Crítica de Sé lo que hicisteis el último verano, la petarda serie basada en la popular franquicia

Seguimos con la moda de revisitar éxitos y le ha tocado entrar a la coctelera a Sé lo que hicisteis el último verano, la cinta de 1997 que, sin ser una maravilla, supo enganchar al público adolescente.

Tuvo una secuela directa: Aún sé lo que hicisteis el último verano, en 1998, que recibió críticas terribles, y un título asociado Siempre sabré lo que hicisteis el último verano, que ya volaba por libre.

Las dos primeras cintas se valían de los personajes creados por Lois Duncan en su novela del mismo título. La trama nos llevaba a un grupo de amigos que eran acosados por un sanguinario asesino después de encubrir la muerte accidental de uno de ellos.

Fue uno de los slasher que se gestó al calor del éxito de Scream y tenía una estructura bastante formularia: se cometía el "pecado" y luego llegaba el castigo. Y había dos atractivos principales: descubrir quién y por qué estaba acabando con ellos y sobre todo disfrutar de las sanguinolientas muertes.

Lo primero que hay que decir sobre la serie Sé lo que hicisteis el último verano es que el formato le viene muy mal. Hemos podido ver los primeros cuatro episodios de la serie, en Prime Video desde el 15 de octubre, y para empezar son demasiado largos. Constan de unos 45 minutos aproximadamente de los cuales más de la mitad es puro relleno.

La razón es que a la narración le cuesta horrores avanzar porque está de forma constante retrocediendo al pasado mediante flashbacks para ir desentrañando la relación entre los personajes. Pero es que la trama es taaaaaan predecible, que sobran tantas explicaciones.

El otro gran handicap reside en que la paciencia del espectador no se ve recompensada. Por supuesto, los acontecimientos se precipitan en los últimos minutos de cada episodio pero no generan ni miedo, ni asco porque los efectos especiales son muy mejorables y las muertes o se eliden o se muestran tan de pasada que hay que retroceder para ver lo que ha pasado.

La serie arranca en una fiesta de graduación en la que conocemos a las gemelas Allison y Lennon, dos hermanas de personalidades antitéticas. La primera es tranquila y poco dada a los excesos mientras que Lennon es bastante retorcida y vive como si no hubiera un mañana abusando del sexo, el alcohol y las drogas.

La noche termina en tragedia cuando se produce un accidente en el que una de ellas es atropellada, lo que marcará un antes y un después en el devenir de sus vidas. 

El miedo a las consecuencias hace que el grupo implicado decida ocultar el cuerpo en una cueva cercana que tiene también un oscuro pasado, dado que albergó una secta cuyos miembros se suicidaron en grupo.

Ni que decir tiene que, un año después, cuando vuelven a reunirse, empiezan a sucederse las muertes violentas... ¿Quién les acosa y cuál es su propósito? ¿El cuerpo que abandonaron yacía sin vida o la víctima ha vuelto para vengarse?

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Da la sensación de que buena parte del presupuesto se ha invertido en replicar a Madison Iseman para poder interpretar a ambas hermanas. De hecho, el primer episodio, que es bastante flojo ya como punto de partida, cuida mucho ese aspecto de la producción.

La actriz, a la que hemos visto antes en películas como Pesadillas 2, Annabelle vuelve a casa oNocturne, sigue mostrando su compromiso con el género y cumple. De hecho, es uno de los pocos atractivos de un reparto plagado de caras jóvenes dando vida a personajes insufribles.

Como espectadores, probablemente, uno de los grandes pasatiempos que tendremos será hacer la quiniela de adivinar a quién matan antes (y cuesta decidir a cuál le tenemos más ganas, la verdad). Mención aparte merece lo soez y guarrindonga que es la serie de forma gratuita.

Los secundarios tampoco ayudan: los personajes adultos tienen todos también dos collejas empezando por el policía redicho o la vecina chabacana y terminando con el padre pseudomasoquista. En el ánimo de la serie está ser un drama adolescente y de paso realizar una crítica a las desigualdades sociales, aunque es bastante plana en ambos aspectos.

En resumidas cuentas, la traslación de Sé lo que hicisteis el último verano al formato de serie es bastante nefasta. Es cierto, sabemos lo que hicieron el último verano y estamos hartos de que nos cuenten ya la misma historia de siempre pero con menos ganas y fuerza.

Habrá que ver si consiguen rematar la historia de forma remotamente satisfactoria, pero pinta bastante difícil con estos mimbres. Os recomendamos el visionado en versión original, como siempre, pero en esta ocasión es casi obligatorio porque la traducción de la serie es muy mala.

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