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Crítica de A Silent Voice, basada en el manga de Yoshitoki Oima

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Crítica A Silent Voice
Crítica de A Silent Voice, la película basada en el manga de Yoshitoki Oima y dirigida por Naoko Yamada. En cines a partir de marzo de 2018 gracias a Selecta Visión.

Hoy llega a carteleras esta preciosa película que no deberíais dejar pasar. Tuvimos ocasión de verla en el Festival de Cine de Sitges y no tenéis excusa para no disfrutarla en pantalla grande.

TEXTO ORIGINAL: Pocas veces tienes una ventana tan certera para lanzarle un mensaje a la juventud de los que merecen la pena. En tantas y tantas ocasiones he escuchado salvajadas acerca del efecto pernicioso del manganime que me gustaría ver a más de dos después de visionar A Silent Voice (Una voz silenciosa), que aprovecha su formato como perfecto vehículo para alambicar un relato repleto de capas del que sale un debate provechoso y una reflexión profunda acerca de cómo nos relacionamos con los demás y cuál es nuestro papel ante una situación difícil.

"A Silent Voice" (Koe no Katachi) comenzó en las páginas de la revista Weekly Shōnen Magazine (Kodansha) en agosto de 2013 y finalizó en noviembre del año siguiente. En total, esta historia, que se puede encontrar en castellano bajo el sello de la editorial Milky Way Ediciones, se compone de siete volúmenes que ahora la directora y animadora Naoko Yamada ha trasladado de forma brillante a la gran pantalla.

Descubre el manga en el que se basa la película

La trama nos presenta a a Shôko Nishimiya, una niña de primaria que se traslada a un nuevo colegio. Allí sus compañeros, al descubrir que es sorda, comienzan a meterse con ella y a hacerle todo tipo de bromas pesadas. Uno de ellos es Ishida Shôya, que termina haciendo que la pequeña cambie de escuela. Años después, el propio Ishida buscará redención y tratará por todos los medios de enmendar todo el daño que hizo en el pasado.

Si se etiqueta esta película como "la que habla de bullying" será un reducción al absurdo imperdonable porque eso es solo una pequeña parte de lo que se nos cuenta a lo largo de las dos horas de metraje.

Sí, el detonante es un caso particular de acoso escolar, pero no nos limitamos a conocer cómo se siente la víctima y a que nos la presenten como a "una pobrecita" (eso sería bastante injusto) sino que somos testigos del largo plazo y cómo eso afecta a todo el mundo: a ella misma en primer lugar, a su acosador que con el tiempo se convierte en acosado, a las familias de ambos, a sus compañeros de clase entre los que hay testigos mudos, agentes activos y pasivos y también cómo impacta todo eso contra cierta pasividad institucional.

En A Silent Voice (Una voz silenciosa)todo el mundo se echa las manos a la cabeza cuando ciertas cosas salen a la luz pero, ¿nadie veía nada mientras se producían los episodios de acoso? ¿Qué protocolos hay para trabajar esto en las aulas? ¿Qué ayuda psicológica se les da a acosador y acosado y cómo lo asumen y gestionan la comunidad educativa y las familias implicadas? No se trata de buscar culpables, sino de comprender una realidad compleja que es una preocupación latente en nuestra sociedad.

¿Por qué es una película tan emocionante? En primer lugar por ese poliédrico punto de vista: la historia nos va moviendo la silla para que experimentemos la evolución personal del protagonista, pero también nos hace pasar por la piel de quienes huyen de los problemas, quienes los agravan sin saber muy bien por qué, quienes generan otros nuevos en plan efecto bola de nieve y quienes miran hacia otro lado.

Hay figuras protectoras, hay otras agresivas pero a la larga lo interesante es qué problemas desencadenan el acoso: ¿el miedo a lo diferente? ¿Una respuesta por parte del acosado que no es la que se espera? Y sobre todo qué hacemos respecto a lo ya vivido y aquí entra la parte más interesante de la película: la superación personal, la evolución y la maduración emocional.

A Silent Voice es una película que se podría trabajar en las aulas en las que se preste atención a la educación emocional a los alumnos (que deberían ser todas, por cierto). Leo con gran asombro en diversos lugares que ha molestado el hecho de que la persona que sufre este episodio de acoso sea una niña, agraciada y sorda, como dando a entender que su género, su problema auditivo y ¡ser guapa! le ponen una diana en la espalda. Esto me lleva a señalar hasta qué punto tenemos una idea preconcebida de lo que nos parece que "debe ser" el perfil de una persona que padece acoso o de la repugnante idea preconcebida de que las personas acosadas son débiles. Pues ahí va la respuesta amigos: cualquiera puede serlo, nadie lo lleva escrito en la cara. Yo que escribo, tú que me lees, seas quien seas. Una mujer, por defecto, no es débil; una mujer por el hecho de ser guapa no es más débil que una menos hermosa y una persona sorda no tiene tampoco por qué ser débil (hablo con conocimiento de causa, tengo tres familiares sordomudos que se defienden a la perfección).

Y es una vuelta de tuerca que posteriormente sea su acosador quien sea acosado: pero con un tipo de acoso que "está bien visto", que es como un castigo hacia un comportamiento inadecuado y parece legitimado en su entorno (¡da miedo!). El acoso, es acoso, parta de quien parta. A la postre, el primero que tiene que perdonarse es él a sí mismo para generar nuevas y saludables redes de amistad y dejar de sentirse desconectado del mundo (muy gráficas las tachaduras sobre los rostros de sus compañeros para mostrar esa autoestigmatización). Tela marinera todo lo que se extrae de la película y escrito a vuelapluma, que podría seguir hablando sobre este tema largo y tendido.

El guión basado en este manga nos hace ponernos además en la situación de estos niños/adolescentes/jóvenes a los que vemos evolucionar a lo largo del metraje y no pasa por alto el uso que hacen de la tecnología, de las redes sociales (aparece asimismo un caso de ciberbullying) y de su clásico catastrofismo que los empuja incluso al límite de la tentativa al suicidio. Esto está un poco fuera del alcance del entendimiento de un niño, de modo que recomiendo el visionado no en función de la edad sino de la madurez: a partir de unos 12 años aproximadamente, pero siempre en función del momento vital y del grado de sensibilidad hacia el tema.

A Silent Voice no es una película fácil y cuenta además con un arraigo cultural fortísimo, de modo que algunos códigos o usos sociales nos pueden parecer extremos o exagerados pero cuenta con otra gran virtud que es la de enarbolar el sentido del humor incluso en los momentos más dramáticos, algo que se agradece sobremanera. Apuntadla, no la perdáis de vista.

VALORACIÓN:

Una de esas películas didácticas y hermosas que indaga en cuestiones tan peliagudas como el bullying o la indefensión aprendida. De visionado obligatorio, esta emocionante historia consigue que empaticemos con muchos personajes diferentes y tiene muchas más capas de las que pudiera parecer en un principio.

LO MEJOR:

Es una cinta tan hermosa en su forma como en su fondo: habla de madurez emocional, de superación de situaciones límite y es optimista.

LO PEOR:

¿Demasiado intensa? A los adultos el típico fatalismo adolescente puede parecernos excesivo, pero ¡tenemos que recordar cómo éramos a esas edades!
Hobby

88

Muy bueno

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