El cine de terror es un género muy complicado por diversas razones, pero nos vamos a centrar en dos a la hora de abordar la crítica de No dormirás. La primera de ellas es que es muy difícil sorprender al espectador y más aún al especializado que está harto de ver "fotocopias". Y la segunda es que crear y mantener tensión a lo largo del metraje requiere de muchos elementos de la puesta en escena y del montaje para mantenerlo cautivo y expectante, ávido de componer el puzle que le proponen. ¡Y encima hay que cerrarlo bien para que todo case!
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La cuestión inicial es resuelta bien por el debutante guionista uruguayo Juma Fodde: plantea una historia con un código propio que despierta curiosidad y recelo y nos pone a las puertas de un misterio sobrenatural que tiene bastante punch. Pero, a la hora de resolverlo, su pluma es mucho más dubitativa: algunas decisiones parecen completamente arbitrarias y la dirección artística, enfrascada en recrearse en la cochambre y lo chocante, no ayuda en absoluto.
La sinopsis de No dormirás nos adelanta que nos vamos a internar en un hospital psiquiátrico abandonado, donde un grupo de teatro vanguardista experimenta con el insomnio para la preparación del montaje de una obra creada veinte años atrás por un grupo de pacientes.
El elenco, por tanto, tiene que someterse a una tortuosa privación del sueño siguiendo la meta de alcanzar nuevos umbrales de percepción, que se supone les llevarán a enfrentarse a energías e historias ocultas en ese particular enclave. Cuando Bianca, una joven promesa del teatro, se incorpora al elenco, en competencia por el papel principal con su mejor amiga, Cecilia, debe sobrevivir no solo a la intensidad del trabajo y sus compañeros, sino a una fuerza desconocida que la empuja, como a los demás, al trágico desenlace de la puesta en escena original.
Vaya por delante que en el Festival de Málaga No dormirás consiguió dos premios: se reconoció la fotografía de Guillermo Nieto, muy apagada y abundando casi siempre en las tonalidades marrones y azuladas y el montaje de Pablo Zumárraga. En realidad, en el plano técnico hay poco que objetarle a una película bien ejecutada.
Las interpretaciones también funcionan razonablemente bien en la mayoría de los casos, siendo aciertos plenos de casting las dos artistas protagonistas, Eva De Dominici y Natalia de Molina, además de Belén Rueda, como maestra de ceremonias. Su mera presencia llena la pantalla y, como musa del fantástico español (pronto la veremos también en El pacto), nos da una buena pista del tono de la película y se le perdona cierta sobreactuación ya que su papel lo pide. Al margen de las consideraciones de género, su rol está íntimamente ligado al propio proceso interpretativo, que es una de las claves de la trama dramática que recorre la cinta de principio a fin. Y es que interpreta a una dura directora de teatro, entregada a la causa de alcanzar lo sublime aunque en el proceso destroce a sus artistas.
Los problemas más graves de esta película de miedo proceden del guión, que no consigue resolver el argumento con una mínima solvencia: la trama es enrevesada, caótica, incoherente y, a pesar de su espectacularidad, desaprovecha por completo algunas cuestiones que podrían haber sido brillantes. Por ejemplo, cuando se alude a los estados paranoides que se derivan de la prolongada privación del sueño y la entrada en estados alterados de consciencia, la realidad le da mil vueltas a la ficción.
También hay personajes secundarios que parecen llamados a tener un peso más importante cuya presencia no está siquiera justificada y muchos hilos que quedan sueltos. En suma, no hace honor a su título: está lejos de quitarle el sueño al espectador que, salvando un par de sustos puntuales, no encontrará motivos por los que estremecerse cuando ya esté a solas, ya en su privacidad dándole vueltas a una película que da tantos palos de ciego.
No dormirás forma parte de la oleada de cine de terror que va a arrasar la taquilla española este verano. Si quieres estar al día de todos los estrenos de este género que se avecinan no te pierdas el siguiente vídeo:
VALORACIÓN:
Con un guión bastante endeble, el segundo largo de Gustavo Hernández alcanza del aprobado raspado solo por la elección de un elenco brillante y por un planteamiento bastante original, que, por desgracia, termina cayendo en el absurdo.LO MEJOR:
La primera hora de metraje tiene ideas brillantes y las actrices están plenamente implicadas en sus papeles, sobre todo Natalia de Molina.LO PEOR:
Roza lo risible en su último tramo: no es solo que no esté bien resuelta sino que es casi esperpéntica. Maneja mal los tiempos para causar terror.58
Regular
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