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Crítica de One Piece en Netflix. ¡Así es como se adapta un manganime, nakamas!

One Piece en Netflix

Uno de los mejores mangas shonen de todos los tiempos recibe una temida adaptación de imagen real en Netflix, pero Luffy ha llegado a buen puerto con One Piece.

La reciente moda de adaptar manganimes de éxito al formato de imagen real ha sido un arma de doble filo para Netflix. Hay casos que llegaron a buen puerto como Alice in Borderland, pero también descalabros como Cowboy Bebop. Ahora, llega el turno de uno de los shonen más importantes de la Historia y... ¡la cosa ha salido bien! Os lo contamos en nuestra crítica de One Piece en Netflix.

Siendo la serie de Eiichiro Oda un producto taaaaaan largo (lleva publicándose desde 1997) y, sobre todo, tan venerado por los fans, la patata caliente no era pequeña, pero el proyecto consigue su objetivo con una fórmula mágica que en realidad es de cajón: ser muy respetuoso con la serie original, hasta el punto de que el propio Oda ha dado su bendición al conjunto.

Esta primera temporada de One Piece (sí, la idea es que vaya varias si la gente está satisfecha y a Netflix no le da por pulsar el botón random de las cancelaciones) se centra en el arco de East Blue, hasta la subtrama de Arlong. Son ocho episodios de más de 50 minutos cada uno, así que tenéis navegación para rato.

Para los que no lo conozcáis, One Piece nos cuenta la historia de Monkey D. Luffy, un chavalín despreocupado y alegre, que busca crear una tripulación para buscar el tesoro que da nombre a la serie. Con él, se convertirá en el Rey de los Piratas. Para ello, deberá enfrentarse a otros piratas menos amistosos que él y a las fuerzas del orden representadas por los Marines.

Pero Luffy tiene dos armas secretas. Por un lado, los amigos que va haciendo en el viaje: Nami, Zoro, Sanji, Usopp... Por otro, su enorme elasticidad, divido a que se comió una misteriosa fruta del diablo. Gracias a ello, puede deformarse o estirar sus brazos todo lo que quiera, pero a cambio se volvió incapaz de nadar.

Uno de los aspectos que los fans miran con lupa en estos proyectos es el casting. Confirmamos que el mexicano Iñaki Godoy (¿Quién mató a Sara?, No abras la puerta) hace un estupendo trabajo en la elástica piel de Luffy, porque no era fácil encontrar un equilibrio entre lo exagerado de sus reacciones y una representación de imagen real. Transmite muy bien la energía del personaje.

En general, todos los miembros del reparto mantienen un buen nivel, desde Emily Rudd (La calle del terror) como Nami hasta Jacob Gibson (Green Leaf) como Usopp, aunque nosotros nos quedamos con un Mackenryu (que por cierto fue Seiya en la fallida Caballeros del Zodiaco) en el papel de Roronoa Zoro, un personaje que roba el protagonismo al show en muchos momentos.

Emily Rudd, Mackenyu e Iñaki Godoy en One Piece
Emily Rudd, Mackenyu e Iñaki Godoy en One Piece

Netflix

En cualquier caso, algo que hace muy bien la serie es dar su momento de gloria a todos los personajes importantes. Sí, el "timón" de todo es Luffy y es su optimismo y energía los que consiguen unir al grupo, pero el resto de miembros del grupo del Sombrero de Paja tienen historias interesantes que contar, con las que conectaremos.

Por supuesto, esto se articula mediante flashbacks de la infancia de cada uno de ellos que nos ayudan a entender sus motivaciones, frustraciones y pasado oculto. 

A veces, sobre todo en el caso de Luffy, estos "viajes al pasado" ocupan demasiado tiempo, pero el ritmo consigue remontar y se cumple el objetivo de que veamos las cosas con la perspectiva de cada uno. Un detalle muy simpático es que el logo de la serie, al comienzo de cada episodio, cambia en función del personaje que vaya a tener más protagonismo en esa entrega.

Como decíamos, la historia es enormemente fiel a los acontecimientos del manga original, así que todos los grandes momentazos del arranque de la historia están aquí. No solo en lo referente a los combates, sino también esos pasajes que nos pusieron los pelos de punta en su momento y que aquí lo vuelven a hacer: el "momento sombrero" de Shanks, ese "Luffy, ayúdame" de Nami...

Nuevas imágenes del remake de One Piece

Es cierto que, por el camino, se ha sacrificado un pelín el humor más hiperbólico en pos de un mejor ritmo, porque lógicamente estamos en un medio diferente, pero el equilibrio entre aventura, drama, comicidad y acción se mantiene muy estable en todos los episodios.

Trasladar unos combates tan exagerados como los de One Piece (especialmente, cuando Luffy se deforma) a imagen real no era una tarea sencilla, pero esto también funciona gracias a unas coreografías de pelea numerosas y muy correctamente ejecutadas (kudos para los patadones de Sanji, por cierto), que se mezclan con los inevitables momentos "goma goma" de Luffy.

Como supondréis, estos últimos se han recreado por ordenador y, aunque hay veces en los que la imagen está a punto de descarrilar por ser demasiado inverosímil, el buen ritmo de las peleas hace que comulguemos y sigamos adelante. También ayuda, por supuesto, que Godoy se crea mucho el personaje y lo dé todo en cada grito.

En general, la faceta de la estética será la que más controversia generará, seguramente. No hay duda de que han sido muy fieles al material original, pero... ¿quizá demasiado fieles? 

Algunas facetas, como los peinados "colorinchis" de Koby o Shanks quedan excesivamente artificiales, como demasiado de cosplay. Lo mismo pasa con algunos sombreros de los marines o con los teléfonos Den Den Mushi de caracol

Lo que funciona en un manga quizá quede demasiado marciano en imagen real. Aquí, hay veces que esa faceta visual nos saca un poco del conjunto, aunque si se ve con una mente abierta dentro de un mundo en el que todo es posible, entendemos que haya quien agradezca tanta fidelidad al material original.

One Piece (Serie TV)

Netflix

A nivel visual, también choca un poco el uso de cámaras muy angulares en buena parte del metraje (estas ayudan a "falsear" durante las peleas), incluso durante los diálogos y, claro, algunos efectos CGI que hubieran agradecido un mayor presupuesto.

Aún así, toda la serie se ve sin que no demos cuenta, porque si algo hace muy, muy bien es transmitir los valores de One Piece y, casi si nos apuráis, del shonen en general: la importancia de perseguir aquello en lo que crees, el poder de un buen mentor (el flashback de Sanji y Zeff es brutal) y, por supuesto, la fuerza de la amistad.

Hay momentos que llegan a emocionar de verdad en ese sentido y estamos seguros de que esos mensajes y, en general, el buen ritmo del conjunto, lleno de villanos icónicos como Buggy el Payaso o el propio Arlang, harán que mucha gente que no conociera el material original, quiera hacerlo ahora. 

Se nota que hay mucho cariño y respeto en la representación de este clasicazo por parte del director del proyecto, Marc Jobst.

Así, One Piece quizá sea una serie que los no interesados pasen por alto en Netflix. Habrá quien vea otra "ida de olla" con CGI y peinados raros. Pero si eres como Luffy, tienes ganas de descubrir y accedes a emprender el viaje hacia el Grand Line, lo disfrutarás seguramente tanto como cuando vimos por primera vez esa "galleta galleta metralleta". Perdón, tenía que decirlo...

VALORACIÓN:

Una serie bien planificada y fiel al material en el que se basa, que llega a emocionar por momentos y siempre es entretenida. One Piece tiene cimientos para ser uno de los grandes pelotazos de Netflix esta temporada.

LO MEJOR:

El cariño y fidelidad hacia la serie original. Los personajes se hacen querer.

LO PEOR:

Puede parecer demasiado "cosplayera" por momentos.
Hobby

85

Muy bueno

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Etiquetas: Netflix