Crítica de Guardianes de la galaxia Vol. 3 - Un cierre de ciclo irregular, dramático y nostálgico

Llega la nueva película de Marvel y lo hace en un momento que solo podemos calificar como delicado a tenor del evidente hartazgo de la audiencia respecto a las películas de superhéroes: el UCM parece completamente exprimido ya y Guardianes de la galaxia Vol. 3 supone el fin de un ciclo, lo que acelera y acentúa el tono de despedida.

Eso no es óbice para que James Gunn haya hecho lo que le ha dado la real gana: una película de 150 minutos de duración repleta de excesos de todo tipo y que se ciñe a la calificación por edades de 13 años por los pelos porque alcanza momentos de crueldad y violencia que nunca vimos en Guardianes de la galaxia Vol. 1 ni en el Vol. 2.

La frescura, el buen rollo, los guiños ochenteros y el humor absurdo pero tierno han desaparecido en esta tercera entrega, de largo la más floja de la trilogía, que en su lugar opta por una historia farragosa, mucho estruendo y una comedia absurda que casi nunca funciona como se pretende.

Es más, tiene una estética premeditadamente feísta y juega con darle asco al espectador con las texturas, el diseño de personajes y hasta los lugares que visitan los protagonistas a lo largo de su aventura.

Da la sensación de ser, por una parte, una fiesta de cosplay carísima inundada de individuos a cual más extravagante, y por otra una consolidación de todo lo que salió en una tormenta de ideas muy loca de la que no se descartó ni una sola de ellas. 

El gran protagonista no es Peter Quill esta vez, sino que el foco recae en Rocket Raccon a quien se le da una historia de origen que podríamos entroncar con la de la propia Nebula o, saltando al universo de los X-Men, a la de Lobezno. El argumento no es particularmente original y la forma de desarrollarlo, tampoco.

Resulta hasta molesta la tendencia a meterle los dedos en los ojos al espectador que hace efecto boomerang.

Hay, eso sí, un potente mensaje por la diversidad y por la aceptación de todas las criaturas del universo tal y como son, pero la forma de abordarlo es muy dramática y algo repetitiva.

Podríamos considerarlo el leit motiv de la propuesta porque lo encontramos en todas las subtramas: la forma de pensar de Drax, la relación de Mantis con otros seres vivos, la frialdad de Nebula, por supuesto todo el pasado de Rocket...

El gran antagonista de la historia es uno de esos personajes realmente peligrosos por su búsqueda de la perfección y la creación de una utopía a toda costa. El Alto Evolucionador, muy bien interpretado por Chukwudi Iwuji (Peacemaker) da escalofríos y es uno de los platos fuertes de Guardianes de la galaxia Vol. 3.

Como es de esperar, también está presente el otro tema recurrente en la saga que viene a ser la exaltación de la amistad y de la familia escogida: da igual cómo seas, tienes derecho a encontrar tu lugar en el mundo, con gente que te aprecie como eres.

La idea es preciosa y le va como anillo al dedo a Gunn. Con la película se dirige de forma directa a quienes hablan su idioma, pero supo desarrollarla con más naturalidad y humor (y su chispita de romance) en los dos episodios precedentes.

Adicionalmente tenemos el abuso de los planos de grupo ralentizados: si no vemos lo mismo cinco veces, no lo vemos ninguna. Una de las "gracias" de esta saga es la de parodiar los excesos épicos de las cintas serias porque éstas no solían serlo, pero aquí cae en su propia trampa y termina incurriendo en el tópico... varias veces.

Pero el mayor pecado de Guardianes de la galaxia Vol. 3 no está en lo que hace de una forma que nos puede gustar más o menos, sino en lo que ha dejado de hacer. Tener a dos intérpretes de la talla de Elisabeth Debicki y Will Poulter y desaprovecharlos de esta manera es de juzgado de guardia. No solo por su escasa presencia en pantalla, sino por la poca sustancia de sus personajes.

¡Menudo desperdicio Adam Warlock, señoras y señores! Esperemos que esto haya sido una mera presentación y que se le saque mucho más partido en un futuro no muy lejano.

Si nos atenemos al lado positivo, es increíble que seres creados por ordenador lleguen a producirnos a veces hasta más empatía que los de carne y hueso. La culpa es de unas capturas de movimiento y unos efectos digitales que, si bien pueden llegar a ser abrumadores y a quedarse al límite de lo tolerable, cumplen su función. Y os vais a enamorar de Cosmo, verdadero y eficiente alivio cómico.

En suma, Guardianes de la galaxia Vol. 3 marca el final de muchas cosas (también el comienzo de otras), con luces y sombras. Es la tercera trilogía del UCM que ha contado con un mismo director tras la de Spider-Man de Jon Watts y la de Ant-Man de Peyton Reed.

Ahora bien, habría merecido la pena evitar distracciones e ir al meollo de la historia concentrando más esfuerzos en el grupo protagonista. Si algo le sobra a esta producción, son millones de dólares despilfarrados.