Crítica de Posesión infernal: el despertar (Evil Dead Rise)

Lee Cronin (El bosque maldito) ha sido el responsable de reflotar el universo Evil Dead no ya desde la comedia como hiciera la serie protagonizada por Bruce Campbell, sino desde el terror puro y duro con una película, Posesión infernal: el despertar (Evil Dead Rise), que se ha ganado el estreno en cines a pulso puesto que en principio estaba destinada al mercado del streaming y vídeo doméstico.

Han sido los test screeners los que han conseguido que la película de terror obtenga el crédito suficiente como para que podamos disfrutar de su alocada apuesta gore en pantalla grande. Campbell y Sam Raimi están en un segundo plano, pero han permanecido unidos a este proyecto en calidad de productores. 

Por lo demás habrá quien se pregunte si esto es una secuela, una precuela, un remake, un reboot o qué diantres. No es para menos. Tenemos nuevo Libro de los Muertos y nueva galería de personajes así que se puede tomar como un reinicio que va por libre aunque cuenta con los elementos indispensables: posesiones diabólicas en un tren de la bruja, el famoso libro y ¡la sierra mecánica!

Posesión infernal: el despertar tiene todos los visos de dejar satisfecha a la audiencia más fiel al terror, pero también de ser vulnerable de cualquier tipo de continuación si los números de taquilla acompañan. Por si hay dudas, se supone que transcurre en el universo de la trilogía original de Sam Raimi y no en el remake de hace unos años de Fede Álvarez.

Ellie vive con sus tres hijos Danny, Bridget y Kassie y están atravesando un momento delicado puesto que su padre ha decidido abandonarlos. Una noche de tormenta, reciben la visita de la tía Beth que acaba de descubrir algo que va a cambiarle la vida para siempre.

Un repentino terremoto hace que el edificio, en ruinas, se resquebraje desde los cimientos, dejando al descubierto una cámara sellada en la que abundan escritos, amuletos y hay un féretro siniestro. En su interior Danny hallará un libro que va a desatar una fuerza sobrenatural que va a empujar a esta familia a la supervivencia más extrema.

Entre las fortalezas de la película el hecho de que va al grano sin que se haga esperar el carrusel de sustazos, malos rollos y baños en sangre (hasta 6.500 litros se han empleado) y una monumental Alyssa Sutherland (la actriz australiana y modelo que dio vida a la reina Aslaug de Vikingos) que da tan mal rollo maquillada como sin maquillar. 

Su imponente físico y los efectos especiales a menudo artesanales contribuyen a crear secuencias memorables en las que toman la iniciativa los departamentos de maquillaje y prostéticos y donde lucen muy bien los trucos que emplea Cronin para mantener la tensión narrativa: desde los ángulos de cámara y los planos en subjetiva hasta los trucajes para sacarle partido a los espacios cerrados.

Ver galería

Posesión infernal: el despertar - Galería de imágenes (7 imágenes)

Otro recurso ganador es la utilización del audio gracias a una potente banda sonora y los muchos momentos en los que el sonido anticipa las secuencias de máxima tensión. ¿Se abusa del recurso? Quizás un poco, pero hay constantes juegos con el espectador respecto a lo que él ve pero los personajes no que hace que estemos siempre alerta.

La estructura de la película es circular y nos cuenta la historia desde el final, deconstruida: todo el desarrollo de la historia de Posesión infernales un enorme flashback en el que las fuerzas del mal se desatan en la ciudad, en un destartalado bloque a punto de ser demolido y en el que por tanto abundan la roña, los bichos y los recovecos misteriosos.

¿Qué se echa en falta? ¡Más desarrollo de la historia! El Libro de los Muertos que aquí nos presentan (y esos vinilos que tan bien se explotan como recurso narrativo) es pavoroso gracias a sus ilustraciones y al poder que es capaz de desatar. Pero nos habría gustado más contexto, un viaje al pasado y profundización en su creación.

Con todos los hallazgos, aciertos, virtudes y pequeños lastres, que los tiene, Posesión infernal: el despertar es a fin de cuentas una película a grandes rasgos acertada en el fondo y en la forma. No es perfecta, pero ofrece una experiencia de visionado adecuada a las expectativas. Ya quisieran muchas otras películas con destino en plataformas tener la mitad de su atractivo.