Crítica de Una joven prometedora, nominada a 5 premios Oscar

El debut en la dirección de Emerald Fennell es bastante contundente: aborda un tema tan actual como descorazonador y no rehúye la polémica sino que la abraza abiertamente. Sin embargo y a pesar de su indudable valentía, Una joven prometedora no consigue encontrar un equilibrio razonable entre el drama y la comedia negra dado que la trama termina boicoteando su mensaje. 

Estamos ante la guionista de Drifted y Killing Eve, así que era de esperar que el libreto de su primera película fuese cualquier cosa, menos convencional y acomodaticio. De hecho, ella misma, que tiene una trayectoria bastante larga ya en el terreno interpretativo (la reconoceréis por haber dado vida a Camilla Parker Bowles en The Crown recientemente o por su rol en ¡Llama a la comadrona!), se cuela en el metraje de su película para interpretar el papel de una beauty influencer de las que dan cursillos de maquillaje en redes sociales y contribuyen, vamos a decirlo a las claras, a perpetuar unos roles de género que son para pegarse un tiro... asimilables a los tests de la Superpop en su día.

¡Un guiño más para quien esté atento! Vemos a la protagonista leyendo un libro titulado "Careful How You Go", el título del cortometraje que rodó Fennell justo antes de esta película y en la que retrataba en formato de tríptico a tres mujeres despiadadas. No es casual, claro está.

Una joven prometedora nos presenta a Cassandra, una camarera que ha abandonado sus estudios de medicina y que trabaja en una cafetería a tiempo parcial. Vive con sus padres y apenas se relaciona con el exterior, así que podríamos decir que es considerada una perdedora. Sin embargo, en secreto sale cada noche para fingir que está borracha y cazar a esos tipos que van de caballeros pero son los peores, puesto que su intención es aprovecharse de la situación.

¿Qué ocasiona este comportamiento aberrante? Cassie vive atormentada por el trágico final de su mejor amiga de la universidad, Nina, quien tras sufrir un ataque en el campus quedó destrozada al punto de no volver a ser ella misma nunca más. Y no puede ni quiere pasar página: necesita algo más.

De forma casual volverá a oír hablar del hombre que la violó mientras sus amigos lo grababan todo y su pensamiento racional dejará de sujetarla urdiendo un plan terrible con el que hacerle pagar el sufrimiento infligido a Nina tanto a él, como a aquellos que consintieron que saliera indemne.

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Una joven prometedora es cine de denuncia de principio a fin e intercala en su metraje reflexiones sobre el duelo, la madurez y la empatía pero, sobre todo, expone qué mecanismos se ponen en marcha a nivel social para enterrar las agresiones sexuales y superarlas, pasando por encima de las víctimas, cuando no cuestionándolas y poniéndolas a ellas en la picota y en tela de juicio, no ya solo como consentidoras sino como merecedoras de lo sucedido por su conducta, su forma de vestir o su supuesta promiscuidad.

Estamos por lo tanto ante una película de venganza que se vale de todos los códigos del cine negro: alimenta el suspense tomándose su tiempo para revelar el cómo y el por qué del evento que le cambia la vida a la protagonista e incluso en explicar su relación con Nina e introduce elementos de comedia negra como las desvirtuadas canciones de las Spice Girls en modo "mal rollo" para crear un atmósfera inquietante.

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La trama se toma su tiempo en avanzar, lo que propicia que algunos aspectos resulten bastante predecibles, pero la puesta en escena es arrolladora (desde los tiros de cámara hasta los decorados o el vestuario y la peluquería). Como sucedía en Killing Eve, hay una comunión entre la violencia y la forma estilizada en que se muestra, aunque eso no la hace más fácil de digerir.

Entre sus fortalezas las interpretaciones, el montaje y la puesta en escena; entre sus debilidades problemas técnicos de bulto como secuencias desenfocadas y fallos de raccord, que no son de extrañar en un debut, pero que sorprenden dada la calidad de la producción y la proyección que ha tenido esta película tan impredecible, que puede llamar a engaño a quien espere una cinta alineada con el cine de explotación.

Carey Mulligan (La excavación) está completamente entregada a un papel por momentos ingrato y contradictorio: una joven que no es tan joven, una justiciera que no es tan justiciera y una venganza que no es tan venganza. Parece ser que ha llamado menos la atención de una actriz secundaria que trabaja de forma sensacional en la película como es Alison Brie (GLOW) y que nunca decepciona.

Lo que deja clarísimo la película es que Emerald Fennell, como muchas otras mujeres entre las que tengo que incluirme, está bastante harta de una sociedad tan hostil hacia las mujeres y su sexualidad... Y de ello se han hecho eco en los Oscar que han tenido a bien recompensar su fiereza con cinco nominaciones incluyendo mejor película, directora, guión, actriz principal y montaje.