Esta semana inauguramos la primera cartelera del año 2023 con Hunt. Caza al asesino una de las películas más exitosas del año pasado en Corea del Sur. 

Llega a los cines tras su paso por Cannes fuera de competición y por Sitges, donde fue nominada a mejor película en la sección Órbita y donde acudió Lee Jung-jae, director y actor protagonista, a presentarla.

A pesar de atesorar una larga carrera y haber participado en proyectos tan celebrados como Asesinos, Operación Chromite o Libéranos del mal, fue el bombazo mundial de El juego del calamar el que le catapultó a una fama global sin precedentes.

Ahora debuta en la dirección reservándose, eso sí, un papel que es un verdadero caramelo en una película en la que demuestra tener perfectamente engrasados los engranajes del género del thriller de acción: están en juego lealtades personales, amenazas nacionales y hay un buen número de conspiraciones soterradas dispuestas a dinamitar lo que creemos saber desde el comienzo.

Hunt. Caza al asesino nos transporta a los años 80 a un momento especialmente conflictivo en Corea del Sur. Cuando el presidente Park es asesinado por la inteligencia coreana, el ejército vuelve a alzarse con el poder.

Viendo una brecha abierta que podría desencadenar una invasión en el futuro, Corea del Norte envía a uno de sus espías a preparar el terreno. De esta forma, dos altos cargos de la seguridad surcoreana reciben la misión de perseguir al infiltrado, pero entre ellos hay tal grado de desconfianza que su carrera contrarreloj no hace más que hacerlos chocar una y otra vez.

El jefe de la Sección Exterior de la KCIA, Park Pyong-ho (Lee Jung-jae), y el jefe de la Sección Nacional, Kim Jung-do (Jung Woo-sung), reciben el encargo de atrapar a un tal Donglim, cuya identidad real es desconocida.

Ambos agentes harán aflorar secretos que amenazan el futuro inmediato del país a medida que aumenta la tensión entre las dos Coreas y se produce una carrera contrarreloj para impedir un desastre.

Lo primero que llama la atención de Hunt es que adopta un tono serio, elegante y adusto desde su primer fotograma. Ojo a lo bien empaquetadas que están las secuencias de alta tensión en las que se miden constantemente las fuerzas de los dos personajes principales, interpretados por Lee Jung-jae y Jung Woo-sung (Nido de víboras).

La película es ambiciosa en todos los aspectos de su desarrollo: desde el punto de partida, que toma como arranque el asesinato en 1979 del presidente de Corea del Sur Park Chung-hee, hasta el intrincado galimatías de los juegos de espejos en los que las revelaciones se enrevesan hasta extremos increíbles con dobles juegos, contraplanes y complicaciones de todo tipo.

En pocas palabras: si pestañeas, te pierdes. Lee Jung-jae demuestra tener muy buen pulso a la hora de componer el puzle de forma adictiva y trepidante, si bien se hace un poco largo de más hasta llegar a su resolución (algo de tijera en montaje no le habría venido mal).

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Lo que queda claro es cuáles son sus referentes estilísticos además de sus intenciones, razón por la que no sorprende que la película fuera un bombazo en Corea del Sur.

Sí, se recoge en la película toda la tradición del los thrillers de espías de la vieja escuela, pero a la vez con la impronta del mejor cine surcoreano, con su dosis extra de violencia y escepticismo respecto al alma humana.

Le suma buenos enteros la factura técnica: tanto la fotografía de Lee Mo-gae como la banda sonora de Cho Young-wuk contribuyen a que el espectador se quede absorto frente a la pantalla, a merced de los vapuleos del guión de Jo Seung-Hee, algo pasado de rosca en la resolución aunque tremendamente entretenido.

Hunt es una película que precisa tener la mente despejada y atención plena. El resto es puro disfrute... a pesar de resultar a veces una producción algo megalómana.