Crítica de Todos mienten, la nueva serie de misterio de Movistar+ creada y dirigida por Pau Freixas

Movistar+, en colaboración con Filmax, lanza el 28 de enero la serie Todos mienten, una ficción compuesta por seis episodios de aproximadamente una hora de duración a lo largo de los cuales se le plantea a la audiencia un misterio a resolver al más puro estilo whodunit. Aquí en lugar de un cuarto cerrado tenemos a la lista de sospechosos encapsulada en una urbanización de lujo.

Escrita y dirigida por Pau Freixas (Sé quién eres) cuenta con un multitudinario reparto que hace de este thriller una obra muy coral: Irene Arcos, Lucas Nabor, Natalia Verbeke, Miren Ibarguren, Leonardo Sbaraglia, Juan Diego Botto, Ernesto Alterio, Eva Santolaria, Amaia Salamanca y Jorge Bosch, entre otros, componen el plantel principal.

La historia nos desplaza al complejo residencial de Belmonte, un vecindario compuesto por gente adinerada que vive despreocupada aunque también algo aislada del resto de la sociedad. De alguna forma, forman un microcosmos en el que lo que hace cada uno de ellos impacta de lleno en los demás y donde además la hipocresía y las apariencias son el pan nuestro de cada día.

En este marco (supuestamente) idílico de convivencia, se produce un crimen incomprensible cuyo origen parece ser un vídeo subido a Internet en el que se ve a una mujer adulta manteniendo relaciones sexuales con el hijo de su mejor amiga.

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Este suceso hace que estallen diversos conflictos y que se pongan de manifiesto todas las miserias de la comunidad: amigas que se odian, hijos con vidas secretas, infidelidades inesperadas, matrimonios en crisis de larga duración y, por supuesto, un asesinato cuyo perpetrador será difícil encontrar, dado que, de forma recurrente, como el título propone, todos mienten.

Y no hay una única razón para ello: hay quien recurre a la farsa para tapar sus faltas, pero también quien lo hace para protegerse de un pasado traumático o para encubrir a otra persona. La cuestión es que la muerte violenta de Iván, el joven del vídeo, sacudirá los cimientos de la convivencia y desatará una cadena de consecuencias impredecibles con un final inesperado.

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Todos mienten - Galería de imágenes I (8 imágenes)

Antes de entrar en materia para analizar el contenido, es importante que hablemos de las formas porque Todos mienten tiene algunos problemas de base a nivel técnico que pueden llegar a resultar algo desesperantes para quienes estén acostumbrados a ciertos estándares de calidad: el sonido es muy mejorable y la dirección de actores, decididamente muy mala.

Para empezar los secundarios se comen a la protagonista Irene Arcos (El embarcadero) a la que el papel protagonista le viene muy grande.

Pero es que además, si tenemos en cuenta la solvencia contrastada del reparto y lo acostumbrados que estamos a ver a estos intérpretes en papeles variados que ponen a prueba su versatilidad enseguida caemos en la cuenta de que aquí no están bien guiados para conseguir una atmósfera inquietante ni para defender sus diálogos en condiciones.

Y es que Todos mienten no consigue encontrar el tono hasta, quizás, el último episodio de resolución en el que, por fin, después de dar muchísimas vueltas sobre los sucesos de la noche del crimen, encaja las piezas. Entre tanto encontramos momentos de humor negro, algo de drama familiar y más de un giro de guión que casa regular con el planteamiento de los personajes y sus objetivos.

En principio la mezcla de géneros no tiene por qué ser un handicap, todo lo contrario. Se suele agradecer en este tipo de historias un cierto alivio cómico o capas de subtexto en las que se enriquezca la trama con denuncias sociales pero el problema es que todo eso no está bien ligado y macerado para que conforme un todo coherente. 

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Todos mienten - Galería de imágenes II (10 imágenes)

En pocas palabras, Todos mienten es una serie a la que hay que echarle mucha paciencia para reponerse a las interpretaciones mediocres, las decisiones absurdas de los personajes, las salidas de tono del guión y el montaje, más bien repetitivo.

Ojo, porque aunque la ejecución es tan irregular, prácticamente todos los intérpretes se las apañan para tener un momento en el que brillar y demostrar su talento. Sorprenden algunos soliloquios reveladores y también ciertas secuencias en las que solo las tablas podrían salvar lo que sucede en pantalla.

En el lado de lo incontestable y lo preciso encontramos la banda sonora excepcional de Arnau Bataller (Way Down)que sí parece tener claro que es el misterio el que tiene que guiar la historia y le aporta mucha textura a las imágenes.

A ello podemos unir también una mirada algo más adulta y seria hacia el tema del abuso de menores y las consecuencias a largo plazo que pueden dejar las relaciones asimétricas. ¿Fue Iván víctima de una relación abusiva o más bien se comportó como un acosador? ¿A qué edad es permisible el consentimiento para tener relaciones con un adulto? ¿Puede repararse el daño psicológico?

Todos mienten le dedica un tiempo precioso a todas estas cuestiones, nada sencillas de contestar y que sabe a poco pero, por fortuna, vienen a darle algo de tridimensionalidad a una historia por lo demás bastante plana y demasiado alargada.