Crítica de El proyecto Adam: Ryan Reynolds conquista Netflix con aventuras, viajes en el tiempo y una historia de amor atemporal

El 11 de marzo llega a Netflix la película El proyecto Adam (The Adam Project), una fecha escogida estratégicamente para "rondar" el Día del Padre dado que desarrolla una aventura familiar en la que las relaciones paterno-filiales están en el punto de mira.

Dirige Shawn Levy, el artífice de la divertidísima Free Guy, que vuelve a contar con Ryan Reynolds en el papel principal, si bien está muy bien acompañado por Zoe Saldana, Jennifer Garner, Catherine Keener y Mark Ruffalo, además del debutante Walker Scobell.

El proyecto Adamnos traslada a 2050, momento en el que se han optimizado los viajes en el tiempo. Adam Reed se aventura a volver al pasado con la misión de rescatar a la mujer a la que ama, Laura, una piloto experta que desapareció misteriosamente en su último salto temporal.

Las explicaciones oficiales no le convencen en absoluto, así que no duda en sacrificarlo todo para intentar dar con ella.

Sin embargo, dado que Adam toma una nave de forma ilegal y es perseguido por ello, termina equivocándose de época y quedando atrapado en el 2022. Allí solo se le ocurrirá recurrir a aquellos a quienes conoce y en los que confía: los miembros de su propia familia.

De esta forma contactará con su versión de trece años, lo que no solo le ayudará a comprenderse mejor a sí mismo sino a relacionarse de otra forma con sus padres.

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Si os hablamos de la combinación de cine familiar y elementos fantásticos como los saltos en el tiempo, seguro que se os viene a la cabeza la reciente La guerra del mañana, protagonizada por otro de los actores más mediáticos del momento, Chris Pratt.

Comparten muchos elementos como son unos potentes efectos especiales y un argumento en el que el drama generacional está tan presente como los elementos cómicos.

En el caso que nos ocupa, tenemos que decir que hay un diseño de producción muy cuidado con naves espaciales, soldados encapuchados, armas espectaculares y una tecnología que permite manejar drones mediante gafas RV. En resumidas cuentas, un entorno muy amigable para el público jugón.

Tener versiones jóvenes de los mismos personajes hace que sea necesario recurrir al deepfake en el caso del personaje de Catherine Keener (Kidding)... algo que en algunos momentos funciona muy bien (sobre todo en los planos cortos) y en otros genera una grima sideral. ¿Recordáis a la Princesa Leia en Rogue One, verdad? Pues aquí hay muchas más tomas y más variadas en profundidad y composición.

Eso sí, no esperéis grandes alardes de originalidad en el guión, dado que es una propuesta centrada 100% en el entretenimiento puro y duro.

Las bromas metalingüísticas hacen que sea inevitable nombrar a Terminator como gran referente, pero la película toma todos los atajos que puede para evitar las paradojas temporales y por tanto, se sacude de embrollos. Casi le espeta al espectador que se deje de líos y disfrute de la acción y la emoción, que son al fin y al cabo los grandes reclamos para verla.

La química entre los personajes es muy buena, tanto entre padres e hijos como entre distintas versiones temporales aunque lo que se lleva la palma es la historia de amor atemporal entre Adam y Laura. Ryan Reynolds y Zoe Saldana congenian de maravilla en pantalla.

En suma, con las expectativas ajustadas a una historia algo formularia, El proyecto Adamprovee satisfactoriamente de un buen rato de evasión en el que la violencia está bastante medida (no hay sangre) y el despliegue de medios es bastante ambicioso, aunque donde dé el do de pecho la película sea en los aspectos más íntimos de la narración.

Ryan Reynolds es el centro de todo y da exactamente lo que se espera de él: su habitual carisma y humor caradura son marca de la casa y ademas le saca brillo al estupendo tándem que con el debutante Walker Scobell.

Por supuesto, habrá quien considere que la cinta desaprovecha el talento de algunos de los grandes intérpretes que se dan cita en la película, pero también es verdad que cada uno de ellos tiene su momento para brillar aportándole una pátina extra a una historia que de otro modo sería bastante genérica.