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Crítica de Star Trek: Picard - El final ha llegado en la temporada 3

Star Trek: Picard - Temporada 3

La temporada 3 de Star Trek: Picard supone la culminación de toda la serie. La saga cierra una historia con una intensidad emocional y dramática muy elevada.

La vida es un viaje, ¿verdad? A veces, se nos complica más de la cuenta. Perdemos el equipaje, no nos montamos en el tren que deberíamos, nos sentimos extraviados, descubrimos nuevos paisajes, hacemos nuevos amigos. Duele. La vida duele muchísimo, más que ninguna otra cosa. Pero es sorprendentemente reconfortante seguir en pie.

En la última escena de Bojack Horseman, el protagonista dice: "La vida es una mierda y luego se acaba". Diane, una periodista y escritora que sufre depresión crónica, replica. "Sí, la vida es una mierda. Pero, a veces, hay que seguir viviendo".

Star Trek: Picard llega a su final con la tercera temporada, pero la saga de ciencia ficción está más viva que nunca. Lleva viviendo con nosotros más años de los que algunos somos capaces de recordar. Y, de una manera asombrosa, ha conseguido mantenerse vigente como un estandarte del género, reinventándose y respetándose a sí misma simultáneamente.

La primera temporada de la serie fue una especie de estudio de personaje verdaderamente conmovedor, todo gracias a la magnífica caracterización e interpretación de Patrick Stewart. Una forma extraordinariamente dramática de traer al presente a un personaje del pasado, y con una tonalidad que erizaba la piel.

Por otro lado, la segunda temporada de Star Trek: Picard puso la directa y nos sumergió de lleno en un material narrativo de ciencia ficción tan manido y magnético como los viajes en el tiempo. Una forma de ir cuadrando el círculo con un elemento de ficción que funciona y funcionará mientras el audiovisual tenga vida.

Sin embargo, una de las mayores fortalezas del final de la segunda temporada corría el riesgo de convertirse en una desventaja de cara a la tercera y última entrega. Esa fortaleza era la autoaceptación del propio Picard y su liberación emocional, abrazando el hecho de que se permitía amar, se perdonaba a sí mismo todos sus “pecados”.

Pese a todo, la temporada 3 de Star Trek: Picard no ha desdibujado al personaje protagonista de Patrick Stewart para permitirse tener nuevamente un conflicto emocional y trabajarlo durante toda la aventura. Todo lo contrario. Ha cogido las mayores virtudes narrativas de la segunda temporada y se ha fortalecido en torno a ellas.

Star Trek: Picard ha sido un producto ‘trekkie’ a medio camino entre las aventuras clásicas de ciencia ficción y la exploración del drama humano. La Humanidad —con mayúsculas— ha sido parte integral de la serie desde el primer fotograma, y ha permitido profundizar en todas aquellas cuestiones que nos convierten a nosotros en un animal tan particular.

El amor, la amistad, la pérdida, el dolor. La ciencia ficción no son solo batallitas y grandes secuencias de acción. Las grandes historias de este género han explorado inquietudes estrechamente relacionadas con nuestro día a día, y se han basado en grado sumo en experiencias reales que han ido retorciendo a voluntad para adaptarse a un entorno y una estética determinados.

Todo lo que ha funcionado en Star Trek: Picard se ha llevado a la tercera temporada con un respeto y una honestidad asombrosos. No te da la sensación de estar delante de un viraje en medio del camino, ese viaje que hemos mencionado al principio. Los personajes han hecho sus elecciones y han pagado las consecuencias, pero se sienten parte de un “todo”.

Esta serie no ha funcionado como un clásico procedimental como sí lo hacían las entregas anteriores, hijas de su tiempo. Star Trek: Picard es una serie de Star Trek, sí, pero también es una producción moderna, autoconsciente del nuevo público que compone el espectro televisivo, cuya exigencia es mucho mayor que lo era antaño.

En ese sentido, creo que Star Trek: Picard nos ha dado una serie redonda. Es un viaje de principio a fin, en la piel del personaje de Patrick Stewart, pero también de todos los que nos rodean. Porque la vida también es eso: nosotros y el mundo, nuestra relación con el entorno. Una vida entre muchas vidas.

Definitivamente, Star Trek: Picard ha sido una experiencia muy gratificante. Incluso los menos amantes de la saga, si le dan una oportunidad, van a descubrir una historia de ciencia ficción llena de humanidad, con un corazón enorme y unas interpretaciones sorprendentes.

Picard nos deja, sí, pero nosotros seguiremos aquí, esperando que Star Trek siga viviendo y dándonos historias que merezcan la pena, como ésta.

VALORACIÓN:

Star Trek jubila a Picard con una tercera temporada que mantiene la línea narrativa y tonal de los personajes, y sigue centrándose en los aspectos más humanos para desarrollar su historia de ciencia ficción.

LO MEJOR:

La coherencia. La serie mantiene el tono sin desdibujar a los personajes.

LO PEOR:

Nos vamos a quedar con ganas de más.
Hobby

80

Muy bueno

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