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Crítica de Monarca, el drama familiar mexicano que apunta alto

Monarca
Crítica de Monarca, la nueva serie de Netflix ambientada en Mexico en una explotación familiar de agave tequilana. En emisión desde el 13 de septiembre de 2019.

Apenas ha hecho ruido en su llegada a Netflix, entre otras cosas porque se ha publicitado tan poco o menos aún que otras dos solventes propuestas que han llegado a la vez a la plataforma: la serie de terror Marianne y el drama criminal basado en hechos reales Creedme, pero Monarca merece la atención del público por múltiples razones que os vamos a exponer a continuación.

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Primero, un poco de contexto. Se trata de una ambiciosa y bien articulada ficción mexicana producida por Ventanarosa (compañía de la archiconocida actriz Salma Hayek fundada en 1999), Lemon Studios y Stearns Castle y tiene como finalidad retratar el mundo de la élite mexicana y sus lazos con la corrupción, el narcotráfico, los escándalos mediáticos y violencia más primitiva. En este sentido, la serie no se anda con chiquitas, pero tampoco incurre en el error de crear un producto morboso o estridente. 

Antes al contrario, sabe cómo utilizar los flash-backs para crear pequeños engranajes de misterio y captar la atención del espectador para tenerlo enganchado a la ficción sin salirse de los raíles más de lo estrictamente necesario.

Irene Azuela da vida al personaje que se convierte en el azote de los trapos sucios de la compañía heredada de sus padres, Tequila Herederos, la firma principal del conglomerado Monarca, convirtiéndose en símbolo de rectitud y de cambio positivo, aunque se topará también con una gran oposición por parte de quienes no aceptan su nuevo liderazgo. Entre ellos, algunos de los integrantes de su círculo más cercano, como sus hermanos Andrés (Osvaldo Benavides) y Joaquín (Juan Manuel Bernal).

Monarca es ficción, pero bien pegadita a la realidad con mensajes tan válidos en la actualidad que sorprende la efectividad de su guión, tan lúcido a la hora de hablar de problemas íntimos como la identidad sexual de algunos personajes o como para meterse en terrenos tan farragosos como el tratamiento mediático de los escándalos asociados a la imagen de la empresa. Hay una denuncia manifiesta al sistema, a las instiruciones a la supuesta autoridad, con derivaciones que salpican a políticos, policía y familias acaudaladas. Es decir, que reparte estopa señalando de frente la corrosión que ha ido infectándolo todo al punto de que lo normal es la corruptela y lo atípico es lo que no es moralmente reprobable. 

Pero eso es solo la punta del iceberg, dado que la serie también tiene la capacidad de romper clichés en otros aspectos: por una vez la protagonista es una mujer poderosa sin ser malvada y en otro rapto de originalidad nos regalan al personajazo de Joaquín, alguien a quien comienzas tomándole manía y que poco a poco va mostrando otras facetas que te hacen ir variando de criterio: desde una crueldad extrema hasta una humanidad con la que es difícil no empatizar. Inmenso trabajo el del actor Juan Manuel Bernal.

Cinco guionistas han trabajado para componer esta serie, capitaneada por Diego Gutiérrez que había trabajado antes en series tan conocidas como Buffy Cazavampiros, Angel, Sin rastro o From Dusk Till Dawn. El cambio de registro es obvio, pero desde luego no se puede decir que por ello haya disminuido la calidad de su trabajo.

Monarca funciona porque sus personajes son creíbles y las situaciones a las que se exponen, siempre críticas, no hacen sino azuzar la curiosidad del espectador para mantenerlo enganchado hasta el final. En términos generales, sabe sorprender, aunque cometa el error de permitirle a la audiencia anticiparse a alguno de los giros finales (casi por descarte).

La propia planta del agave del que se obtiene el tequila por destilado funciona de manera ejemplar para representar metafóricamente a la conflictiva familia Carranza: es tan delicada como fuerte y a la vez necesita de años para poder ser explotada. Todo ese enraizamiento y a su vez las relaciones de traición y desconfianza se asientan en los diez episodios de la serie de maravilla. Ni que decir tiene que se hace vocabulario... y es que la serie está bien "chingona"... a los más exigentes "le irá de madres".

VALORACIÓN:

Poco se está hablando de Monarca: un drama familiar que expone la corrupción generalizada entre las élites mexicanas. Es contundente y cuenta con grandes interpretaciones y una fastuosa puesta en escena. Es uno de esos tesorillos durmientes poco publicitados que se consumen de un trago, como un buen tequila.

LO MEJOR:

El brutal final de la temporada y la construcción de personajes. El trío protagonista brilla: Irene Azuela, Juan Manuel Bernal y Osvaldo Benavides.

LO PEOR:

Hay algunas revelaciones que puedes anticipar si prestas atención y preguntas que se quedan en el aire a la espera de la segunda temporada.
Hobby

80

Muy bueno

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