Crítica de Heroico: violencia y corrupción en una academia militar de México

Quizá el momento de La chaqueta metálica en el que los protagonistas entonan el "Aquí mi fusil, aquí mi pistola" sería el perfecto resumen también de esta película centrada en una academia militar de México.

El espectador que se acerque a Heroico se encontrará el inicio y los primeros meses de la formación a la que se somete a jóvenes que acabarán en el ejército de un país impregnado por la violencia. Este tiempo estará teñido de dureza, humillación salvajes novatadas, crímenes, machismo y una desesperante sensación de impotencia.

Esta es la segunda película de David Zonana. El reparto está compuesto por actores jóvenes, algunos profesionales y otros que debutan ante las cámaras, y donde no parece casual la producción de Michel Franco, director de Nuevo orden, obra con la que tiene claras concomitancias. 

En el pase de Heroico del Festival de San Sebastian, que fue especialmente madrugador en mi caso, los comentarios posteriores a la proyección se centraron en la continua incomodidad y la sensación de haber visto el esperado registro de imágenes de una película de estas característica, pero también se recalcaba lo efectiva, que no efectista, que había sido.

Porque desde el primer momento se encuentra en Heroico el discurso de bienvenida a los nuevos miembros, con las consabidas amenazas de rigidez y posibles consecuencias. Ha llegado la nueva hornada de futuros militares, en caso de que soporten un primer año especialmente duro.

La mirada es poliédrica en el guion y el protagonismo no es absoluto de un personaje, sino que queda una sensación coral de las consecuencias del sistema en los jóvenes. Además, con un enfoque más estremecedor de lo esperado por momentos.

Adolescentes que ven, y disfrutan, videos snuff en sus móviles, que salen fuera a robar y golpear a ciudadanos, salvajes comentarios sexuales... Todo esto aparece en el largometraje, aunque también es cierto que las imágenes más fuertes suceden fuera de plano.

Una ensoñación que no deja de ser una pesadilla

El entorno en el que acontece toda la historia, en las montañas y tallado en piedra, ayuda a generar cierta desubicación en el espectador. Un paraje de gran belleza, pero también aislado y duro en el que los protagonistas no dejan de sufrir.

Heroico tiene una duración de 88 minutos que se hace acertada, no queda como película breve, sino que su intensidad la convierte en ajustada a lo necesario para el mensaje que transmite. Porque además todo parece medido en ella a nivel técnico, de realización, fotografía, montaje, banda sonora... Cada aspecto es óptimo.

Lo único que desmerece a la historia es el subrayado de algunos momentos en la espiral centrípeta de violencia y algunos minutos que acaban por ser imaginaciones del protagonista. Lo contundente de la propuesta despierta dudas sobre la necesidad de incluirlos.

A lo largo de la película convergen varias tramas que se van alternando y se cierran de forma paulatina hasta llegar al final, que es violento, aunque no todo lo demoledor que se espera. Heroico ha ido dejando su intención durante el metraje, por lo que no es necesario detenerse más en la impotencia que provoca la disciplina salvaje de un sistema tan corrupto como dañino.