Crítica de Riddick, la película con Vin Diesel
Riddick vuelve a sus orígenes en esta nueva entrega de sus aventuras; seguramente y a tenor de los distintos avances que hemos podido ir viendo en forma de tráilers y fotografías, muchos os preguntaréis qué demonios ha sucedido para que, tras ser coronado como mariscal de los necróferos, encontremos al furyano en un planeta desolador teniendo que buscarse la vida.
Ese mismo desconcierto es el que tiene el espectador al comienzo de la cinta, cuando descubre a Riddick malherido y completamente solo en un entorno de los más hostil. Solo cuando han pasado los primeros minutos de metraje y nos hemos familiarizado ya con la curiosa fauna que le acecha, comenzamos a recibir la primera información en forma de flashbacks, los únicos instantes en los que la película nos brinda un puente con Las crónicas de Riddick.
La explicación es de lo más sencilla: Riddick se acomoda en el poder hasta el punto de sentir que ha perdido su conexión con sus orígenes y con su esencia, de modo que comienza a obsesionarse con la idea de regresar a Furya. En ese momento, Lord Vaako (Karl Urban) entra en acción. A partir de entonces veremos cómo Riddick es un tío duro, como bien se encarga David Twohy de subrayar en su guión tan a menudo como puede.
Esta primera etapa de la película es una auténtica pugna por la supervivencia en la que no hay diálogos, solo algunos de los apuntes que Riddick hace sobre su situación. Lo veremos sufrir más que nunca hasta que se sienta preparado para reemprender su viaje, momento en el que activará una baliza de posicionamiento que delatará su posición enfrentándolo a dos grupos de mercenarios.
A partir de este momento, el juego del gato y el ratón comienza a desplegarse, y hay poco margen para las sorpresas: Riddick es un animal herido y quiere venganza. La película en su totalidad es un auténtico vehículo de lucimiento de Vin Diesel, algo que nadie dudaba a estas alturas pero que llega a su culmen hacia el final del metraje, cuando se anticipa a los movimientos de sus captores y hasta pretende hacer que se cambie de acera una lesbiana a la que compara su laca de uñas con el color de sus pezones ¿?
En general, el relato está bastante descompensado con un arranque lento, aunque bien articulado y arriesgado al apoyarse básicamente en imágenes y una segunda parte más movida y predecible en la que los efectos especiales parecen de serie B y en la que el espectador queda bastante saturado de "bichos subacuáticos".
Sin embargo, este tramo gana en la introducción de todo un abanico de secundarios entre los que destaca muy especialmente un zarrapastroso y fanfarrón Jordi Mollà, Saldana en la ficción, un personaje muy bien construido como antagonista que pierde la fuerza por la boca.
También asombra la contundencia física de la actriz Katee Sackhoff (infinitamente mejor aquí que en Exorcismo en Georgia), que destaca entre el equipo de los "mercenarios limpitos" y de Dave Bautista, dos de los personajes más entrañables de esta entrega.
Quizás lo que más desconcierta es que no se muestre el proceso de evolución del personaje principal, siempre tan pagado de sí mismo, y al que nos habría gustado ver más en el mundo en el que le dejamos en Las crónicas de Riddick, pero también hay que decir que en recientes declaraciones Vin Diesel ya ha dicho algo que alentará a los fans y que viene a constatar que están en ciernes dos nuevas películas: "tendrás que pasar por Underverse para llegar a Furya. Y de eso tratan las dos nuevas historias. Underverse es una aventura más costosa. Fuimos en esta dirección, tratando de hacer una película fresca y aún más interesante e inesperada. Pero sí, llegaremos a Underverse y a Furya tarde o temprano".
De hecho, que no cunda el pánico, Twohy ha expresado su firme voluntad de continuar: "hay varias ventajas en hacer una película independiente, pero hay temas que seguimos de las anteriores y continuará en futuras películas".
Riddick es un episodio un tanto aislado, menos interesante que las dos películas que la preceden, pero cumple su función de entretener y de conectarnos de nuevo al Riddick que conocimos en Pitch Black: letal, socarrón, confiado, una auténtica fiera que, esta vez, no nos ha arañado con tanta fuerza, pero que seguro que vuelve a dar de qué hablar muy pronto.
VALORACIÓN:
Riddick sirve de puente entre lo que hemos visto ya y lo que veremos, parece más un episodio aislado de supervivencia que una película que aporte información sobre el personaje y deja con ganas de más.LO MEJOR:
Las sobradas de Riddick, por supuesto, y su vuelta a sus instintos animales.LO PEOR:
Aporta poco sobre la mitología de la película y los efectos especiales no son nada del otro mundo.62
AceptableDescubre más sobre Raquel Hernández Luján, autor/a de este artículo.
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