Crítica de Sonic Prime, una nueva sorpresa del erizo de SEGA, esta vez en Netflix

Menuda buena racha lleva Sonic, el erizo de SEGA. Después de un videojuego de Sonic Frontiers que ha causado sensación en ventas y en la opinión de buena parte de los fans, ahora acaba de llegar a Netflix Sonic Prime, su nueva serie animada que cuenta una historia nueva... y con mucha miga.

El argumento de Sonic Prime nos muestra cómo el erizo y sus amigos, Tails, Amy, Rouge y Knuckles, se dan de bruces con un buen cataclismo cuando encuentran el Prisma Paradoxal, un extraño cristal que parece almacenar una energía capaz de hacer palidecer a las Esmeraldas del Caos.

Sin saber cómo, Sonic desaparece de Green Hill y se da de bruces con una especie de futuro distópico, donde varias versiones de Eggman / Robotik han tomado el control y sus amigos parecen amnésicos y muy cambiados incluso físicamente.

Ahora, el erizo deberá encontrar el origen del problema y buscar la forma de regresar a su mundo, con la ayuda de unas zapatillas que parecen más cargadas de energía que nunca...

Aunque, en el fondo, el argumento de esta serie de Netflix no es nada del otro jueves, es el punto de partida perfecto para desencadenar las peripecias de estos personajes, pues Sonic encuentra montones de enemigos a los que derrotar a toda velocidad, pistas de aceleración, loopings...

Y es que, si en algo destaca esta serie frente a otras más fallidas como Sonic Boom, es en su endiablada velocidad. Hay muchísimas secuencias de acción y todas van como un tiro, a toda velocidad. Parece que por fin han entendido el verdadero enfoque del personaje.

Porque sí, hay momentos de confusión, de profusión de la amistad, quizá de un pelín de drama... pero aquí sobre todo hay adrenalina, gracias a la batuta como showrunners del colectivo Man of Action, responsable de Ben 10 o de Ultimate Spider-man.

Por supuesto, también tenemos bastante humor, que bebe un poco de los cómics que tanto pirran a los británicos y americanos, así como de la serie original de Las aventuras de Sonic, el erizo. En cualquier caso, nunca se hace pesado y, si acaso, contribuye a forjar mejor la noción de que Sonic es un poco cabra loca.

Gracias a ese humor también encontramos algunos diseños de personajes de lo más divertidos, como esas variantes de Eggman que incluyen un adolescente pasota o un abuelo chocho.

Y es que en esta ocasión (repetimos, frente al espanto que fue Sonic Boom en ese sentido) sí se ha acertado con unos diseños que se basan mucho en los cánones actuales de los videojuegos, pero dando una expresividad propia a los protagonistas. Hay otros matices sobre sus diseños que mejor no desvelamos para que vayáis descubriendo la trama.

Por cierto, hay que decir que, aunque en la versión original se ha cambiado a varios actores, la versión castellana mantiene a las voces más características, como Ángel de Gracia en el rol de Sonic o Francesc Belda como Robotnik.

En cualquier caso, está claro que la serie va destinada a un público juvenil, pero los seguidores más talluditos también encontrarán incentivos para verla, especialmente por esa estética tan vertiginosa (con algunos planos angulares muy extremos y efectos de montaje muy curiosos) y por cómo bucea en una faceta "multiversal" del lore de Sonic que no se había explotado mucho.

Hablando de eso, hay algunas referencias más internas a los videojuegos, como los códigos de ciertos teclados, efectos de sonido muy cómicos o incluso algunos momentos de pixel art que... ¡demonios, deberían prodigarse más!

Esta primera temporada consta de 8 episodios y, salvo el primero que es bastante más largo, el resto se ven casi tan rápido como hacer un loop-de-loop, pues apenas duran 25 minutos. 

No todos son igual de redondos y es cierto que se abusa del avanzar y retroceder en el tiempo... pero el conjunto funciona muy bien.

Tanto es así, que Sonic Prime consigue que interesen no solo su carismático protagonista, sino todos sus protagonistas casi por igual. Bueno, todos, no. Big the Cat sigue siendo un sosainas de cuidado. Si os van las emociones fuertes como un chilli-dog, en esta serie de Netflix tenéis munición de la buena.