Crítica de Lightyear: ¡hasta el infinito y más allá en el spin-off derivado de Toy Story!

Desde su arranque, Lightyear expone que estamos a punto de ver la película que cautivó la imaginación de Andy, el protagonista humano de Toy Story y dueño del encantador juguete. Sin embargo, ciertamente no estamos ante una película de corte infantil, sino más bien dirigida a un público juvenil y adulto.

Puede que esto sea algo que se haya dado de forma por completo natural, si tenemos en cuenta que la propia progresión de la franquicia ha ido madurando a medida que lo hacía la audiencia: el tono de Toy Story y Toy Story 2 no tiene nada que ver con el de Toy Story 3 o Toy Story 4, donde los mensajes son mucho más complejos y desarrollados.

Lightyear da un paso más abordando cuestiones de fondo que requerirán de cierta implicación de los mayores para ayudar a los pequeños a desentrañar la trama.

La película comienza presentándonos a Buzz Lightyear y Alisha Hawthorne, dos inseparables compañeros que se enfrentan a un aventura intergaláctica. Un accidente deja su nave varada en un planeta hostil a 4,2 millones de años luz de la Tierra de modo que no les queda más remedio que asentarse en él y buscar la forma de aclimatarse.

Entre tanto Buzz, obsesionado con encontrar una solución a su fatal error, prueba sin cesar distintas fórmulas para alcanzar la hipervelocidad, aunque eso hace que el paso del tiempo sea distinto para él y para el resto de los supervivientes.

Todo se complicará con la llegada del temible Zurg y sus despiadados robots, que obligará a Buzz a replantearse su misión y a aprender a trabajar en equipo con un nuevo equipo de reclutas llamados Darby. Mo e Izzy y su gato robot Sox, algo más que un ayudante emocional.

¿Enmendar los errores o aceptarlos y aprender de ellos?

Lightyear es una película que, en general, tiene más potencial para agradar a los adultos que a los niños, a los que quizás se les escape un poco la profundidad de la historia. Esto no es óbice para que esté cargada de valores positivos: la perseverancia, la tolerancia al fracaso, la capacidad de aprender de los errores, de sacrificar las metas soñadas...

Eso sí, para que puedan digerir todas estos mensajes, será necesario que adultos y niños realicen una reflexión posterior conjunta de la que puedan extraer toda la enjundia a la cinta y aplicarla a su propio proceso de crecimiento personal.

Además, la factoría Disney/Pixar Intenta seguir dando pasos en la dirección de normalizar distintas relaciones familiares, la inclusión de colectivos infrarrepresentados en las películas de aventuras, la creación de equipos heterogéneos y multidisciplinares y sumarse, en definitiva, a un aperturismo social muy necesario. Ahora le falta abordarlo de una forma más natural y prolija.

Por el camino a veces se sacrifica el sentido del humor, que funciona regular cuando aparece y queda casi constreñido a Sox, la gran estrella de la película que se convierte en el secundario robaescenas.

El gato robótico de soporte emocional de héroe es el principal depositario de algo tan esperable en esta película como la distensión humorística. Pronto se alzarán voces para que sea un personaje con mayor desarrollo ya sea en una serie o película derivada de Lightyear.

Respecto a la dirección de Angus MacLane, codirector de Buscando a Dory y profesional a cargo de la animación de diversos productos de la casa como WALL-E o Up, entre otros muchos, hay que decir que realiza un genial trabajo.

En lo que respecta al diseño de los personajes, hay muchas llamadas a películas precedentes: Buzz es un calco de Mr. Increíble y Darby recuerda al protagonista de Up, aunque nada tienen que ver en cuanto a personalidad y carácter.

La película es clara a pesar de su relativa complejidad argumental y consigue exponer sus ideas, pero es que además, visualmente es muy rica. La fotografía de los hangares nos recuerda a Top Gun, la concepción del tiempo a una versión light de Interstellar y todo está empaquetado de una forma brillante con secuencias muy dinámicas de acción en las que la cámara se mueve entre los personajes.

Se aprecia que la visita a la NASA ha inspirado mucho a los creadores de Lightyear y les ha ayudado a "idear" los trajes espaciales, los campamentos y las bases/campamentos. Hay momentos en los que los entornos son fotorrealistas y llegan a abrumar al espectador.

En resumidas cuentas, puede que la película sorprenda a más de dos por su tono, pero es innegable que es una entrada interesante y, a buen seguro, uno de los estrenos más destacados de la semana a los que los amantes de Pixar van a estar deseando echarle el guante.