Crítica de Ruido de fondo, la película de Noah Baumbach con Adam Driver y Greta Gerwig

Netflix continúa produciendo películas de distintos tipos, desde blockbusters familiares y comedias de bajo presupuesto a otras que son más arriesgadas y sirven para dar entidad cinematográfica a la plataforma. Ruido de fondo es la última de este tipo que se estrena, además en cines durante unas cuantas semanas. Después llegará a la plataforma.

Definir en qué genero se mueve Ruido de fondo puede ser complicado, así que lo mejor es empezar diciendo que es una adaptación de la novela del mismo nombre escrita en 1985 por Don DeLillo. Un autor complicado de llevar a la pantalla, como ya vimos en Cosmópolis, dirigida por David Cronenberg.

En esta ocasión es Noah Baumbach quien se pone tras las cámaras y repite con Netflix después de la buena experiencia que tuvo con la plataforma su anterior película Historia de un matrimonio, también protagonizada por Adam Driver.

Ver galería

Ruido de fondo (4 imágenes)

Ruido de fondo es un proyecto arriesgado en el que Noah Baumbach no se ha contenido. Quienes la vean no acabarán indiferentes porque durante los 136 minutos ocurre demasiado, hay diversas tramas, se va del espectáculo a lo íntimo y al final el espectador debe elegir entre dejarse llevar desde la adoración o impacientarse ante algunas situaciones.

Es complicado contar todos los temas que trata y vaivenes de los protagonistas sin que alguien sienta que se cae en el spoiler, por lo que no profundizaremos demasiado en la sinopsis, más allá de decir que se narran los sucesos que vive una familia acomodada en los clásicos suburbios estadounidenses: casas color pastel, jardines, amplias cocinas, profesiones liberales...

El protagonista interpretado por Adam Driver es un profesor universitario que destaca por ser de los mayores expertos del mundo en Adolf Hitler. Casado con una mujer que se comporta de un modo cada vez más extraño, también tienen tres hijos con mucha personalidad.

Un día ocurre un accidente ferroviario con productos químicos y una nube tóxica amenaza la población donde viven... A partir de ahí se inicia una odisea que dura hasta media película, para luego girar hacia otra trama en esta historia que tiene un desarrollo lineal, aunque también episódico. 

Ruido de fondo es una película que abruma

Noah Baumbach se ha enfrentado a su película más ambiciosa y el guion también ha salido de sus manos. Seguro de las intenciones, los estímulos visuales y discursivos llegan hasta los mismos títulos de crédito finales que alarga con unos minutos de diversión. Más de lo que los espectadores podrían pensar.

Por medio, la historia cuenta con terror distópico, humor de distintos tonos (de la brocha gorda a lo más sutil), análisis sobre el mundo del espectáculo, la violencia, la sobreinformación, los matrimonios... En definitiva, la sociedad actual en una conjugación de lo que pueden considerarse alocuciones que se va de las manos.

Hay distintos episodios de Ruido de fondo que bien podrían ser una película muy interesante en sí mismos, pero el resultado total termina por abrumar. A esto también se suma la mesiánica interpretación de Adam Driver, cuyo carisma es bien conocido y aquí absorbe la narración en un trabajo tan brillante a ratos como histriónico en otros.

A nivel técnico la película es en términos generales irreprochable, montaje y fotografía se alejan de las limitaciones que se suelen asociar a las producciones de Netflix, el sonido atrapa y Danny Elfman acompaña con su banda sonora la historia sin imponerse a las imágenes, solo siguiendo a los distintos momentos en un trabajo complicado.

En definitiva, una película que puede marcar época para los que la adoren y en la que Noah Baumbach no deja camino sin recorrer. Ahora veremos cómo trata la taquilla a este ambicioso proyecto producido por Netflix.