Crítica de El poder del perro, un tenso antiwestern que desmitifica la virilidad del clásico vaquero

Entre la avalancha de estrenos que llegan cada semana, empiezan a colarse títulos selectos que tienen cierto aroma a premio... y ese es justo el caso de El poder del perro, un drama que nos desplaza a un enorme rancho de Montana en el que quedan subvertidas todas las claves del western.

Se trata de la adaptación de la novela del mismo título de Thomas Savage de la que se ha hecho cargo con una enorme sensibilidad la directora y guionista neozelandesa Jane Campion (El piano, Retrato de una dama).

Phil y George Burbank son dos hermanos completamente distintos en todos los sentidos: tanto física como emocionalmente. Phil es elegante, orgulloso, irónico y cruel mientras que George es sencillo, práctico, calmado y amable.

Ambos dirigen una propiedad enorme basada en el cuidado del ganado y en la explotación de vastos terrenos donde la modernización parece no tener prisa por llegar.

En esos lares, la figura del casi mítico Bronco Henry es venerada por todos y cada uno de los cowboys que recibieron de él los conocimientos necesarios como para realizar sus labores con acierto y eficiencia, entre ellos, Phil, que en el aniversario de su muerte deja claro que su mentor le dejó huella.

Cuando George se casa en secreto con Rose, una mujer viuda, Phil sorprendido y celoso, se lo toma como una afrenta personal, lo que le lleva a emprender una sádica campaña para destruirla utilizando incluso a su hijo Peter para resquebrajar el equilibrio de la familia.

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El poder del perro es una película interesantísima en muchos aspectos: vamos a empezar por lo más sencillo quizás, como es analizar cómo desmantela los códigos del western explorando temas que no son propios del género como el machismo, la masculinidad tóxica, la represión sexual, los deseos frustrados o la búsqueda de la venganza por medio de la tortura psicológica.

Para poner en pie todos estos grandes temas es necesario contar con un reparto que sepa explorarlos desde la contención y ésta es una de las bazas ganadoras de la película junto con el trabajo de fotografía y la exquisita puesta en escena.

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Brillan con luz propia Benedict Cumberbatch, Kirsten Dunsty Kodi Smit-McPhee. El primero da vida al altivo Phil, un hombre inteligente, cultivado y con proyección de futuro que sin embargo parece regodearse en sus miserias y exhibe un comportamiento intimidante, mezquino y violento (bajo el que pronto descubrimos que se oculta un gran secreto que le atrae a lo que tanto se esfuerza en detestar).

Dunst y Smit dan vida a Rose y Peter, de modo que son el blanco directo de sus ataques y la antítesis de la virilidad que enarbola con sus comportamientos misántropos que lo llevan a reventar eventos sociales y a machacar a sus víctimas casi como reflejo para ocultar aquello de lo que se avergüenza de sí mismo.

El guión de Campion opta por la insinuación y los diálogos cargados de subtexto, al punto de que en muchas ocasiones es casi imposible distinguir de qué están hablando realmente los personajes. Cuando Campion entra en el terreno de la ambigüedad y la sordidez es imbatible y cada vez que Cumberbatch muestra la vulnerabilidad de su personaje te atrae y repele con la misma intensidad.

Por supuesto, también hay una apuesta por una sobria pero acertadísima puesta en escena que con pocos detalles consigue componer a los personajes: desde la austeridad del dormitorio de Phil, que sigue haciendo uso de su cama de niño hasta la belleza mustia de Rose, apagada por la hostilidad y la frialdad de Phil y que la lleva a parecer una pieza más de un bodegón de naturaleza muerta.

Completa la obra la banda sonora de Jonny Greenwood, habitual colaborador de Paul Thomas Anderson, cineasta con el que Campion estrecha lazos con esta película, que a más de uno le traerá a la mente algunos de sus mejores trabajos.

El poder del perro es, en suma, una de esas narraciones que se cuecen a fuego lento y en la que no hay detalle baladí. Tampoco es fácil ni agradable, pero cuenta con muchos atractivos innegables que hacen que sea de obligatorio visionado. Y muy atentos porque también es bastante probable que le caiga alguna nominación importante en la temporada de premios. 

Os recomendamos verla en pantalla grande para disfrutarla en todo su esplendor, pero para quienes prefieran esperar, el 1 de diciembre estará disponible en Netflix.