cine. La estrategia, seis meses después, ha cambiado, y se busca potenciar el mercado doméstico alimentando la plataforma de streaming Disney Plus y esquivando así en muchos territorios la incertidumbre aún existente respecto a la recuperación de la audiencia de los cines.

Dicho en otras palabras, con Mulán se abre un nuevo escenario que ha puesto en pie de guerra a los exhibidores (como es lógico la asociación de cines de España ha puesto el grito en el cielo), que han considerado esta medida "la puntilla" para un sector en recuperación y que ha vivido el estreno de películas como Tenet, el primer blockbuster estrenado desde el estallido de la crisis, como una burbuja de oxígeno... Y que esperaban como agua de mayo también un estreno tan jugoso como el de Mulán.

Lo que parece obvio es que Disney está pensando más en plantarle cara a Netflix que en el futuro del cine tradicional como tal... Y ojo al dato, porque éste puede ser solo el principio si les sale bien, ya que podrían estar planeando estrenar otras películas de la misma forma.

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Y hasta aquí llega nuestro repaso sobre el "cómo", vamos ahora con el "qué" para tratar de adelantaros qué vais a encontrar en el remake de Mulán. Primero fue El libro de la selva, luego llegaría La bella y la bestia y se unirían películas como El rey leónDumbo y Aladdín. Cada una de ellas ha tenido su propia concepción estética y una renovación en sus mensajes, consiguiendo posicionarse en taquilla de forma muy exitosa.

En algunos casos, las películas animadas han saltado a la realidad casi plano a plano, algo que ha dejado satisfecha a cierta parte del público y a otra indiferente o incluso decepcionada, al esperar encontrar un producto más diferenciado que "añadiera" algo a la historia ya conocida. Pero tampoco todas las películas que han optado por cierto nivel de renovación han conseguido el favor de la audiencia... Vamos, que (por fortuna) no existe una fórmula magistral: cada historia necesita su tratamiento. 

En el caso que nos ocupa, las diferencias con la película de animación de 1998 son notables: no estamos ante un musical, ni ante una película destinada primordialmente al público infantil (sorprendió bastante su calificación, como película no recomendada para menores de 13 años, algo que no pasaba con Disney desde 2017 con Piratas del Caribe: La venganza de Salazar) y, desde luego, se aleja bastante del tono cómico y desenfadado de la cinta original, basada libremente en la leyenda china protagonizada por Hua Mulan, una mujer que se disfraza de soldado para unirse al ejército imperial chino con la intención de reemplazar a su padre y evitar que luche en la guerra contra los invasores hunos.

En su lugar, la película de la directora neozelandesa Niki Caro, opta por un tono mucho más dramático y serio dándole un gran peso específico a la paulatina conversión de Mulán en una guerrera y confiriéndole a su historia un trasfondo más rico. No es que para llegar a serlo tenga que convertirse en un hombre, sino que, muy al contrario, tiene que abrazar su feminidad para ser honesta consigo misma y los demás y poder así honrar los valores del ejército imperial y por ende a su familia.

Ya cuando recaló en Madrid y nos mostró varias secuencias clave de la película, la directora habló de la importancia del casting y, en concreto, de la actriz que diera vida al personaje principal: la elegida fue Yifei Liu, de nacionalidad china pero con un dominio total de la lengua inglesa y muy creíble a la par que elegante a la hora de componer las coreografías de lucha.

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La describió como una intérprete dura, entregada, con dominio de las artes marciales, diestra blandiendo una espada y capacitada para montar a caballo. Lo que se dice una actriz 360 que al parecer hasta tiene talento cantando (algo que no vamos a poder comprobar en esta película, que cuenta, eso sí, con nuevo temazo de Christina Aguilera).

Durante el rodaje de Mulán, la actriz se convirtió de alguna forma en una inspiración para el resto del equipo cuando rodaron secuencias corales. "Todos queríamos ser ella", decía Niki Caro con orgullo. Pero es realista: no es una superheroína y en ningún momento se trató de buscar ese enfoque. Es una mujer joven y fuerte, pero no es ni infalible ni invulnerable. Su fortaleza "proviene del amor, de la determinación y de querer recuperar el honor de su familia".

Señaló en su exposición dos máximas que se han tenido en cuenta para la realización de la versión live-action de Mulán: el respeto a la cultura china y la búsqueda de una guerrera creíble que fuera la verdadera protagonista y que estuviera desligada de cualquier atadura sentimental.

De ahí que otra gran diferencia con la película de animación sea la ausencia de Li Shang, escindido en dos figuras masculinas que vienen a complementarse para desempeñar su papel: por un lado el comandante Tung, interpretado por un soberbio Donnie Yen y por otro su compañero de filas Honghui interpretado por Yoson An. Así no se mezclan las relaciones de poder y la trama avanza mucho más segura y firme abandonando evitando mezclar el deber y los sentimientos.

Vista la película y la forma en la que quiere llegar a su destino final, queda mucho más claro por qué era inviable mantener la presencia de Mushu, introducir al grillo de la suerte o a los ancestros de la familia de Mulán... simplemente, no casan en una aproximación más seria de aspiraciones centradas en el drama y hasta cierto punto en el realismo para poder meternos empatizar con la protagonista y acompañarla en su aventura.

No es que el sentido del humor esté ausente por completo, pero desde luego se circunscribe a unas cuantas secuencias bastante concretas: a de la infancia de Mulán persiguiendo gallinas por los tejados, la visita a la casamentera arruinada en esta ocasión por la presencia de una araña y unas cuantas gracietas puntuales acerca de su olor corporal ante la imposibilidad de ducharse con sus compañeros sin delatar su género.

Otros leit-motiv de la película de animación sí se han mantenido intactos, como es el caso de la forma en la que atacan los hunos, la importancia del reflejo de Mulán para hacerla reflexionar sobre quién es y quién debe ser, etc. Pero si la película original ponía el acento en su "transformación" en un hombre con el corte de su cabello aquí lo importante es justo lo contrario, su segunda conversión para ser una guerrera (mujer) siendo fiel a sí misma. Y ésta es la gran joya escondida en el guión escrito por Rick Jaffa, Amanda Silver, Elisabeth Martin y Lauren Hynek: es el corazón de la historia.

Por otra parte, la magia también desempeña un importante papel en la trama, con la figura del Fénix como nueva depositaria de la fuerza de la familia y el nuevo personaje interpretado por Gong Li y llamado Xian Lang: una bruja capaz de transformarse en halcón, el ave que acompañaba a Shan Yu en la película de animación y que hace lo propio ahora con el líder de los hunos Böri Khan (excepcional la elección de Jason Scott Lee para un papel que requiere un enorme carisma y gran fisicidad).

El fichaje de Jet Li para desempeñar el rol del emperador junto con al elenco anteriormente nombrado, da buena cuenta de que se ha buscado poner al servicio de la historia una pila de talento atendiendo al origen de la leyenda y siendo fieles a sus raíces. Hay en este sentido un enorme respeto que trasciende lo obvio y que además también se ha tenido en cuenta en otros apartados muy cuidados de la producción como sets de rodaje asombrosos, un vestuario impresionante o un magnífico atrezzo.

En suma, Mulán es un remake propiamente dicho: no trata de parafrasear la película animada y era necesario que no lo hiciera para conseguir actualizar el relato veintidós años después y añadirle capas que hiceran la historia atractiva, creíble y potente.

Puede que no sea el mejor de cuantos hemos visto hasta la fecha pero sí el primero que ha sabido ceñirse a lo esencial dándole un tono totalmente distinto. Caro, que ya ha dirigido a actrices como Jessica Chastain en La casa de la esperanza o Charlize Theron y Frances McDormand en En tierra de hombres, ha sabido darle la vuelta de tuerca necesaria a Mulán para ofrecer algo muy distinto y satisfactorio.

También es cierto que la película va de menos a más, ganando progresivamente intensidad a medida que se desarrolla la trama... De hecho, aunque contribuya a comprender al personaje y a saber que sus aptitudes no provienen de la nada, el prólogo con su infancia es bastante flojo y no es hasta que comienza a entrenarse con el comandante Tung que la película comienza a coger vuelo.

La duda que nos queda es cómo lucirá esta película como debe verse: en pantalla grande y, a ser posible, en IMAX. Su colorida fotografía y muchos momentos de acción lo habrían merecido de sobra... 

VALORACIÓN:

La nueva versión de Mulán no sigue al pie de la letra la película de animación: busca a una audiencia más madura y adopta un punto de vista más dramático y trascendental.

LO MEJOR:

La delicadeza y el respeto con el que toca temas como el honor familiar, la feminidad y la masculinidad y algunas coreografías de combate.

LO PEOR:

Que no podamos verla en pantalla grande. Va ganando fuerza poco a poco: podría ser una cinta aún más sólida abrazando el cine para adultos.
Hobby

80

Muy bueno

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