Crítica de Thor: Love and Thunder CON SPOILERS

Thor: Love and Thunder llega a la cartelera y lo hace pisando fuerte, esperando que el Mjölnir golpee fuerte en la taquilla puesto que no tiene competencia que le haga sombra a la nueva travesura vikinga liderada por Taika Waititi.

Lo primero que tenemos que decir es que es una película muy entretenida, divertida y con momentos épicos, aunque su fuerte no son las secuencias de acción.

Las hay, por supuesto, así como una ingente cantidad de efectos digitales implicados, pero es una aventura bastante episódica que comienza y termina con un villano puntual que lo pone todo patas arriba... y que le va a cambiar la vida a Thor como no espera.

Como ya avanzó en su día la sinopsis oficial de Thor: Love and Thunder, conocemos a Gorr, un hombre devoto que, traicionado por su Dios, toma la firme decisión de acabar con todas las deidades recibiendo el sobrenombre de Carnicero de los Dioses (God Butcher) y sembrando el caos por el Universo. Korg y Thor se separan entonces de los Guardianes de la galaxia para buscar ayuda.

En su ataque más imprevisto, Gorr se dirige a Nuevo Asgard, donde la reina Valkiria detenta el poder y ha recibido la inesperada ayuda de la Poderosa Thor, la identidad que adopta Jane Foster cuando empuña el antiguo Mjölnir hecho pedazos del hijo de Odín.

Qué esperar de Thor: Love and Thunder, la nueva locura psicodélica de Taika Waititi

Gorr golpea con fuerza al secuestrar a los niños asgardianos, algo que impulsará a los héroes a dirigirse a Ciudad Omnipotencia, el reino de Zeus, para pedirle que reclute un ejército con el que hacer frente al enajenado Carnicero de los Dioses.

¡A partir de aquí te internas en territorio spoiler! Si sigues leyendo que sea teniendo claro que vamos a destripar algunos de los puntos clave de Thor: Love and Thunder, aunque sin reventar el final, que para eso está el cine. Si te interesa, puedes leer en qué consisten las escenas postcréditos aquí, lo que te permitirá comprender el puzle y atar cabos sobre el desenlace.

El error de base: la construcción del villano

Christian Bale es un excelente actor al que toda una carrera de papeles espléndidos respalda: de El maquinista a El caballero oscuro o la más reciente Le Mans '66, así que está fuera de toda duda que hace un gran trabajo interpretando a Gorr. Diríamos que para él es pan comido repasando algunos de los complejos personajes que ha llegado a abordar.

Sus motivaciones como Gorr son claras y sencillas: su hija muere a pesar de sus plegarias y cuando se enfrenta a la soberbia de su Dios, un opulento gigante envanecido en su autocomplacencia, solo puede empuñar la Necroespada y acabar con él.

Presa de su embrujo, se decidirá a limpiar el universo entero de dioses hedonistas y caprichosos pero sus planes parecen ir más allá: si consigue hacerse con Stormbreaker podría abrir el portal mágico de Eternidad, un lugar donde podrá pedir el deseo que se le antoje. Y de momento no es otro que acabar de un plumazo con los dioses, en lugar de masacrarlos trabajosamente uno a uno.

Se entiende el por qué de las acciones de Gorr, pero no que se muestre como un "asustaniños". Tengamos en cuenta que era un protector y cariñoso padre y que la muerte de su hija lo deja devastado... ¿por qué comportarse así justo con las víctimas más inocentes?

Thor consigue comunicarse con los pequeños asgardianos gracias al hijo de Heimdall, pero Gorr les visita para angustiarlos y tenerlos amedrentados. Pero en realidad, se entiende que no quiere hacerles daño y que son un cebo para conseguir su objetivo, así que... eso sobra.

Y esto nos lleva a la delirante secuencia en la que se produce un enfrentamiento entre sus hordas de monstruos salidos de las sombras y los niños empoderados por los rayos que Thor les cede (de forma limitada)... ¿A que al final sí que quería hacerles daño? ¿Pero para qué?

A pesar de que Thor: Love and Thunder es una película refrescante, multicolor y de sabor tutti frutti (un poco de romance, un poco de drama, un poco de nostalgia, un poco de acción y muchos toppings de humor absurdo) no puede evitar caer en el TOPICAZO: el amor nos salvará.

Está bien en el sentido de que al final es una película más familiar y blanca de lo que fueron las anteriores, pero está algo manido ya el concepto. Vamos, que a nadie va a cambiarle la vida, y desde luego, poco o nada afectará al UCM, más allá de lo que revelan las escenas postcréditos. Veredicto: para pasar un buen rato dejándose llevar pero irrelevante para el conjunto.

¿Pero es una mala película?

No, ni mucho menos: como decimos, es un gran entretenimiento pasajero. Tiene momentos hilarantes y ambiciones estéticas a lo que hay que añadir una interesante evolución emocional de los personajes que la mayor parte de las veces se explota desde el humor.

Hemsworth ya ha dejado claro que es un tipo con habilidades para la comedia y no solo un atractivo modelo musculado... Tenemos como pruebas Las cazafantasmas, Spiderhead y ya en Ragnarok apuntaba maneras también y ahora, sencillamente, se nota que se lo pasa bien.

Natalie Portman luce estupenda como Poderosa Thor aunque da la sensación de estar bastante desaprovechada como actriz. En cualquier caso, mola verla ataviada como una guerrera vikinga poderosa y chispeante y se aprecia el trabajo físico detrás de la cámara para estar a la altura de sus compañeros Hemsworth y Thompson.

Y hablando de Valkiria, tenemos al personaje más desdibujado que nunca. Parece aburrida de sus tareas de reina, aunque le gusta ejercer el cargo y se antoja más perdida que de costumbre, pero mola mucho verla compartiendo compañerismo con Jane Foster (genial el momento altavoz portátil).

Los cameos funcionan y el sentido del humor, a veces también. Waititi no puede evitar hacerse demasiado protagonista por medio de Korg y alarga demasiado algunos gags, cargándose el ritmo de la película. Los cortes en la sala de montaje también son bruscos así que aunque hay muchos motivos para disfrutar de Thor: Love and Thunder también los hay para tirarle de las orejas a Taika.

La buena noticia es que nos propone un viaje lleno de color que apetece ahora en verano: no es una película para devanarse los sesos y a pesar de sus momentos dramáticos, evita meterte los dedos en los ojos.

El sello de autor sigue siendo potente, pero tiene que empezar a tener cuidado de no fagocitar sus proyectos o terminará autoboicoteándose... tiende a repetirse o alargarse de forma innecesaria. En otras palabras: media hora menos de metraje y unos cuantos menos balidos de las cabras gigantes podrían haber cumplido mejor con la tarea de mantenernos entretenidos echando unas risas.