Crítica de Safe, la serie de Netflix con Michael C. Hall

Algunos lo conocen como David Fisher, pero la gran mayoría se alejaría de él si lo ve con un bisturí en la mano. Michael C. Hall vuelve a la pequeña pantalla después de quedarse grabado en las retinas de los amantes a las series de ficción como el icónico Dexter, y lo hace, una vez más, apostando con todo. El actor ha protagonizado y producido Safe, la nueva miniserie original de Netflix afincada en Reino Unido bajo el brazo de Harlan Coben, autor también de numerosas novelas de misterio y suspense.

En esos lodos nos vamos a embarrar; Safe nos introduce a un padre de familia que tratará de encontrar a su hija desaparecida en una comunidad de vecinos donde los secretos pueden guardar peligros todavía inimaginables para nuestro protagonista. Sin más dilación, ¡dentro crítica de Safe, la nueva serie original de Netflix!

Todos escondemos secretos.

Una comunidad cerrada de vecinos en uno de los típicos barrios bien de Reino Unido. Un padre que se despide de su hija sin saber que así comenzará un desfile de piezas de dominó que caerán una tras otra para destapar los secretos mejor guardados de sus seres queridos. Un cirujano... que haría temblar las piernas de más de un paciente con conciencia extradiegética. Michael C. Hall es Tom Delaney, padre viudo de dos hijas a las que prestará una atención que había olvidado después de la desaparición de la mayor en una fiesta con sus amigos.

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Secretos, secretos y más secretos. Todos los guardamos y todos tenemos derecho a tenerlos, como bien nos advierten en una de las primeras líneas de diálogo del primer capítulo de la serie. La intimidad, la libertad y el egoísmo tomarán partida en esta carrera de intriga y drama que llevará a Tom a descubrir que nunca llegas a conocer del todo a nadie. Para acompañarlo contará, cómo no, con su fiel escudero y mejor amigo Pete Mayfield, interpretado por Marc Warren (Hermanos de Sangre), además de la investigación policial dirigida por la oficial Sophie Mason de Amanda Abbington (Sherlock).

Para Tom Delaney, la pérdida de su mujer significa un tormento que quedará patente durante el transcurso de esta serie de intriga de Netflix y el bombardeo constante de flashbacks no hará sino remarcar que la tragedia es el eje sobre el que bailan el resto de marionetas de la familia. Cada capítulo de los ocho que la conforman estará dedicado, salvo excepción, a los días posteriores a la desaparición de Jenny Delaney y su novio Chris Chahal. Ésa será la trama principal sobre la que se irán liberando diferentes subtramas que afectarán a los vecinos de la comunidad y que terminarán confluyendo en un gran colofón final... o un intento de ello.

Es francamente desesperante ver cómo la desaparición de dos jóvenes queda supeditada a unas acusaciones sin mucho fundamento contra la profesora del instituto del barrio. El relato exige forzosamente que el padre, Tom, investigue por encima de un cuerpo de policía que parece estar allí sólo para dar unas palmaditas en la espalda. Más chocante, si cabe, cuando la oficial al mando es amante de nuestro protagonista, pero ni está, ni se la espera. No investigan, no se interesan y ni siquiera preguntan, pese a estar a su lado constantemente.

Cuando la policía decide estar más interesada en seguir el rastro de una aparente travesura juvenil contra una profesora que, pese a conllevar una acusación grave, no parece prioritario a la desaparición de dos jóvenes, nos hace sospechar que hay una fuerza externa al relato que obliga a prestar más interés a esa vía de investigación para su posterior relación con las desapariciones. Trampas que, narrativamente, perjudican el desarrollo y la credibilidad de la trama, y que nos hacen preguntarnos cuáles son las pretensiones de Safe.

Su gran atractivo, sin embargo, es el regreso de Michael C. Hall a un papel de protagonista absoluto en una ficción de la pequeña pantalla. Una premisa que cae en saco roto, porque su interpretación no hace brillar al padre atormentado que redescubre a su mujer, a sus hijas y a sí mismo. Es más Dexter Morgan que Tom Delaney, con una preocupación tan superficial que, a la sombra del papel de su carrera hasta la fecha, parece difícil de aparcar. En su contra, además, juega una dirección actoral que obliga a su personaje a sonreír impasible durante una actuación del coro cuatro días después de la desaparición de su hija.

Nadie es quien dice ser.

Todos los personajes que guardan relación con el misterio son egoístas empedernidos. Prefieren ocultar información sobre la vida de una menor a un padre preocupado por motivos estrictamente personales que no parecen equilibrar la balanza. Y, cuando éste pregunta por segunda vez, siempre obtiene una confesión. La investigación se resuelve mediante diálogos. Uno tras otro y capítulo tras capítulo se repite el mismo esquema: un personaje esconde algo de información sobre Jenny, decide guardársela por motivos de escaso peso y Tom llega para presionarles hasta averiguarlo. Acto seguido, desaparecen de la trama. Y vuelta a empezar.

Safe trata de transmitir un tono serio, centrado en una investigación pretendidamente dramática, pero a veces se permite pequeños destellos de comedia negra cuando la pantalla sigue a la adinerada familia Marshall; una especie de clan de las Kardashian que, de hecho, es más divertida que la propia investigación principal. Los diálogos del cabeza de familia, Jojo Marshall (Nigel Lindsay), son estúpidamente divertidos, pero si la evolución de los acontecimientos parecía indicar una despreocupación que tampoco salva la interpretación de Michael C. Hall, estas escenas hunden su interés un poco más en el fango.

La ejecución es sobria, incluso elegante, pero Safe es poco imaginativa y menos apasionante. Todos los nudos que parecen ser prometedores acaban convirtiéndose en una revelación poco interesante y, como decíamos unas líneas atrás, los pasos de la investigación son tan repetitivos que acaban siendo agotadores. A pesar de ello, la serie de Netflix puede tener su público. No es un enrevesado rompecabezas con giros que nos rompan la mandíbula, ni pretende serlo. Prefiere apostar por la sobriedad, dejando un thriller criminal que consigue enmascarar algunas de las pistas que servirán como cumplidos en su resolución. Fácil de digerir y fácil de olvidar.